El próximo 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y dicha fecha ha sido la elegida por Marvel Studios para estrenar a nivel mundial la película de Ms. Marvel, perdón, Captain Marvel: La primera cinta de la compañía protagonizada en solitario por una mujer y que parece estar destinada a seguir la estela, e incluso superar, a la notable primera entrega de Wonder Woman de DC Comics.
Por otra parte, y desde hace muchos años, siempre que hay algún estreno de una película Marvelita, desde Panini Comics (aunque Planeta también lo hacía antes) nos ofrecen un buen número de reediciones y lanzamientos protagonizados por el personaje de turno. En el caso de Carol Danvers tenemos la oportunidad de leer la etapa inédita de la etapa de Kelly Sue Deconnick, pasando por la miniserie “La vida de la Capitán Marvel” ilustrada por Carlos Pacheco, o la obra que nos ocupa: la recuperación íntegra de la colección original de Ms. Marvel, un cómic que hasta el momento no se había publicado completo y a color en España y cuya edición previa data de los tiempos de Vértice.
Estamos ante una obra que comenzó a publicarse hace más de 40 años y que debe ser leída como tal, entrando en el juego y sabiendo contextualizar el momento histórico que le tocó vivir. Ms. Marvel fue una de las primeras series regulares de La Casa de las Ideas que tuvo una duración considerable. Antes ya habían pasado otros intentos con personajes como Millie The Model, Shanna, Hellcat o Night Nurse. Pero meritorio fue el intento de la compañía por lanzar a la primera superheroína de la historia.
Carol Danvers ya llevaba tiempo deambulando por las colecciones de la compañía, donde ya había demostrado ser una mujer por encima de la media y con un carácter fuerte. Además, en la época en queqfue fue lanzada se vivía toda una ola a favor del feminismo en Estados Unidos, hecho que fue aprovechado por Marvel, que le encargó la creación de la colección a Gerry Conway.
¡Esta chica sabe defenderse! ¡Esta chica contraataca! ¡La primera feminista! ¡La nueva sensación de Marvel! Todas estas proclamas aparecían en las diferentes portadas de la colección, cuya declaración de intenciones comenzaba con el título de la serie: Ms. Marvel, no Miss o Mrs. Lo cierto es que Gerry Conway reconoce que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y no sabe si era muy feminista o no, por lo que incluso llegó a pedir perdón por su trabajo. Su sustituto fue Chris Claremont, un guionista que ya había demostrado y demostraría que es capaz de representar a los personajes femeninos con fuerza, con determinación y con una personalidad que no rechinase con todos los tópicos del género, donde la mayoría de las veces acababan siendo personajes floreros o víctimas de secuestro del supervillano de turno. Jean Grey, Tormenta o Kitty Pryde abalan el trabajo del escritor.
De hecho, Chris Claremont incorpora varios pesonajes femeninos a la serie como son Grito de Muerte y Mística, dos villanas que logran poner en jaque a Carol con la misma eficacia que muchos malosos masculinos. Fue una pena que la serie durase tan poco porque a buen seguro que habríamos tenido muchos más, aunque si leéis el tomo, cosa a la que os animo encarecidamente, fliparéis con un final bastante psicodélico.
Ahora bien, en Ms. Marvel (que recordemos empezó a publicarse en 1977) el feminismo es representado como una respuesta al machismo sin profundizar mucho más. Durante las 500 páginas de este volumen omnigold veremos muchas escenas en las que, ya sea el Escorpión, el Centurión, Tiburón Tigre o M.O.D.O.K hacen de menos a Carol Danvers por el mero hecho de ser portadora del cromosoma XX, mediante insultos machistas, piropos inapropiados o prejuzgando su nivel de poder. La respuesta de Carol a esto será darles de mamporros hasta en el carnet de identidad.
Este aspecto queda mucho más logrado cuando vemos algunos de los momentos cotidianos de Carol en los que una persona como ella deberá destacar en un mundo de hombres, ya sea plantándole cara a Jonah Jameson (que no para de interferir en cómo debe llevar la revista Woman de la que es encargada), o bien en los flashbacks que muestran cómo su padre la educó para que su único cometido en la vida fuera buscar un buen marido.
En lo referente al tono de la colección, estamos ante una colección de superhéroes de corte clásico y que se lee con bastante soltura. En ella vemos a una Carol Danvers y cómo es su relación con su alter ego: una relación especialmente complicada porque al comienzo funciona como un desdoblamiento de personalidad con dos partes que ignoran por completo la existencia de la otra. Quizás se abusa demasiado del recurso del flashback para ir contándonos cómo Carol llegó a ser Ms. Marvel.
Al principio la colección bebía demasiado de las cabeceras de Spider-Man, incluso Conway trató de hacer de Mary Jane Watson la mejor amiga de Carol, con una protagonista incapaz de compaginar su vida laboral y personal con la de superheroína, pero poco a poco se va desligando, y la serie de Ms. Marvel se va convirtiendo en todo un Tour de Force que llevará a la Coronel Danvers a viajar a las profundidades del espacio y al fondo del océano, se enfrentará también a un pueblo de hombres lagarto, a una guerra civil en IMA o luchará codo con codo con los Vengadores. Una declaración de intenciones que puede traducirse en todo vale y no hay reto pequeño para la genial Ms. Marvel. Aunque hay que avisar que en esta primigenia interpretación, Carol solo podía volar y tenía fuerza sobrehumana, lo de los rayos de energía estaba todavía por llegar.
Por otra parte, el nivel artístico de la serie es de primer orden con los lápices de John Buscema, Jim Mooney o colaboraciones estelares como la de Carmine Infantino: Maestros artesanos de Marvel en estado puro que le dan un acabado sensacional a cada número.
El tomo se completa con una serie de artículos muy interesantes que hablan de todos los detalles de la génesis de la colección y del trasfondo de la serie. Hay bocetos, portadas, ilustraciones promocionales del lanzamiento… un poco de todo que hará las delicias de los que gustamos de este tipo de contenidos.
