Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Monolith de Recchioni, Uzzeo y LRNZ

Monolith de Recchioni, Uzzeo y LRNZ
Guion
Roberto Recchioni y Mauro Uzzeo
Dibujo
Lorenzo Ceccotti
Formato
Cartoné. 192 páginas. Color
Precio
20€
Editorial
Panini Cómics . 2018
Edición original
Monolith (Sergio Bonelli Editore)

Vivimos unos días en los que es común que el mercado del cómic mire al cine. Marvel y DC arrasan en taquilla y con la llamada edad de oro de las series, no son pocos los títulos que han saltado de las viñetas a la pantalla. Monolith es sin embargo un caso curioso por varios motivos. El primero es su país de procedencia, Italia. Monolith nos llega a través de Panini, pero procedente de Sergio Bonelli Editore. El segundo es que el camino que ha recorrido no ha sido el habitual, sino que la idea de Roberto Recchioni desde el principio comenzó a desarrollarse paralelamente en cómic y en una película para Sky, que permanece inédita en España.

Monolith

Monolith es el nombre del supercochazo que lo tiene absolutamente todo, un tanque inteligente vendido como sinónimo de seguridad y amor familiar. Sin embargo, la cosa empieza en un momento crítico para el amor familiar. Sandra decide coger a su hijo David y abandonar la casa que comparte con su marido, por quien se siente controlada. Empezará así su viaje de autoconocimiento a bordo del coche más seguro del mundo, tan seguro que cuando las circunstancias ponen a Sandra fuera del coche y a David dentro debatiéndose entre la vida y la muerte, el Monolith será una fortaleza impenetrable.

La verdad es que la premisa de Recchioni es realmente potente y tanto éste como el coguionista Mauro Uzzeo, veteranos de la editorial Bonelli, dejan caer en Monolith cantidad de ideas llenas de posibilidades. Se nos plantean preguntas sobre la seguridad excesiva, sobre la libertad descontrolada, la familia, el individuo y, claro, la eterna cuestión del hombre contra la máquina. Muchas veces ni siquiera tenemos un posicionamiento claro ni una respuesta rotunda, pero es al fin y al cabo la misión de la ciencia ficción. Las referencias más obvias pueden ser películas como Christine y El diablo sobre ruedas, pero por usar una correspondencia más actual, Monolith podría ser perfectamente un capítulo de Black Mirror. El tono de ciencia ficción cercana, así como las reflexiones sobre los cambios sociales derivados de la tecnología conformarían como en ésta el tronco central de la historia.

Monolith

Para la sección gráfica de Monolith, LRNZ, alias tras el que se encuentra Lorenzo Cecotti, es el elegido. LRNZ es un dibujante espectacular con amplia experiencia en concept art e ilustración.

Total, que Monolith parte de una gran idea trabajada por un equipo de profesionales experimentados y ampliamente capacitados… ¿Por qué entonces no tenemos en Monolith el tebeo memorable que podía haber salido?

Básicamente tenemos en este cómic unas pocas decisiones que deslucen todo el resultado final. La ambigüedad con la que no es presentada Sandra en un primer momento hace dudar de quién tiene la culpa de la crisis de su matrimonio. A medida que la historia crece queda cada vez más patente el motivo por el que los autores no quieren que nos identifiquemos con nuestra protagonista, pero más allá del peligro que corre David no existe ningún punto de implicación del lector con la historia.

Monolith

En el mismo sentido funciona el dibujo de LRNZ. No hay más que ver lo hábilmente que cambia de registro gráfico o la potencia de sus bocetos para darse cuenta de que estamos ante una elección de registro equivocada. No hay duda de que sus estética a base de color directo sin línea desborda virtuosismo, pero la falta de línea resta fuerza a sus personajes. El tratamiento de aquellos con quienes debemos vivir la historia no dista en exceso del que utiliza en los fondos, aumentando aún más la sensación de lejanía con los personajes. Hablo de elección equivocada dado que hay varios experimentos a lo largo de las páginas de Monolith que demuestran que es perfectamente capaz de un estilo más visceral y sobrecogedor. Sin embargo, por contraste con la línea principal de dibujo estos experimentos quedan un tanto deslucidos, como forzados y de encargo, con lo que, por más hallazgos gráficos y narrativos que veamos en Monolith (sobre todo en su segunda mitad) el resultado final no contribuye a atenuar la distancia que el propio guión nos causa.

Uno más uno no siempre son dos y puede ser que en el caso de Monolith sea dos, pero con el material de partida y la calidad de sus autores podría haber sido tres, cuatro o qué sé yo. Estamos ante un tebeo que lo tiene todo… excepto pasión.