Es la hora de las tortas!!!

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Marvel Saga El Castigador 2: En El Principio

Garth Ennis es un autor con dos caras. Por un lado, tenemos al gamberro provocador, escatológico y superficial. El del humor de sal gorda, el que en Predicador te saca a Jesse Custer y a Cassidy haciendo un calvo. El del vampiro gritando “enséñame las tetas”. El que pone como villano en Marvel Knights: Punisher a un ruso con unos enormes atributos mamarios. El de la prostituta con superpoderes en The Pro. Pero hay otro Garth Ennis. Igualmente violento en sus planteamientos, pero mucho más adulto. Es una versión del autor que en lugar de buscar la risa fácil, lo que hace es revolverte las tripas. Es el que encontramos en los War Story de Vertigo y en su continuación espiritual, Battlefields. El de la etapa más reconocida de Hellblazer. El de la versión definitiva del Castigador, la editada bajo el sello MAX.

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El cazador se convierte en cazado en una saga que trae devuelta a Micro, el antiguo socio de Punisher… ¡Que ahora quiere acabar con él! Pero antes, está dispuesto a hacerle una oferta que Frank Castle no podrá rechazar.

La primera vez que se editó esta obra, en la línea 100% Marvel y hace ya más de diez años, no me acerqué a ella. Así como la versión madura del guionista me resulta uno de los autores más interesantes del mercado, su faceta más gamberra, la de humor de borrachera, me cansa. Digamos que no está hecha para mí. Y una nueva serie del Castigador guionizada por el mismo tipo que ya me había aburrido haciendo lo mismo… no tenía mucho sentido darle una nueva oportunidad. Pero pasan los meses, van saliendo más tomos y en mi entorno se va corriendo la voz de que es la serie del momento. Que debería probar con ella. Y con más ganas de que dejaran de darme la tabarra con el tema que con verdadero interés, me compré el primer tomo. Y la boca se me quedó abierta. Y fui a por el segundo. Y a por el tercero. Pero cuando fui a por el cuarto, ya estaba descatalogado. Y esperando una reimpresión que nunca llegó, la serie cayó en el olvido.

Y hace unos meses, Panini anuncia la línea Marvel Saga y la serie MAX del Castigador está en el plan editorial. Ah, ahora sí que no se me escapa. Y tenemos ahora una edición lujosa en tapa dura, como la que se merece un producto de tan alta calidad como éste. Empezó en agosto, con Nacimiento, el origen del personaje, y con periodicidad bimestral se irá recuperando la etapa completa de Garth Ennis.

¿Y qué es lo que tiene de peculiar la serie regular Max: El Castigador? La principal curiosidad es el absoluto respeto a la historia del personaje y al tiempo pasado desde entonces. Frank Castle es un veterano de Vietnam cuya familia murió en un tiroteo tras su vuelta a casa, a mediados de los setenta. Esta serie está ambientada a mediados de la primera década del S. XXI, y para entonces, Castle ya lleva treinta años convertido en El Castigador. Se acerca ya a los sesenta años y su cifra de cadáveres supera los ochocientos. Ya ha ido más alla del concepto de vigilante, incluso del de asesino en serie. A estas alturas, podríamos decir tranquilamente que Frank Castle es un terrorista. Un sociópata sin el más mínimo remordimiento por lo que hace, por lo que lleva media vida haciendo. Un personaje que nos podría recordar a una versión llevada al límite del Harry el Sucio de Clint Eastwood, actor que ha inspirado la imagen del personaje que plasma aquí Lewis LaRosa.

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A estas alturas, el Gobierno Americano ya ha tirado la toalla ante la posibilidad de atajar este problema. Así que se plantea una nueva idea. ¿Y si se le da a Frank la posibilidad de seguir en una guerra que también les beneficie a ellos? ¿Por qué no le ponemos en bandeja a monstruos con los que hay que acabar? ¿Que la CIA le suelte en territorio comprometido y que él vaya a acabar con, no sé, Bin Laden?  Para ello, hay que conseguir contactar con él, pero Castle está totalmente aislado del mundo. En su cabeza ya sólo existe su misión, esa de si eres culpable, estás muerto. Así que sólo hay una persona de su pasado a la que recurrir, y se trata de Microchip, antiguo colaborador en su guerra privada, su apoyo tecnológico y armamentístico durante los años 80. En serio, ¿a quién se le ocurrió darle un sidekick al Castigador…? Sea como sea, Micro es el último vínculo que le queda a Frank con la humanidad y hay que aprovecharlo…

Los autores

Garth Ennis no necesita presentación a estas alturas. Si tuviera que quedarme con alguna obra del autor irlandés, la versión del mismo que yo elegiría es, como ya he dicho, la más oscura, la menos humorística. Y entre sus obras de este tipo destacaría Hellblazer, serie en la que desembarcó con la saga Hábitos Peligrosos, aún hoy considerada como una de las mejores historias de John Constantine, Crossed, o cómo conseguir que las historias de zombis vuelvan a revolver las tripas después de que se hayan convertido en un chiste o en un producto mainstream y, por supuesto, ésta que posiblemente sea la mejor etapa en la historia del Castigador.

Entre sus historias más gamberras y desenfadadas, es obligatorio citar Predicador, la etapa del Castigador en el sello Marvel Knights, The Boys, la serie que era demasiado burra para DC y acabó en Dynamite, o los especiales de The Authority dedicados a Kev Hawkins.

Lewis LaRosa es un ilustrador natural de Cleveland, de estilo oscuro y crudo, que empezó su carrera en 2002, dibujando una serie limitada de tres números protagonizada por Ciudadano V, con guiones de Fabian Nicieza. Después de esta serie y de un número de la JLA de Joe Kelly, un Spectre de J.M. de Matteis y un Sojourn para Crossgen, entró por la puerta grande en MAX: Punisher desde su primer número, en la que estuvo durante su primer arco argumental completo, recogido en este tomo que nos ocupa hoy. Desde 2012 colabora regularmente con la editorial Valiant en varias de sus series, como Shadowman, Harbinger o Bloodshot.

Tim Bradstreet, el portadista, lleva trabajando en el mundo del cómic desde hace veintincinco años ya, aunque su trabajo como ilustrador no se ha limitado a este medio. Además de sus portadas para esta serie, también hizo las de Marvel Knights: Punisher y fue nominado por varios premios por las que hizo para Hellblazer. También hemos podido ver su arte en lugares tan dispersos como los Libros de Clan del JdR Vampiro: La Mascarada, carteles para la película The Punisher o en la portada del A Matter Of Life And Death de la banda inglesa Iron Maiden.

El formato

Hasta ahora no había comprado ninguna entrega de la línea Marvel Saga. No porque no me convenza, sino porque las tres obras aparecidas hasta el momento en ella, Alias de Brian M. Bendis, Marvel Knights: Daredevil y la etapa de J. M. Straczynski y posteriores en Amazing Spiderman, ya estaban en mis estanterías en su publicación original. Y mi primer contacto con ella ha sido francamente agradable.

Hay que dejar claro es que si pensamos en el añorado formato Marvel Héroes, el original, el de tomos de unas doscientas páginas por diez euros, aquí no lo vamos a encontrar. Aquél era un formato de batalla, de papel de baja calidad, correcto sin más para poder reducir precio. Marvel Saga no tiene en común con Marvel Héroes nada más que la tapa dura y un título genérico como contenedor de varias series. Pero así como Marvel Héroes editaba sagas puntuales (como El Viejo Logan o La Saga de Fénix Oscura) o partes de etapas más largas (un par de tomos del Motorista Fantasma de Howard Mackie, otro par de Los Cuatro Fantásticos de Mark Waid y Mike Wieringo…), el concepto de Marvel Saga es la recopilación íntegra de etapas completas.

Por otro lado, si nos vamos a la dimensión más puramente física del tomo, Marvel Saga es un formato claramente de lujo. Aún estando inspirado en el mencionado Marvel Héroes, el papel es de más alto gramaje, el encuadernado es impecable, las portadas quedan mucho mejor rematadas y son más elegantes que en Marvel Héroes… se nota que es un producto mucho más cuidado, hecho con más mimo. Ciertamente, hay una diferencia notable en el precio, pero estamos hablando de productos distintos para públicos distintos con objetivos distintos.

En resumen…

Esta etapa del Castigador no puede comenzar con mejor pie. Alejándose por completo del mundo superheroico que nunca le ha pegado mucho que digamos al personaje, plantea un entorno sucio, urbano, moralmente degradado, en el que Frank Castle nada como pez en el agua. Nunca antes había tenido unos autores tan inspirados, ni los ha vuelto a tener después. Podríamos decir sin temor a equivocarnos que estamos ante la etapa definitiva del personaje, y todo aquél que no la haya leído nunca o se acerque por primera vez a él tiene una magnífica ocasión para hacerlo ahora.