No se me ocurre mejor ejemplo de serie de culto que Spidergirl. Cuando en 1998 salió What if? v2 #105 USA escarbando entre los mimbres de la vapuleada saga del clon, nadie esperaba que de ahí surgiera una serie. No es que vendiera una cantidad espectacular, pero un puñado de fans acérrimos clamaron por una colección para Mayday, aquella hija de Peter Parker y Mary Jane que en la continuidad oficial había sido despachada.
De los gritos de los fans surgiría lo que iba a ser una maxiserie de 12 números que Panini recoge en este Marvel Collection Spidergirl 1 y la sorpresa llegaría cuando un nuevo clamor popular conseguía prolongarla más allá de los números iniciales e incluso dar lugar a toda una nueva línea de cómics llamada MC2 ambientada una generación en el futuro de continuidad de aquella época. Perdimos la cuenta de las veces que se anunció la cancelación de esta serie que constantemente era salvada de esa quema a la que le exponían unas ventas modestas y de la que siempre la rescataba la entusiasta pasión de sus fans. A lo tonto las aventuras de Mayday Parker llegarían a tener un volumen de nada menos que 100 números, un relanzamiento rebautizado como Amazing Spider-girl que duraría 30 entregas más y dos volúmenes de 12 y 4 números con la fórmula digital first .
Así pues, como decíamos todo parte de un What if. ¿Y si, en lugar de dar ese carpetazo chapucero que llevaron a cabo con el bebé de Peter Parker y Mary Jane a base de bandazos editoriales, hubiesen continuado adelante con la idea de traer esa niña al mundo? ¿Y si durante su adolescencia despertaran en ella poderes como los de sus padre? ¿Y si una nueva versión del célebre sentido de la responsabilidad Parker movieran a Mayday a enfundarse en las mallas arácnidas y salir a combatir el crimen en los ratos libres que le quedan al salir del instituto? ¿Cómo encajarían Peter y Mary Jane su nuevo papel de Tíos May?
La verdad es que el punto de partida resulta definitorio en esta serie. Al tratarse de un What if, numero unitario sin consecuencias, lastres ni casi supervisión, Tom DeFalco y Ron Frenz tienen un patio de recreo que nos da un número tan condensado, con tanta chicha que resulta que ahí había una serie. Al fin y al cabo esto viene a ser en muchos sentido su Amazing Fantasy 15, un número unitario en el que no se juegan nada y con libertad absoluta.
No terminan ahí los paralelismo con Spiderman. Las andanzas en el instituto, el desarrollo del sentido de la responsabilidad, la pronta aparición de los 4 Fantásticos, incluso la aparición de viejos villanos. Todo es viejo y nuevo a la vez. DeFalco se ocupa de que Mayday sea una mezcla ecuánime entre Peter y Mary Jane, con lo que no estamos ante el friki apocado y antisocial de Lee y Ditko, pero toda la mecánica con sus compañeros, con sus villanos, con sus padres, los texto de apoyo… todo respira ese Spiderman de los 60 por todos los costados.
Spiderman es un concepto que trata de repetirse cada cierto tiempo adaptado a los tiempos que toquen. Nova, Speedball, Ms. Marvel y muchos más son fruto de esa búsqueda del nuevo pelotazo adolescente, pero en el caso de Spidergirl las cosas funcionan de modo un tanto distinto. No es que se adapte el concepto a los nuevos tiempos ni creo que se trate de una idea idea para captar nuevos lectores adolescentes, sino que, pese a las novedades, se repite tal cual, con exactamente el mismo sabor que tenía Spiderman en los 60. Spidergirl se ambienta en el futuro pero el contexto se podría cambiar de época con toda tranquilidad y nada cambiaría demasiado. No olvidemos además que poco tiempo antes, Kurt Busiek nos había traído Las Historias jamás contadas de Spiderman, que demostraba que a finales de los noventa se podían contar aventuras con el aire de los 60. No es casualidad que sea Pat Olliffe el dibujante de ésta y de Spidergirl, ya que podríamos considerar de algún modo Spidergirl su sucesora.
Los adolescentes de Olliffe destilan un cierto halo de viejunez ambigua que une el futuro y la década de los sesenta y consiguen todo sea distinto para ser lo mismo. Si Spidergirl no fue gran cosa en ventas es porque es fácil adivinar por qué. El público que más la disfrutaba eran los viejos fans que veían de nuevo a ese Spiderman que habían perdido con el paso del tiempo, los viejos seguidores que probablemente fueran los más entusiastas.
Así, durante la friolera de 13 años sobrevivió Spidergirl ajena a modas, a los últimos coletazos del noventerismo, a la ola de la superproducción widescreen de los 2000, de las idas y venidas de Bill Jemas y es que puede que no fuera el colmo de la popularidad, pero este inicio en Marvel Collection Spidergirl 1 demuestra que la potencia del concepto de Stan Lee y Steve Ditko trasciende el tiempo cuando está en manos tan buenas como las de Tom DeFalco, Pat Olliffe y Ron Frenz.
