Seamos sinceros, la mayoría de vosotros conoce a Los Dalton como esos hermanos de tamaños escalonados a los que Lucky Luke frustraba todos sus planes. Pero tal vez algunos no sepáis que el cómic de Morris se inspiró en una banda de forajidos reales. Olivier Visonneau junto a nuestro Jesús Alonso Iglesias hacen una versión libre de su vida de forajidos y de cómo fue forjándose su leyenda. Una historia del Antiguo Oeste de las de toda la vida, con sus indios y vaqueros, sheriffs y asaltos a trenes.
El cómic abre con el atraco a un banco por parte de la banda de los Dalton en su Coffeyville (Kansas) natal y en pleno cliffhanger… damos un salto 5 años atrás en el tiempo cuando Robert Dalton vuelve a su casa para enterrar a su hermano Frank. Ambos son agentes de la ley y Frank ha muerto en acto de servicio. El joven Emmett quiere dedicarse a lo mismo que sus hermanos y se va con Robert. Con rápidos saltos en el tiempo, iremos viendo la evolución de los hermanos, de agentes de la ley a cómo van formando su banda de ladrones, inicialmente sumándose a la del temible Charlie «Blackfaced» Bryant, pero poco a poco añadirán a su hermano Grant y acabarán tomando el control de la banda. La obra nos muestra su historia desde ese punto hasta la disolución de la banda y un epílogo final.
Visonneau es poco conocido en nuestro país y esta es sin duda su obra más ambiciosa hasta el momento. Usa un estilo más bien periodístico, seleccionando trozos de la biografía de los hermanos y dando saltos de varios meses en el tiempo, para centrarse en los hechos biográficos más importantes, durante los cinco años en los que están centrados la obra. No obstante, retrata bastante bien a los personajes, especialmente a las mujeres: Eugenia, la pareja de Robert, una chica temperamental que no duda en seguir su camino sin dejarse llevar por las machistas normas morales de aquella época; y Julia, la eterna novia de Emmett, cuyo padre no ve con buenos ojos la relación, y que solo consentirá solidificar la relación cuando Emmett siente la cabeza y sea un hombre respetable.
Aún más atractivo resulta el trabajo de Alonso Iglesias. Si bien no es ese dibujo tan detallado y limpio del Fantasma de Gaudí, es un dibujo muy disfrutable, que da mucho peso a la expresión corporal (como buen animador que ha sido). Si en algo destaca Alonso es en narrar a través de los gestos de los personajes, aprovechando al máximo ese lenguaje no verbal, con el que agiliza y da peso a un cómic con mucha escena de diálogo en las que no hay acción. Además, se hace cargo del dibujo completo, entintando y coloreando, con una preferencia por gamas ocres que aportan el tono de historia antigua y contribuye a dar esa continua sensación de calor de los parajes casi desérticos por los que se mueven los personajes.
En definitiva, Los Dalton.
Los Dalton es una historia de vaqueros clásica. Narra la vida de una de las vandas de forajidos más conocidas de la historia americana, pero con un buen tratamiento de los personajes, un gran trabajo de caracterización (Bob el noble, el despiadado Blackfaced, el frágil Emmett, la dulce Eugenia…) y un dibujo contundente que ambienta con maestría la historia y se apoya en la capacidad expresiva que tiene el dibujante para mostrar los gestos de los personajes. Alonso Iglesias se pone a la altura de gente como Terry Moore o Juanjo Guarnido en el aprovechamiento del lenguaje no verbal para contar sus historias.
Lo mejor: El carácter casi impersonal de la narración, muy aséptica y que refuerza el carácter biográfico. La capacidad expresiva de los rostros que dibuja Alonso Iglesias. El epílogo.
Lo peor: Si el western no es tu género, dudo que puedas disfrutarlo. Tal vez hubiera sido más disfrutable en su tamaño original BD.
Para amantes del Western. Para seguidores de Jesús Alonso Iglesias. Para los que quieran conocer mejor a esta mítica banda de forajidos.
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Olivier Visonneau, Jesús Alonso Iglesias
