Es la hora de las tortas!!!

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Los asesinatos del lunes negro 2: Las balanzas

Los asesinatos del lunes negro 2: Las balanzas
Guion
Jonathan Hickman
Dibujo
Tom Coker
Color
Michael Garland
Formato
Rústica. 192 páginas. Color.
Precio
19,50€
Editorial
Norma Editorial . 2018
Edición original
The Black Monday Murders #5-8 USA (Image)

Arrancamos hace algunos meses con el primer tomo de Los asesinatos del lunes negro y pese a que Hickman y Coker nos planteaban una historia francamente cautivadora, hacían poco más que poner las piezas en el tablero, un tablero complejo y con muchas piezas, pero podríamos decir que la partida no empieza hasta aquí.

Los asesinatos del lunes negro 2: Las balanzas

En Los asesinatos del lunes negro 2: Las balanzas la historia discurre fundamentalmente en dos vertientes: El juego de tronos en Caina-Kankrin encabezado por Grigoria Rostchild y Viktor Eresko, por un lado, y el viaje iniciático al que su investigación llevará al detective Theodore Dumas. De algún modo seguimos descubriendo este mundo de intrigas y mientras la primera trama nos guía en su interior, la segunda hace lo propio en lo que lo rodea.

Pese a montones de movimientos, toneladas de información, de actores implicados y preguntas planteadas, al terminar este tomo y examinarlo en perspectiva, el avance de la trama tampoco ha sido excesivamente considerable. Tenemos básicamente dos puntos culminantes en 192 páginas y, por el camino, multitud de datos que ahondan en el gran misterio que envuelve esta serie.

Los asesinatos del lunes negro 2: Las balanzas

En Los asesinatos del lunes negro 2: Las balanzas todo se presenta en clave de incógnita. Todo es pretendidamente grave, enigmático y profundamente artificioso. Podría decirse que toda esta toda esta solemne afectación es a la vez la mejor baza de Hickman y Coker y también su punto flaco. Hickman se empeña en enredar su trama con decenas de momentos históricos que retroceden hasta Judas para reforzar su dramática entidad. Sin embargo, muchos de ellos contienen argumentaciones un tanto cogidas con pinzas. Sus personajes no son personas sino engranajes de la gran máquina de la historia. No hay gestualidades ni caracteres particulares más allá de lo que sirva a la intriga de la historia y a la nebulosa aura de enigmático drama. Todo está lleno de trampas y artificios, pero de algún modo funciona. El hecho de ver los hilos no evita que quedes enredado en ellos y al final del tomo nos tiene en sus manos.

En cualquier caso, el hecho de que el resultado final compense las trampas y debilidades, no implica que no las haya y la deshumanización de los personajes es una de las causas por las que al lector le requiere cierto esfuerzo navegar por el amplio reparto. Más allá del espectacular diseño de Coker, no hay nada que nos una a ellos más allá de su papel en la trama. En ocasiones más que demandar una cierta implicación del lector parece que se ponen piedras en su camino en pos del artificio ostentoso. Los asesinatos del lunes negro, como buen tebeo de Hickman, está repleto de elementos de diseño en las páginas de transición o material extra, que desgraciadamente en muchas ocasiones sólo aportan apariencia vacía. Por poner algunos ejemplos, un dramatis personae en una historia como Los asesinatos del lunes negro viene en teoría como caído del cielo, pero lo único que tenemos es un listado de nombres plano de aspecto mecanografiado que queda francamente resultón, pero frustrante si lo que realmente se precisa es saber quién es quién. Las imágenes no habrían hecho daño. Cuando nos muestra un mapa del reparto del mundo entre las familias implicadas en la historia, la primacía de la apariencia vuelve a reinar y el riguroso blanco y negro provoca una leyenda a través de un galimatía de tramas de ayuda más bien escasa. El sentido del diseño de Hickman persigue tan sólo la teatralidad superficial y en cuanto rascamos un poco se le ven las costuras.

Los asesinatos del lunes negro 2: Las balanzas

Probablemente por todo esto no haya dibujante en mejor sintonía con la esencia de Los asesinatos del lunes negro que Tom Coker. Del mismo modo que Hickman, este dibujante es un genio a la hora de crear ambientes dramáticos. Su estilo sombrío de iluminaciones extremas es justo lo que la serie demanda, pero del mismo modo que el guionista, Coker flaquea a la hora de caracterizar personajes. A excepción de Abby y Viktor Eresko ninguno de los personajes tiene una entidad visual, gestualidad o carisma que nos ayude a familiarizarnos y acercarnos a ellos, para conseguir un gancho más allá del cebo del misterio.

Lo curioso es que con todos sus espectáculos de humo y espejos, incluso sabiendo el truco, Los asesinatos del lunes negro engancha y mucho. No culpemos a Hickman por sus ardides ya que él mismo avisa desde la página de créditos (aunque esté al final del cómic): Jonathan Hickman miente.