Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Lo mejor de Zipi y Zape

Lo mejor de Zipi y Zape
Guion
Josep Escobar
Dibujo
Josep Escobar
Formato
Cartoné, 192 páginas
Precio
25.90 €
Editorial
Penguin Random House. 2019

¿Coca Cola o Pepsi? ¿McDonalds o Burguer King? ¿Playa o montaña? ¿Con cebolla o sin cebolla? ¿Iron Maiden o Judas Priest? En este país siempre hemos estado muy polarizados cada vez que se nos plantea una pregunta con dos alternativas. Y en el mundo del tebeo clásico español -me permitirán que no utilice aquí la palabra cómic- no podía ser menos. La gran pregunta aquí era… ¿Ibáñez o Escobar?zipi y zape primera aparición

En mi caso, como lector infantil, yo era de Ibáñez. El humor más físico, más slapstick de Mortadelo y Filemón o 13 Rue del Percebe me llegaba mucho más que la historia costumbrista de una familia durante el franquismo que se presentaba en Zipi y Zape, por mucho humor que hubiera en las trastadas de los gemelos protagonistas. Con el tiempo, he llegado a apreciar las sutilezas presentes en la obra de Escobar, dejando caer aquí y allá críticas veladas al régimen (o no tan veladas, como en el ejemplo de Carpanta, un claro reflejo del hambre que había en la posguerra que se coló a la censura a lo Bienvenido Mr. Marshall), pero leyéndolo como niño no terminaba de entender todo lo que había en estas páginas.

Y es que Zipi y Zape son los Simpson españoles. Un niño puede pasárselo bien leyendo las travesuras de este par de pillos, incluso puede que le haga gracia ver cómo son castigados encadenados a una bola de presidiario en un cuarto lleno de ratones, pero no entenderá según qué referencias. En el nivel más básico tenemos el humor infantil, comparable a las andanzas del Bart Simpson de Matt Groening, pero por encima hay pinceladas de crítica social más enfocada al lector adulto, como que Pantuflo y Jaimita estén más preocupados por las apariencias y lo que pensarán sus vecinos que por las miserias económicas que pasan, por muy catedrático que sea el cabeza de familia. Una situación económica que, por cierto, en alguna ocasión se deja caer que se intenta paliar recurriendo al estraperlo.

zipi y zape calabaza

Si decíamos hace unos días de que Mortadelo es el tebeo español más representativo de la Silver Age, Zipi y Zape es el gran icono de nuestra Golden. En este tomo tenemos una selección de casi doscientas páginas firmadas por Escobar desde su primera aparición en las páginas de la revista Pulgarcito en 1948 hasta finales de la Era Bruguera. El mayor interés, sin duda alguna, es ver la evolución artística y narrativa del autor a lo largo de casi cuarenta años. En sus primeras planchas -el tomo se abre con la primera, del número 58 del quinto volumen de Pulgarcito-, la estética es mucho más cercana al estilo del TBO que a la más popular y cercana a la Escuela Bruguera que se vería en años posteriores. En estos primeros tiempos, Pantuflo Zapatilla se llamaba Raguncio Feldespato, y el primo repelente Sapientín aparece inicialmente como Viperín el acusica, y aún tendría varios nombres antes del definitivo, como Felipín o Empollín. Al principio, Zipi y Zape no son unos niños más traviesos de la cuenta pero con buen corazón: son directamente unos vándalos. En la tercera página de este tomo los vemos pasando el rato reventando la valla del jardín con picos de albañil. Con el paso del tiempo, su caracter -y su diseño- se iría suavizando y dulcificando hasta llegar a ser el icono que tenemos todos en mente. Eso sí, por mucho interés que tenga este tomo -que lo tiene-, no hay que perder de vista que estas páginas fueron concebidas para ser leídas de una en una y con una cadencia semanal, con lo que pegarse un atracón de este tomo puede resultar un tanto duro y conviene dosificar su ingesta.

Ha sido una lectura muy interesante. Estos personajes no eran santo de mi devoción allá por los cinco o seis años, pero ahora, bien entrado en la cuarentena, me he dado cuenta de que estas historietas tienen mucho más de lo que vi en su día. Y este tomo, además de una muy buena selección de material de este título, es una interesante muestra de la evolución del autor -y del tebeo español- a lo largo de cuatro décadas.