Mauro Entrialgo es un autor extremadamente personal. De hecho, diría que personal es la palabra que mejor lo define. Versátil, disperso, caótico, reflexivo, bandarra… todas ellas son también válidas. De hecho, cuando te acercas a un título nuevo de Mauro no sabes exactamente qué te vas a encontrar. Los Domingos fue una obra nostálgica, intimista, y quizás para el que suscribe la mejor obra que ha firmado. Herminio Bolaextra (y, en general, toda su producción para TMEO) es humor cafre y macarra. Drugos el Acumulador y su hijo espiritual Ángel Sefija son miradas inquisitivas a la vida diara, de esas que Manel Fontdevila describía como las que te hacen arquear una ceja y decir “qué agudo”. Pero siempre, en todas sus facetas, es un autor del que se puede sacar algo. Nunca he leído una página suya y he pensado “vaya, esta semana la inspiración estaba de vacaciones”, como sí me ocurría frecuentemente con muchos de sus compañeros en El Jueves.
Así que cuando ha salido este nuevo Mauro, toca preguntarse qué faceta suya es la que nos vamos a encontrar. Y la respuesta es… que todas ellas.
En palabras de la editorial,
¿Por qué los dibujantes de historietas no tienen coche? ¿Qué fue de la pierna del general mexicano Santa Anna? ¿Quién descubrió la vitamina B1? ¿De qué cojones va la letra de la canción “Con botas sucias” de Barón Rojo? ¿Cuántos tipos de resaca hay? ¿Qué es la ironía inversa? ¿Se puede fechar una película porno con solo visionar un breve fragmento de la misma? ¿Se metieron mucho speed en la batalla de Vitoria? ¿Cómo se convirtió en sal la mujer de Lot? ¿Por qué la ley mordaza prohíbe hacer fotos de policías dando de hostias? ¿Son constitucionales los coches de refuerzo de la compañía Alsa? ¿Mac o PC?
Estas y otras muchas cuestiones de gran interés humano son respondidas en este nuevo libro de historietas de Mauro Entrialgo en el que echa mano de todo tipo de técnicas artísticas: desde el frotamiento de dedos sobre la pantalla de un iPad hasta el pegado de láminas de acetato de colores sobre papel Canson, pasando por el uso de acuarelas de un euro del Tiger, los rotuladores Posca o el escaneo directo de dibujos ajenos.
Lo Contrario es una recopilación de páginas e ilustraciones dispersas, de diversa procedencia y temática. Nos encontramos con una crónica con bastante mala baba de una ceremonia de los Goya para El Jueves, páginas de TMEO, viñetas publicadas en Twitter, páginas para exposiciones varias… Y cada una con su espíritu. De su padre y de su madre, vamos.
¿Quiere esto decir que es una obra de deshechos? En absoluto. Es que es una recopilación de la producción inclasificable, de lo que no cabe en otras recopilaciones. Una mente tan inquieta (y tan dispersa, y tan versátil…) como la de Mauro no se limita a producir una única tira con un único estilo argumental y gráfico. Lo Contrario es un vistazo general a la carrera del autor fuera de sus Greatest Hits. Un recopilatorio de caras B, si me apuras, de un tipo que lo mismo te hace chistes sobre terrorismo que te graba un disco con la portada homenajeando a Los Hollister o te hace el cartel del Festimad en el que estuvieron Rage Against The Machine.
¿Es, entonces, la típica recopilación para fans die-hard de Mauro? Mmmmsí y no. Por supuesto, un fan completista a lo Drugos necesitará tener esta obra en su estantería. Pero también puede servir a la perfección como una primera aproximación a su obra o como muestra puntual de la carrera de un autor en una colección bien surtida.
Por cierto, ¿Soy yo el único al que los cantos redondeados de este álbum le han recordado a los cuadernos de espiral de la EGB…?
