Tras superar el ecuador de la vida, ¿cómo afronta un hombre su destino? La respuesta está aquí. Kosuke Tsukizaka, 57 años. Nagato Amari, 61 años. Toda una vida dedicada a ser shinobi. Toda una vida dedicada a servir al gobierno. Dos hombres que ante las puertas de la vejez se plantean a sí mismos un dilema.
Es increíble la ingente producción que el equipo compuesto por el guionista Kazuo Koike y el dibujante Goseki Kojima llegó a publicar. Tal como escribió mi compañero Lamastelle en la reseña del primer volumen, estamos aquí ante un nuevo drama samurai al que estos autores nos tienen acostumbrados, si bien los toques cómicos no faltan en ninguno de los dos volúmenes. Los protagonistas, una pareja de hombres de edad avanzada, han vivido toda su vida sirviendo a un amo, negándose a sí mismos el placer de la libertad que todo hombre anhela. Es ahora, al verse liberados de sus obligaciones, cuando para ellos llega la primavera, como dice el título de la obra. En esta nueva juventud, ambos hombres aprenderán a vivir libres, sin verse constreñidos por obligaciones de rango o servidumbre. Como La Extraña Pareja de Neil Simon, estos dos hombres habrán de aprender a convivir el uno con el otro, con sus excentricidades, sus manías y sí, sus respectivos amores. Al contrario de lo que se dijo en la reseña del primer tomo, en mi opinión los papeles de Don Quijote y Sancho Panza están perfectamente definidos: el viejo samurai Tarôbê es el sabio que ha llevado una vida plena y cuenta con abundante sabiduría (especialmente en las artes amatorias), mientras que Jirobê es más joven, menos versado en el mundo exterior, aunque cuenta con la suficiente cabeza como para poner los pies en la tierra a su recién descubierto mentor.
Portada japonesa del segundo volumen
En este número, la relación entre Jirobê y la joven viuda Orise se afianza, y cada vez se sienten menos reacios a manifestar su cariño en público. Por otro lado, Tarôbê se enamora y toma por esposa a una misteriosa joven a la que viola (efectivamente, la viola, por mucho que el autor se empeñe en justificar al personaje, aunque con la mentalidad occidental del siglo XXI no podemos juzgar el pensamiento oriental de hace 40 años). Parece que ahora los dos ancianos han encontrado el amor y cierta estabilidad en sus vidas, aunque de todos es sabido que lo bueno nunca dura, ¿verdad?
Los protagonistas han creado entre sí un lazo más fuerte que la amistad, e igualmente lo que les une a sus respectivas parejas les lleva a un plano más allá de lo físico. Por mucho que Tarôbê se haya empeñado en dejar atrás su pasado y sus normas de samurai, para él el honor y la responsabilidad son todavía ideales a perseguir. De ahí que todo el presente volumen esté dedicado a profundizar en la evolución del amor que nace entre Tarôbê y la joven de pasado desconocido, de cómo una víctima de una violación acaba por asumir su situación y acaba enamorándose de su agresor. Para nosotros, hoy, esta situación sería impensable, pero hay que tener en cuenta que la forma de pensar de las mujeres en el Japón de la era feudal no tenía absolutamente nada que ver con el sentimiento de liberación que pueden tener hoy. Una violación es, en efecto, algo execrable, pero en aquella época las mujeres sin posición social carecían de muchos de los derechos con los que cuentan hoy en día, y eran tratadas como poco menos que bestias de granja.
Imagen de la serie de TV que adapta el manga
Pese a tener momentos de auténtica comedia, y partes de comedia involuntaria por lo bizarras que nos parecen algunas de las situaciones, Llegó la Primavera se engloba dentro de la categoría de drama, del mismo modo que lo era El Hombre Sediento (aquí podéis escuchar el podcast que le dedicamos), otro manga de la misma dupla de autores. De este Llegó la Primavera se llegó a hacer una miniserie para televisión de unas cuatro horas de duración, de la que poca información he encontrado, salvo este enlace donde se puede comprar el DVD. Un nuevo acierto por parte de ECC Ediciones la publicación de esta obra, que cuenta con seis volúmenes en total. A saber qué nuevas sorpresas nos depara esta extraña pareja que comparten templo en Japón, en lugar de un apartamento en Estados Unidos.
