Es la hora de las tortas!!!

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Línea Ultimate: Díez años definitivos

Es curioso cómo empiezan las cosas. Hacia 1998, en Marvel se empezaban a dar cuenta de que algo tenía que cambiar. Recordemos que por aquel entonces habíamos vivido los últimos años bajo la influencia de la generación Image y todo lo que ello conllevaba: los consabidos dientes apretados, crossovers a tutiplén, la fiebre especulativa y todas esas cosas por las que la pasada década ha pasado a la historia de los comics. La Casa de las Ideas notaba que no podía seguir estirando demasiado la fórmula y atravesaba un mal momento económico. Un par de años antes, había intentado ‘alquilar’ los servicios de terceros para relanzar algunas de sus franquicias y de este modo había nacido Heroes Reborn con primeros nombres como Jim Lee o Rob Liefeld. Aunque el experimento tampoco fuera crucial, los resultados fueron bastante buenos a nivel editorial y decidieron repetir.

Volvemos entonces a 1998, cuando Marvel adquirió los servicios de Joe Quesada y su Event Comics para hacerse cargo de la línea Marvel Knights. Quesada demostró ojo comercial haciéndose con los servicios de Kevin Smith o Jae Lee y algunas de sus franquicias en horas más bajas, como Daredevil, los Inhumanos o Pantera Negra remontaron vuelo. La experiencia fue tan positiva que en Marvel, no se sabe muy bien cómo, tuvieron la idea de convertir a Quesada en editor jefe, puesto que continúa ocupando hoy día desde aquel año 2000..

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Además de alguna que otra decisión y relanzamiento controvertido, Quesada y el por aquel entonces presidente de Marvel, Bill Jemas, lanzaron algo llamado Ultimate Marvel. La idea consistía en tomar algunos de los más importantes iconos de la editorial y comenzar de cero como si hubiesen sido creados en el mismo año 2000. Casi díez años después la línea continúa con buena salud.

Con anterioridad, se habían intentado fórmulas fuera de continuidad similares en Marvel como el Nuevo Universo (1986) o Marvel 2099 (1992), pero no dieron de sí como esperaban. Las claves del éxito que han hecho de la línea Ultimate un fenómeno más estable y duradero se me antojan bastante sencillas, al menos desde la distancia.

Por un lado, se valieron de los más importantes personajes de la Casa de las Ideas, las marcas de fábrica que han asegurado la posición de la editorial más importante de comics de los USA. En Marvel 2099 se había solventado en parte utilizando los nombres y algunas de las características de héroes como Spiderman o X-Men, pero prescindiendo de los ricos universos que han dejado décadas de historia. En Ultimate no veríamos un personaje que se llama Spiderman, veríamos a Spiderman.

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La segunda clave parece aún más obvia. Las series de Ultimate vendrían firmadas por los autores más punteros del momento. El pistoletazo de salida se daría con Brian Michael Bendis y Mark Bagley en Spiderman y Mark Millar y Adam Kubert en X-Men. A partir de ahí llegarían Bryan Hitch,Warren Ellis, Brian K. Vaughan, Stuart Immonen o Greg Land. Si bien en algunos momentos la calidad de algunas de sus series se ha podido resentir, los nombres de sus autores casi siempre han estado en el candelero.

El tercer acierto podría venir de manos de ese extraño juego con la continuidad. Ultimate Marvel ha sido un reseteo tramposo desde el primer momento. Se partía de cero, cada serie comenzaba con un nuevo número uno y no hacía falta haber leído nada previamente para entender la historia. Sin embargo, seguían teniendo la oportunidad de jugar con todo lo que se había creado desde que Stan Lee y Jack Kirby publicaran el primer número de Fantastic Four. Si bien no hacía falta haber seguido ninguna serie antes, Ultimate Marvel desplegaba un juego con el imaginario de los lectores Marvel, aprovechándose en parte de la nostalgia y de lo que significaban ciertos conceptos para los fans. Antes de escribir una sola línea, los fans ya sabrían quiénes eran la tía May, Magneto o Galactus y en Marvel supieron aprovechar este hecho.

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Con el paso del tiempo, la línea ha pasado de la formula de reversionar conceptos clásicos a crear los suyos propios y, con el añadido de algunos experimentos de retrocontinuidad como Ultimate Origins, la línea había tomado entidad propia y cada vez se alejaba más del universo Marvel tradicional. Hasta tal punto esta entidad propia, que incluso se ha integrado como una más de las tierras alternativas del multiverso Marvel (concretamente es la Tierra 1610). Todo este devenir ha ocasionado una mayor complejidad de la historia del universo Ultimate y ha derivado en contradecir uno de sus principios básicos, que era librarse de las décadas de continuidad. De hecho, en los últimos años ya hemos visto varios errores de continuidad, la mayoría generados de ese despropósito acelerado que fue Ultimate Team Up, donde presentaba a un montón de personajes que luego cambiarían por completo.

Supongo que todo esto es lo que desembocado en que hayan decidido dar a la línea un final (y un nuevo principio) en forma de eso llamado Ultimatum. Jeph Loeb y David Finch han decidido terminar a lo Roland Emmerich y cargarse todo de un plumazo. Dicen que si no puedes decir nada bueno de algo es mejor no decir nada, así que no comentaré nada más de Ultimatum. Alguien dijo en alguna ocasión que Jeph Loeb era el mejor productor de comics del momento y no queda más que darle la razón. Independientemente de la calidad del producto, cualquier cosa que toca Loeb se convierte en superventas y Ultimatum no ha sido menos.

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Queda por ver que nos deparan los próximos diez años de Ultimate. De momento, ya empieza a asomar la cabeza este universo Ultimate 2.0 con Spiderman de Brian Bendis y David Lafuente y los Ultimates de Mark Millar y Carlos Pacheco.

¿Realmente ha cambiado el espíritu de la línea Ultimate? Lo dejamos a vuestra opinión…