Es la hora de las tortas!!!

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Leyendo entre líneas: ¿Qué se vendió en el Día del Libro?

El pasado 23 de abril, Día del Libro, tuve la suerte (o la desgracia, depende de por dónde se mire) de ayudar a un amigo en una parada de libros, en la plaza del Ayuntamiento de Santa Coloma. Una pequeña tienda de cómics, con algo de literatura fantástica, pero que también puso bastante material de narrativa “best-seller”. ¿Y qué es lo que más se vendió ese día? ¿Fue Watchmen? ¿Fue Lobezno? ¿Lo último, acaso, de Boris Izaguirre? Seguidme y lo descubriréis.


Cierto es que nuestra pequeña parada compartía espacio con otras librerías, pero siendo la única tienda de cómics de Santa Coloma, jugábamos con cierta ventaja a la hora de vender tebeos. Yo pensaba, iluso de mí, que lo que más vendería, al menos en cómics, sería el material de Watchmen o de Lobezno, por el estreno de las películas.

Pero no. Si bien es cierto que muchos niños gritaban “¡Hala, Watchmen!” o “¡Mira, el Lobezno!”, donde grandes y pequeños se dejaron el dinero fue en mangas y Super Humor. Como lo oyen. No se vendió casi nada de superhéroes. Algún tomo de Spiderman y Lobezno, 3 ó 4 Watchmen, y del resto nada. ¿Decepción? Creo que no. Más bien tiene una explicación muy sencilla.

naruto

Los niños leen manga y Mortadelos. ¿Por qué? Porque son baratos. Un Naruto cuesta entre 6 y 7 euros, mientras que las mismas páginas de un tebeo de superhéroes costarían entre 3 y 4 veces más. Y la economía de un niño no está para muchos desmanes. Más de uno me preguntaba qué podía comprar con 3 euros. Y en la parada no teníamos nada de grapa, así que lo mandaba a la tienda o al puesto de chucherías más cercano. Ah, y me fascinó ver cómo un niño cogía un Tintín (en català, todo hay que decirlo) y le gritaba a su madre “¡Éste, éste!”. Impresionante.

¿Qué compraban los adultos? Aparte de los dos libros de Stieg Larsson (nota mental: leer uno de sus libros, que algo debe tener), lo de la serie Crepúsculo y cosas de Ruiz Zafón (era divertidísimo ver a las adolescentes abalanzarse a por ello y a por el libro de los Jonas Brothers), poca variedad, en verdad. Mucha gente ojeaba los tebeos, pero sólo por curiosidad. Los adultos compraban Super Humor, ya fuera para ellos o para sus hijos. Es material conocido, de confianza, para todos los públicos. Yo mismo me autorregalé uno de Superlópez con historias antiguas que me faltaban (si he de confiar en que mi señora acierte, voy de cráneo).

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Sé que no es estadísticamente representativo, pero si hubiéramos de tomar este día como indicativo de los gustos del público medio, podríamos decir que en España se leen muy pocos superhéroes y muy poco tebeo europeo. Los niños, con su billetito de 10 euros, compraban el manga de moda y los adultos les compraban a sus nenes el Mortadelo.