Es la hora de las tortas!!!

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Leyendas de Marvel: Relatos de siempre

Leyendas de Marvel: Relatos de siempre
Guion
Al Ewing, Howard Chaykin, Phillip Kennedy Johnson, Cullen Bunn, Clay McLeod Chapman, Gail Simone, Margaux Motin, Pacco Dorwling-Carter, Dennis Hallum, Jon Adams, David Lapham, Maria Lapham, Frank Tieri, John Cerilli
Dibujo
Garry Brown, Howard Chaykin, Alberto Jiménez Alburquerque, Guillermo Sanna, Francesco Manna, Rogê Antônio, Margaux Motin, Pacco Dorwling-Carter, Annapaola Martello, Jon Adams, Luca Pizzari, Jacob Chabot
Color
Chris O'Halloran, Edgar Delgado, Andres Mossa, Lee Loughridge, Jim Charalampidis, Neeraj Menon, Rachelle Rosenberg, Jacob Chabot
Formato
Rústica, 152 páginas
Precio
16 €
Editorial
Panini Comics. 2020
Edición original
Crypt of Shadows, War is Hell, Journey Into Unknown Worlds, Love Romances, Gunhawks y Ziggy Pig-Silly Seal Comics One-Shots USA

Con este tomo seguimos adelante con la edición de Panini de los especiales dedicados al 80 aniversario de Timely/Atlas/Marvel. Tras el volumen dedicado a los mutantes (y Alpha Flight) y el de Spiderman (y Power Pack), en Relatos de siempre tenemos un vistazo a los diversos géneros no superheróicos que Marvel editó entre los años 40 y 70, desde los tiempos en los que aún no se llamaba Marvel hasta bien asentado el nombre que hoy en día conocemos. Y, como suele ocurrir con este tipo de productos, aunque hay historias defendibles (alguna de ellas, incluso MUY buena) el resultado es predeciblemente desigual. Vamos con ello.

crypt relatos de siempre

Todo el mundo asocia la marca de Marvel con superhéroes. El absoluto liderazgo de las propiedades intelectuales de la editorial americana en el mercado superheroico, tanto en cine como en cómic impreso, hace que ante la mención de su nombre a prácticamente cualquier persona de menos de cincuenta años le vengan a la cabeza los Vengadores, Spiderman, los X-Men y tantos otros líderes de taquilla y venta en librerías especializadas. Pero no siempre fue así. En la noche de los tiempos, allá por la Golden Age, Timely (Marvel aún no existía) no era ni de lejos la editorial más exitosa, yendo en sus inicios a rebufo de lo que hacían otras más grandes. De hecho, tras la debacle del género superheroico de finales de los 40, las publicaciones pijameras de la editorial quedaron reducidas a una presencia testimonial. Entre la pérdida de popularidad del mencionado género y la autocensura del medio con el Comics Code inspirado por el infame Frederick Wertham, Timely y posteriormente Atlas tuvieron que dedicarse a otros géneros de lo más variado. En Relatos de siempre tenemos seis especiales recuperando sendas cabeceras de la Golden Age: Crypt of Shadows, War is Hell, Journey Into Unknown Worlds, Love Romances, Gunhawks y Ziggy Pig-Silly Seal Comics.

Abrimos con Crypt of shadows, un especial escrito por Al Ewing retomando la cabecera de 1973, un título en el que Marvel reimprimía historias cortas de terror editadas entre los 50 y principios de los 60, y que duró en su encarnación original tan solo veintiun números. Este arranque nos hace mantener el interés en el resto del tomo: es una historia francamente buena -de hecho, la mejor del tomo de largo-, una de esas historias de terror que nos traen recuerdos de los cómics de la difunta EC, con su giro final inesperado incluído. En Cinofobia -fobia a los perros- tenemos una muestra más de por qué Al Ewing es un tipo que se está conviertiendo en un valor seguro al que hay que seguir. Y no sólo porque su Inmortal Hulk sea la mejor serie que está editando Marvel en los últimos años.

war relatos de siempre

Abandonamos el terror para irnos a la guerra. War is hell es otro de esos títulos de los 70 en el que se reimprimían, al igual que en el anterior, historias cortas de los 50, aparecidas originalmente en series con títulos tan diversos como Battle, Battle Action o Battlefront. En su segunda mitad, War is hell publica historias originales, y tenemos en ella algunos de los primeros trabajos de Chris Claremont. En el número incluido en este tomo tenemos dos historias, una ambientada en la Segunda Guerra Mundial de Howard Chaykin, correcta en el plano gráfico pero bastante olvidable en lo argumental. La segunda historia, de Phillip Kennedy Johnson y Alberto Jiménez Alburquerque, es mucho más interesante, pero nos quedamos con la sensación de que esta idea tenía potencial para algo más largo y mejor desarrollado. Una lástima. Por cierto, toda una oportunidad desaprovechada no haber encargado a Garth Ennis que hiciera algo para este número, ¿no? Más aún teniendo en cuenta que ha vuelto a trabajar para Marvel recientemente…

Journey Into Unknown Worlds es una cabecera de 1950 que arranca en el número 36, heredando la numeración de Teen Comics y centrándose en la ciencia ficción. Duró hasta el número 59, de 1957. En el one shot de 2019, tenemos dos historias escritas por Cullen Bunn (Bone Parish) y Clay McLeod Chapman (Matanza absoluta: Protectores letales), con un planteamiento muy similar: alienígenas que llegan a la tierra y tienen un primer contacto con humanos con consecuencias un tanto catastróficas. Lo mismo que en la mayoría de las historias de este tomo: son historias cortas (tenemos ciento cincuenta páginas para once historias) y tampoco hay grandes desarrollos. El espíritu de la EC se mantiene: presentación, planteamiento y twist final en no más de diez páginas. Lo más destacable es el arte de Guillermo Sanna, al que descubrimos en Camisa de fuerza de El Torres y que está cada vez más asentado en el mercado americano.

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Love Romances es uno de los primeros cómics románticos de Marvel, un género en cuyos inicios estuvieron inesperadamente implicados Joe Simon y Jack Kirby. Esta serie, que continuó la numeración de Ideal a partir de su sexto número -como vemos, era algo muy habitual en la época- arranca en 1949 y llegó hasta el 106 en 1963, ya con el nombre de Marvel en la portada. De los seis números de este tomo, quizás Love Romances sea el más ligerito: en lugar de una o dos historias como el resto, aquí tenemos cuatro historias de cinco páginas, con lo que tampoco hay sitio para contar nada con mucha chicha. Se puede destacar quizás Desolación desde el más allá, una tierna historia muda de Margaux Motin y Pacco Dorwling-Carter sobre el amor, la muerte y la superación del duelo.

Gunhawks es el tiempo de los cómics de vaqueros. Originalmente fue una serie que duró tan solo seis números, publicada entre 1972 y 1973, protagonizada por Kid Cassidy y escrita por Gary Friedrich. Es de suponer que este título fue elegido por su sonoridad, porque las antecesoras de Marvel ya estaban publicando cómics del oeste desde los años 40, en títulos como Gunsmoke Western, Kid Colt Outlaw o Rawhide Kid. Estamos en otro de los puntos altos del tomo -de nuevo, una sola historia en toda la extensión del especial-, y la pareja formada por David y Maria Lapham nos presentan una historia de inconfundible sabor a western clásico pero con un poso un tanto amargo que nos podría recordar a Balas Perdidas. O quizás es auto sugestión por el nombre del creador, que también puede ser. Sea como sea, una muy buena historia que muy probablemente no vaya a tener ningún tipo de continuidad. Una lástima.

gunhawks relatos de siempre

Se cierra el tomo con Ziggy Pig-Silly Seal Comics, una marcianada inspirada en una serie de corta duración -seis números en total- publicada entre 1944 y 1946 creada por Al Jaffee, protagonizada por una pareja de amigos que son una foca y un cerdo antropomórficos. Este especial trae a la pareja al presente del universo Marvel, y en la actualidad, tras la separación del duo cómico, uno de ellos está forrado  y el otro se tiene que ganar la vida como puede en eventos de tercera. Algo así como Cruz y Raya se encuentran con el Doctor Muerte. Todo debería decir que no funciona… pero, inesperadamente, funciona. Puede que Frank Tieri no sea un autor de primera línea, pero que sabe ganarse las habichuelas en el medio es algo que está claro.

ziggy

En resumen, lo que decíamos al principio. Tenemos aquí una colección de historias de temática variada y calidad irregular, ninguna de ellas especialmente memorable -salvo quizás la primera, la de Al Ewing-, pero tampoco hay ninguna que sea ofensivamente mala. Si te va el estilo de historias cortas inconexas, este tomo te puede dar un rato de lectura muy entretenida.