El sábado 14 de marzo de 2020 se declaró el Estado de Alarma en todo el territorio nacional para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el Coronavirus COVID19 en España. Todo los ciudadanos quedamos confinados en nuestras casas, en una situación inédita para la historia. Este es el enésimo cómic que trata ese asunto.

Han pasado tantos meses desde aquel lejano día en que nos vimos abocados a encerrarnos en casa, que uno ya no sabe en qué fase estamos, si es la desescalada, la remontada, el rebrote, la segunda ola… Llamadlo como queráis, pero en lo que todos coincidimos es en que se nos ha hecho demasiado largo. Por supuesto, muchos aprovecharon aquellos días de encierro para aprender repostería (servidor), manualidades (servidor también), aprender a usar las videollamadas con el móvil (mi señora madre) o sacar altavoces al balcón para hacer aeróbic (los %*Ç$% de mis vecinos). Y los dibujantes, por supuesto, se dedicaron a dibujar. No fueron uno ni dos, sino muchos más, los que relataron en forma de cómic sus vivencias durante el confinamiento (palabra del año). Hoy hablaremos del cómic que se ha autoeditado el oscense Lorenzo Caudevilla, después de haberlo publicado por entregas en sus redes sociales.

No cabe duda de que se trata de un movimiento arriesgado, siendo, como el mismo autor reconoce en la portada, “el enésimo cómic sobre el confinamiento”. Caudevilla, con más experiencia en el diseño gráfico y la ilustración que en el cómic, se lanza a la aventura de relatar online sus vivencias diarias, mezclando en sus viñetas poemas, letras de canciones y homenajes a cuadros y películas, la mayoría bastante reconocibles. Debido a la forma en que fue concebido, a base de entregas periódicas, La vida interior consiste en historias de una página (salvo la última, algo más larga) en las que relata su vida encerrado en casa con su pareja, cómo cada salida a la calle a por comida o tirar la basura es una pequeña bocanada de aire fresco, o cómo hacen para matar el aburrimiento encerrados entre cuatro paredes. Así pues, estamos ante un cómic que es puro costumbrismo, slice of life y algo de autocrítica, con mucho sentido del humor y resignación, sin importar en absoluto que esté ambientado en una ciudad pequeña como Huesca. Después de todo, si estás encerrado en tu casa, lo mismo te da vivir en Huesca que en Nueva York.

Los bulos que corren por internet, el acaparamiento de papel higiénico, la solidaridad entre vecinos… Todos estos tropos están presentes en esta obra. Repasando la cuenta de Instagram del autor podemos ver que talento como retratista e ilustrador no le falta, y suple la falta de bagaje comiquero (en la mayoría de las páginas adopta una cuadrícula de 3×3, con escasas variaciones) con abundantes referencias a piezas de la cultura popular. Lo que lastra esta obra es, precisamente, aquello de lo que presume en el título: es el enésimo cómic sobre el tema, y desafortunadamente no hay en él nada lo suficientemente destacable como para sobresalir de entre el resto. Las experiencias que cuenta son las mismas que hemos vivido todos los demás. Parece un cómic más pensado para servir como desahogo y terapia catártica del autor que para disfrute y entretenimiento del lector.

Habríamos de considerar este La vida interior como una obra primeriza, y por tanto ser benévolos con ella. Tal vez el paso de publicarla en papel (y a un precio de 20 EUR por 60 páginas) haya sido algo precipitado, pero lo cierto es que, en palabras del propio autor, el libro se está vendiendo bien en su entorno. Según él mismo cuenta en redes sociales, está preparando un nuevo cómic: esperamos que sea capaz de desarrollar ideas algo más innovadoras. Entretanto, os dejamos con esta playlist de temas musicales que le han acompañado durante el encierro y que se convierten, así, en la banda sonora ideal para la lectura de este cómic.