Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

100% Marvel HC. La Muerte de Lobezno

100% Marvel HC. La Muerte de Lobezno
Guion
Charles Soule
Dibujo
Steve McNiven
Tinta
Jay Leisten
Color
Justin Ponsor
Formato
Tomo en tapa dura. 152 páginas a color
Precio
20 EUR
Editorial
Panini Comics. 2019
Edición original
Death Of Wolverine 1-4 USA; material de Death of Wolverine Director's Cut

¡El mayor acontecimiento en la historia de Lobezno! Logan ha pasado un siglo siendo el mejor en lo que hace, pero incluso los mejores acaban cayendo. A lo largo de los años, Logan ha sido un guerrero, un héroe, un renegado, un samurái, un profesor… y mucho más. Ahora, el más importante hombre-X será algo que nadie hubiera imaginado: un hombre muerto.

Lobezno es un mono de goma: le puedes meter toda la leña que quieras, que el tío aguanta. Ya sea por su factor curativo o porque es más cabezón que un chupachups de veinte euros, Lobezno es de los que se tiran de cabeza a cualquier pelea que se le ponga por delante, sabiendo que igual se lleva más palos que una estera, pero saldrá adelante. ¿Pero qué ocurre cuando un virus le arrebata su factor curativo? Que Logan ya no es tan especial: las heridas no se le cierran, la radiación del metal de sus huesos le puede provocar leucemia y algo tan delicado como una conmoción cerebral tendría difícil solución gracias al adamantium de su cráneo. Pero Lobezno no se va a ir sin luchar. No es de los que se retiran a una cabaña a vivir sus últimos días, ni toma la salida cobarde del suicida. Tampoco se lo van a poner fácil: han puesto precio a su cabeza. Por primera vez, el Lobezno es una especie en peligro de extinción.

muerte de lobezno

La película Logan (James Mangold, 2017) es muy deudora de este cómic: ese Lobezno decadente y con barba que ve cómo se acerca la muerte se asemeja mucho al que vamos a ver en este cómic. Y es que ponerse un parche para pasar desapercibido en Madripur ya no es tan efectivo como hace 30 años. Y menos si quien manda en la isla es Víbora, la Madame Hydra ex-esposa de Lobezno que ha mandado una caterva de cazadores de recompensas a por él. Entre ellos Nuke, el villano que Frank Miller creó para Daredevil en su Born Again, y que ya había tenido algún que otro encontronazo con el canadiense. En Madripur tendrá también un encontronazo con Dientes de Sable y Dama Mortal, dos de los enemigos más acérrimos de Lobezno, a quien salva la oportuna (demasiado) intervención de Kitty Pryde. Un viaje a Japón, un reencuentro con su maestro Ogun y Logan ya está listo para ir tras la pista de quien ha puesto en marcha la recompensa sobre su cabeza. Se echa de menos algún encuentro con viejos amigos y amantes, pero no es el objetivo del cómic. Lo que el guionista Charles Soule (Daredevil: Alcalde Murdock) tenía en mente no era hacer una lacrimógena historia de despedida, a modo de La Muerte del Capitán Marvel, con el protagonista despidiéndose de todos sus seres queridos. En su lugar, Soule pone a Lobezno en la situación más peligrosa que se le ocurre: con sus mayores enemigos yendo tras él en su momento de mayor vulnerabilidad. Se podría usar el argumento de que un héroe se mide por la calidad de sus enemigos, y bajo este prisma, podemos decir que Lobezno es el héroe más peligroso de todos.

Un proyecto de este calado se merece un artista a la altura, y quién mejor que el artífice de la (posiblemente) mejor historia de Lobezno en lo que llevamos de siglo. Nos referimos a Steve McNiven, que ya ilustró la primera aventura del Viejo Logan, y a quien hemos visto en los últimos años asociado sobre todo a personajes de Marvel Comics como Los Vengadores o alguna que otra barbaridad de Mark Millar como Némesis. El dibujo de McNiven, detallista hasta decir basta, es de lo mejorcito que podemos encontrar hoy día en los cómics de superhéroes: su Lobezno parece exhausto, aunque conserva su fuerza y presencia. Su cara transmite ese agotamiento y ese dolor que le produce la falta de factor curativo, pero al mismo tiempo nos muestra que es capaz de luchar hasta el último aliento si es necesario. Sus personajes y escenarios están cuidados hasta el último detalle, y los fans más espabilados podrán detectar elementos como el homenaje a la portada de la primera serie de Lobezno, la de Claremont y Miller, o la foto de la invitación a la boda con Mariko, incluida en ese misma serie.

Al final de volumen, que recoge los cuatro números de la serie original, se incluye material del Director’s Cut, como son varios bocetos de McNiven con comentarios del autor, o la evolución de algunas de las páginas del cómic desde el lápiz al resultado final coloreado, acompañado por el guion en texto de Soule. También se incluye una entrevista con el cocreador de Lobezno, Len Wein (fallecido hace un par de años) y una galería de portadas alternativas de los cuatro números que componen esta miniserie, obra de grandes como Greg Land, Skottie Young y Terry Dodson, entre otros.

muerte de lobezno

El final de este volumen entronca directamente con otra miniserie: Búsqueda de Lobezno, también reseñada por estos lares, en la que, una vez más, amigos y enemigos van en busca del cuerpo desaparecido del mutante canadiense. Y no olvidemos que el Viejo Logan viajó a la Tierra Marvel Primordial a cubrir el hueco dejado por su yo más joven, mientras que su hija Laura se encargó de mantener vivo el legado bajo el nombre de Lobezna. Por si fuera poco, Lobezno (el bueno, el de toda la vida) ya está de vuelta, como no podría ser de otra forma. ¿O es que acaso alguien lo dudaba? ¿A estas alturas?

La Muerte de Lobezno es un gran cómic de despedida. Tal vez no pase a la historia del mismo modo que el de la Muerte del Capitán Marvel o la de Gwen Stacy, pero no por su calidad, sino por su intrascendencia: todos sabemos que no es una muerte definitiva, y que acabará por volver, pero eso no significa que estemos ante un cómic ramplón. Todo lo contrario: está realizado con un gusto excelente tanto en el aspecto literario como en el gráfico. Y aunque sabemos que es una muerte de mentirijillas, disfrutamos igualmente del viaje y nos emocionamos al decir adiós a Lobezno. Bueno, más que un adiós, es más bien un hasta dentro de unos meses, pero ya me entendéis.