Comentábamos en entradas previas que Espada Salvaje era una serie compuesta habitualmente por historias autoconclusivas, por mucho que siguieran una línea cronológica en la biografía del personaje más o menos coherente. Pero toda tradición está hecha para romperse, y este sexto volumen de la edición de Panini del magazine en blanco y negro de Conan viene a acabar con varias tradiciones, tanto en la edición española como en la original. Vamos con El pueblo del Círculo Negro.

Sólo viendo el grosor de este volumen ya notamos que algo ha cambiado en esta ocasión. Mientras que los cinco primeros números de la serie estaban entre doscientas y doscientas cincuenta páginas a un precio fijo de veinte euros, aquí tenemos casi trescientas con un precio que sube a veinticuatro euros. Eso se debe a una decisión editorial que hay que aplaudir: mientras que los tomos anteriores tenían tres o cuatro números originales, aquí tenemos cinco, debido fundamentalmente a una anomalía presente en estos números: entre los números 16 y 19 se publicó la primera historieta serializada de la revista, El pueblo del Círculo Negro. Así que se podría haber publicado la historia partida entre los tomos seis y siete o publicar, de forma puntual , un volumen más extenso de lo habitual. Sin ninguna duda, la elección que ha hecho la editorial en este caso ha sido totalmente acertada.

El pueblo del Círculo Negro es una historia ambientada en el Afganistán de la Era Hyboria, en la época en la que Conan es el caudillo de unos montañeses Afghulis con los ingredientes habituales de las historias del personaje: bellas mujeres, brujería, monstruos y espadazos a diestro y siniestro. Pero siendo ésta una historia más larga de lo acostumbrado -incluso para Espada Salvaje-, aquí nos encontramos con las tradicionales tramas desarrolladas en mayor profundidad. Así, los sucesos van algo más allá de la conquista de un reino a espadazo limpio, la atractiva mujer, Devi Yasmina, tiene una capacidad política muy por encima de la mujer florero que solemos encontrar, tenemos menciones a otros personajes del lore Hyborio, como el rey Yedzigerd III de Turán… quizás se pierde en espontaneidad y agilidad de la historia, pero se gana en profundidad de la misma.

Como es habitual en esta edición de Panini, en la que no sólo se reproduce el cómic sino también artículos, entrevistas y cartas de los lectores de la época, el contenido adicional aporta interesantes datos sobre lo leído en las viñetas. Por ejemplo, Roy Thomas nos cuenta que la profundidad en la adaptación de esta historia, escrita originalmente por Howard en 1934, se debe a que es una de sus historias preferidas de Conan, o que fue el primer libro del personaje que leyó en su vida. También podemos leer en una entrevista a John Buscema que éste es uno de sus trabajos preferidos de su carrera. Años después llegaría a decir que, aunque hizo muchos superhéroes a lo largo de los años, no era un género que disfrutara dibujando. Y sobre el acabado estilo carboncillo que Alfredo Alcalá da puntualmente a los lápices de Big John en un número, nos enteramos de que fue una decisión personal del entintador y que el propio Roy Thomas le pidió que volviera a su tradicional estilo a lo grabado de Gustave Doré que tan poco gustaba a Buscema.

Se cierra el tomo con el final de la historia de la Era Hyboria serializada y dibujada por Walter Simonson, en unos capítulos finales que confirman que la época mitológica en la que vivieron Kull, Conan y demás personajes no es un mundo de fantasía sino un pasado remoto del mundo real.

Aunque el formato recopilatorio no le siente del todo bien a una obra pensada de forma serializada y pueda llegar a hacerse un tanto dura la lectura de una sentada, hay que reconocer que El Pueblo del Círculo Negro es uno de los hitos del Conan de los 70. Tanto es así, que en la época de Dark Horse se hizo una nueva versión de esta historia por Fred van Lente y Ariel Olivetti, y que en la nueva Espada Salvaje de Marvel se ha publicado una precuela de esta historia, firmada por Roy Thomas y Alan Davis. Algo tendrá esta historia para seguir siendo recordada casi cincuenta años después, ¿no?