Es la hora de las tortas!!!

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La cacería de los Titanes

Cuando se anunció el lanzamiento a finales de 2015 de Titans Hunt, lo primero que pensé es en una reedición de la saga clásica de La Cacería de los Titanes (sí, ya se puede utilizar el adjetivo “clásico” para algo que salió en los 90, ¿no os están dando la tabarra ya con el 25 aniversario del Nevermind de Nirvana?). Pero no, resulta que era una serie limitada de ocho números con guiones de Dan Abnett, así que era material nuevo, pero con un título que dejaba entrever una más que probable inspiración clásica.

La Cacería de los Titanes original fue una saga con guiones de Marv Wolfman y dibujos de Tom Grummett que abarcó los números 71 al 84 de The New Teen Titans (Nuevos Titanes de Zinco, números 28 al 38), publicados originalmente entre 1991 y 1992. En ella, los héroes adolescentes se enfrentaron a la Sociedad Wildebeest a lo largo de una historia que redefinió el grupo, en la que Cyborg fue destruido, Danny Chase y Arella murieron y fueron resucitados como Phantasm, Raven y Águila Dorada fueron asesinados, la Torre fue derribada, se unieron nuevos miembros al grupo como Pantha o Deathstroke y se reveló que la mente maestra detrás de los Wildebeest era Jericho, que moría a manos de su padre.

¿Tiene esta nueva Cacería de los Titanes algo que ver con la antigua? Mmm… la verdad es que, más allá de un cambio de alineación en el grupo, no.

cacería de los titanes

Contiene: Titans Hunt núms. 1 a 8 USA
Guión: Dan Abnett
Dibujo: Geraldo Borges, Jack Herbert, Paul Pelletier, Paulo Siqueira, Stephen Segovia
Formato: Rústica, 200 páginas.
Precio: 18.50€

La historia

Los Titanes (Nuevos, Jóvenes o como sean) son el grupo de héroes jóvenes definitivo. Y, aunque hayan tenido tantos cambios de alineación como el resto de grupos que hay en el superpoblado imaginario superheroico, por algún motivo hay una serie de miembros icónicos que hacen que el lector sintonice con la serie, y cuantos menos de éstos haya, menos popular será la colección. La versión post Flashpoint de los Titanes estaba formada por Red Robin, Superboy, un Kid Flash al que no conocíamos, Wonder Girl, pero no Donna Troy, sino un remake de Cassie Sandsmark que no era hija de Zeus, y tres personajes de nueva creación como Solsticio, Skitter y Bunker, que no incluye ningún miembro de la alineación clásica aunque sí alguno de sus trajes. Esto unido a que el guionista era alguien con tan poca capacidad para conectar con el público como Scott Lobdell hace que no sea ninguna sorpresa que esta etapa de los Titanes no funcionara como debía, y que en nuestro país esté inédita en su mayor parte. La línea temporal de los Titanes en los Nuevos 52 es confusa. Parece ser que la primera alineación presentada no fue la primera cronológicamente. Hubo otra encarnación anterior, pero por algún motivo nadie la recuerda. Y éste es exactamente el punto de partida de La Cacería de los Titanes.

La alineación original de los Titanes estaba formada por Dick Grayson como Robin, Garth como Aqualad y Wally West (el pelirrojo, el de verdad) como Kid Flash, que se enfrentaron a Mr. Twister. En su segunda aparición se les unió Donna Troy como Wonder Girl, y a lo largo de los cincuenta números que duró su primera serie formaron parte del grupo Roy Harper (Speedy), Tula (Aquagirl), Karen Beecher (Abejorro), Hank Hall (Halcón), Don Hall (Paloma), Mal Duncan (Heraldo o Guardián), Lilith Clay y Gnarrk (Caveboy). Y es precisamente esta alineación clásica, anterior a la más icónica a la que dieron forma posteriormente Marv Wolfman y George Pérez, el núcleo de personajes en el que se basa esta serie, con leves variaciones. Tula está perdida en el limbo de los personajes olvidados, Wally West no había existido nunca en esta continuidad aunque estaba esperando su momento de gloria posterior en Renacimiento, y Dan Hall murió décadas atrás siendo sustituido por Dawn Granger.

Todo empieza con Roy mirando una torre de agua, una de esas que tienen forma de T. Se le queda una sensación de desazón en el cuerpo, como de un recuerdo que no termina de aparecer. Grayson se encuentra con un atlante. Mal Duncan está casado con Karen Beecher, a la que llama cariñosamente abejorro. Lilith Clay es la terapeuta que trata el alcoholismo de Roy Harper… Poco a poco, se empiezan a recordar lazos olvidados entre los personajes. No, no se van a borrar de la existencia los prescindibles últimos cinco años del grupo… pero se reintroduce, poco a poco, con unos toques de retrocontinuidad, el origen clásico del grupo, corrigiendo el mal trato que habían dado los últimos años a la herencia clásica de la editorial. Podríamos decir que La Cacería de los Titanes es, en cierto modo, un preludio a Renacimiento, que salió a la venta el mismo mes que el octavo y último número de la serie. De hecho, en Renacimiento se recuerda, por fin, al último Titán. Al Titán olvidado, al que se hace referencia en la portada.

Y no, Tula sigue en el limbo. Dicen que ha comprado un apartamento allí en régimen de multipropiedad.

Y a partir de aquí…

De nuevo, los Titanes vuelven a ser un grupo a seguir, y se han fraccionado en dos colecciones. La primera, Teen Titans, está protagonizada por los Titanes más jóvenes formada por Robin (Damian Wayne), Kid Flash (Wally West II), Chico Bestia (Gar Logan), Starfire y Raven, con guiones de Benjamin Percy y tres dibujantes diferentes en los cuatro números aparecidos hasta el momento. Ay, DC, hay que cuidar eso más. La segunda serie, Titans, a secas, nos trae a Nightwing, Flash (Wally West), Lilith, Arsenal, Donna Troy, Abejorro y Tempest, y está escrita por Dan Abnett, responsable de traer de vuelta a los Titanes clásicos en el tomo que hoy nos ocupa, y dibujada por el noventero Bret Booth. La primera saga se llama The Return Of Wally West y, con ese título, no hace falta que diga que estoy deseando leerla en castellano ya.

Los autores

Dan Abnett es ese autor todoterreno del que ya hemos hablado en otras ocasiones. Lo mismo te escribe novelas de Warhammer que te revitaliza el rincón cósmico de Marvel o te escribe videojuegos como Alien: Isolation o Sombras De Mordor. Aquí ha cogido una franquicia hundida en uno de los pozos de miseria más profundos de la editorial y la ha convertido en un tebeo que nos apetece leer. Tiene su mérito, la verdad.

Al dibujo tenemos un mal endémico en los últimos tiempos de la editorial: la irregularidad. En ocho números tenemos nada menos que a cinco dibujantes distintos, Geraldo Borges, Jack Herbert, Paulo Siqueira, Stephen Segovia y Paul Pelletier, llegando a haber hasta tres distintos en un mismo número. Aunque tengan un estilo razonablemente similar, la diferencia de calidad entre ellos es notable y se aprecian los distintos estilos, lo que en algunos momentos saca de la lectura y hace que ésta no sea todo lo disfrutable que pudiera ser. ¿A qué se debe? Uno sólo puede especular, pero apostaría que se debe a que el planteamiento de La Cacería de los Titanes y de Renacimiento ha sido algo más acelerado de lo que un dibujante podría permitirse y las fechas de entrega no eran asumibles. ¿Ha sido la mejor opción posible? Quién sabe. Yo lo habría hecho de otra forma, pero el lanzamiento de Renacimiento y el camino que lleva allí ha sido planificado por alguien que se dedica profesionalmente a ello, así que tenemos que suponer que sus motivos tendrá.

En resumen…

El punto y aparte que ha supuesto Renacimiento tiene sus raíces en esta serie. En La Cacería de los Titanes es donde se prende la mecha de la recuperación de conceptos y tonos clásicos de la editorial, la vuelta de una DC que nunca debió irse. Quizás no sea un cómic tan explosivo, tan épico, como Renacimiento, pero bebe de las mismas fuentes y tiene un equilibrio entre actual y clásico que hará sonreír a los lectores de la editorial de toda la vida, emplazándonos a la -esperemos- pronta lectura de El Regreso de Wally West.