Un feto maldito ha aparecido en el interior de un reformatorio y, para poder rescatar a las personas atrapadas en el interior, ¡envían a Itadori y a sus dos compañeros de primer año del instituto! Pero entonces el feto maldito les ataca y se transforma en un espíritu maldito de categoría especial, con lo que el grupo entero corre grave peligro… ¡¿Conseguirá Itadori, tras intercambiarse con Sukuna, derrotar al espíritu maldito…?!

En el volumen anterior, habíamos dejado a nuestro protagonista, el estudiante del Instituto de Hechicería de Tokyo Yuji Itadori, luchando contra un feto maligno que había aparecido en un reformatorio. Pero tras haber ingerido Yuji un dedo del demonio Ryômen Sukuna, éste tiene la capacidad de poseer su cuerpo, y es ahora este demonio quien acaba luchando contra la maldición que se ha materializado en el reformatorio. No obstante, al haberse arrancado el corazón mientras estaba poseído por el demonio, Yuji acaba por fallecer. Es mientras está muerto que Yuji y Sukuna hacen un pacto, mediante el cual Sukuna ocupará el cuerpo de Yuji durante un minuto exacto cada vez que aquél pronuncie la palabra contrato, prometiendo no matar ni herir a nadie durante el tiempo que tenga el control. De esta forma, ambos podrán volver a la vida. Lo que pretende Sukuna con este pacto, que aparentemente no le beneficia en nada, aún está por ver, pero tratándose de un ser diabólico, seguro que no se trata de nada bueno.

La autora Gege Akutami va introduciendo nuevas tramas y personajes en la historia, presentando a otros alumnos de segundo año del instituto, como son Maki Zen’in, experta en combate cuerpo a cuerpo, Toge Inumaki, cuyo vocabulario se reduce a ingredientes de onigiri y Panda, que es… bueno, un oso panda. Aparecen también, al final del tomo, dos alumnos de tercer curso, con lo que el reparto se amplía y las interacciones entre personajes se vuelven cada vez más complicadas. Por si fuera poco, descubrimos la motivación del enigmático profesor Satoru Gojo, y cuál es su técnica de hechicería preferida. Sojo se ha convertido en un personaje tan poderoso como atrayente, y no cabe duda de que ejercerá una gran influencia sobre Yuji, aunque sus técnicas de entrenamiento resulten, cuando menos, peculiares.

La trama y su desarrollo siguen el patrón de tantos otros shonen: un estudiante de instituto que descubre un poder oculto, y se va enfrentando a enemigos cada vez más poderosos hasta llegar a ser el mejor en lo suyo, y enfrentarse al supervillano de turno. Sin embargo, Jujutsu Kaisen no pretende desviarse tanto de otros shonen de éxito, sino subirse a hombros de gigantes, aprovechando la estela de otras series como Naruto, My Hero Academia y tantas otras series con temática similar. E incluso la temática de la escuela de hechiceros bebe de otro gran éxito reciente de la literatura juvenil: Harry Potter. Pero si los ingredientes son buenos, y la mezcla se hace con las proporciones adecuadas, el resultado siempre es satisfactorio. Tal vez, el único punto en que este manga habría de mejorar es en la claridad de las escenas de acción. Ya sea por la falta de experiencia de la autora, o por la abundancia de masas de negro que oscurecen las viñetas, lo cierto es que varias de las páginas de lucha no muestran con suficiente claridad lo que está ocurriendo. Y si para entender lo que pasa en una escena de acción tienes que dedicar demasiado tiempo a una página, es que el autor no ha hecho bien su trabajo.

Resulta curioso que NORMA Editorial haya hecho una apuesta tan fuerte por esta serie antes de ser conocida por el anime, que suele ser lo que empuja a muchos lectores a interesarse por el manga en papel. No cabe duda de que una vez el anime vea la luz en nuestro país, las ventas del manga subirán como la espuma. Ya sea por el ojo experto de la editora Annabel Espada o por un soplo de la editorial japonesa, el publicar el manga antes de que el anime se haya estrenado siquiera ha sido una gran maniobra comercial. Si todo sale bien, este Jujutsu Kaisen se puede convertir en el gran éxito de la temporada.