Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Hellboy y la AIDP: 1954

Hellboy y la AIDP: 1954
Guion
Mike Mignola y Chris Roberson
Dibujo
Stephen Green, Patric Reynolds, Brian Churilla y Richard Corben
Color
Dave Stewart
Formato
Cartoné. 144 páginas. Color
Precio
18,50€
Editorial
Norma Editorial . 2018
Edición original
Hellboy and the BPRD: 1954 #1-5, Dark Horse Free Comic Book Day 2016 USA(Dark Horse)

Hellboy ha muerto. ¡Larga vida a Hellboy! Ha pasado más de un año desde el final de Hellboy in Hell, donde su creador Mike Mignola decidía poner punto final a la epopeya que inició hace 25 años… o tal vez no. Este demonio rojo de gabardina eterna ha dado lugar a todo un universo encabezado por AIDP y seguido de un buen puñado de títulos más como Abe Sapien, Bogavante Johnson, Cazador de brujas… o este Hellboy y la AIDP.

Hellboy y la AIDP: 1954 es el tercer tomo de esta serie que nos muestra distintas andanzas de una versión más joven de Hellboy durante los años 50 en la AIDP. En esta ocasión nos traen cuatro historias cortas tituladas Sol negro, La bestia irracional, El mes de los fantasmas y El espejo. La constante la ponen el guión a cuatro manos de Mike Mignola y Chris Roberson y el siempre excepcional color de Dave Stewart, pero cada historia nos llegará de manos de un dibujante distinto.

Hellboy y la AIDP: 1954

Sol negro es la primera de las historias y cuenta con dibujos de Stephen Green, que es prácticamente un desconocido con apenas algunas participaciones en series como The Beauty o Legacy of Luther Strode, pero supone toda una sorpresa. Arrancamos en el Ártico recordando poderosamente a La Cosa (sobre todo a la de John Carpenter), pero poco a poco todo se irá poniendo muy… muy Hellboy.

La bestia irracional es una historia de fantasmas a cargo de Patric Reynolds en el apartado gráfico. Reynolds es un viejo conocido del mignolaverso y hemos podido ver su potente pincel con ecos de Kent Williams en títulos como Joe Golem o Hellboy: La cacería salvaje, pero en esta ocasión sus personajes sufren de una notoria sobreactuación, que puede empañar una historia cuyo argumento es también quizá el más manido de las 4 historias, por mucho que el fantasma sea en este caso algo peculiar.

Hellboy y la AIDP: 1954

El mes de los fantasmas nos lleva al Hong Kong de los años 50, con una interesante visión de la ciudad sin ley de Kowloon en los años de la China maoísta y la ocupación británica de Hong Kong. Estamos quizá ante la historia con más chicha de este Hellboy y la AIDP: 1954 donde el uso del folclore y lo sobrenatural se emplean como metáfora sin por ello descuidar la acción. Brian Churilla es un artista curtido en comics de franquicia como Golpe en la pequeña China, Tortugas Ninja o Godzilla que supone un acierto más en la galería de dibujantes del Hellboy.

Cierra el volumen El espejo, la más corta de todas las historias, que supone un extra por parte de Norma, dado que pertenece al especial Dark Horse Free Comic Book Day 2016 y no está recogida en el recopilatorio USA original. Para la ocasión tenemos de nuevo al mítico Richard Corben en una historia que no deja de ser una anécdota con cierta moraleja.

Hellboy y la AIDP: 1954

Hellboy y la AIDP: 1954 nos da nuevo un puñado de historias cortas como hemos visto en otros tomos del universo Hellboy. ¿Qué es lo que hace que esta fórmula funcione tras 25 años de Hellboy? Probablemente gran parte de su éxito se debe al mimo con el que están trabajadas. Puede que este tipo de historias no sean particularmente trascendentes, pero cada una tiene su pequeño hallazgo más allá de su sencillez. Da igual lo corta o anecdótica que pueda ser la historia; incluso en los personajes secundarios podemos ver un cuidado por la caracterización por accesorio que sea su papel. También es patente el esfuerzo por variar la temática de las historias en las que nos movemos por mucho que la estructura de éstas sea siempre muy similar.

Sin embargo si hay algo por lo que todas estas historias del universo Hellboy se caracteriza es por el extraordinario acierto en el apartado gráfico. No sabemos si es cosa de Mike Mignola o del editor Scott Allie, pero es innegable que alguien tiene una habilidad especial para captar dibujantes no muy conocidos y que resultan tener un talento fuera de lo común. No se me ocurre una franquicia de ningún universo de cómic norteamericano con una calidad y regularidad como la del mignolaverso. Y es que cuando trabajamos con historias pequeñas como estas, donde un guionista apenas tiene tiempo de urdir y desarrollar una trama, la labor del dibujante es aún más crucial que en otro tipo de comics. Con la extensión y la estructura habituales de los cómics de este universo, poner el hincapié en cómo contar algo en lugar de en qué contar es fundamental y recae en enorme medida en el dibujante, con lo que este particular tino y mimo ha hecho en gran parte de esta franquicia lo que es hoy día. Pero por excepcionales que sean sus dibujantes, no lo serían tanto de no tener redondeando su arte al mejor: Dave Stewart. Nadie en toda la industria ha cosechado tantos premios como colorista ni ha puesto tan de acuerdo a crítica y público. Stewart es capaz de mimetizarse con cualquier dibujante para darle el tratamiento de color adecuado a su estilo, conservando a la vez su propia personalidad y la personalidad de este universo que es en parte suyo.

Hellboy y la AIDP: 1954

Pero hay otro mérito más que corresponde únicamente a su creador Mike Mignola. Por más que en este Hellboy y la AIDP: 1954, su papel sea únicamente el de coguionista (y tampoco sabemos en qué medida), la iconicidad de Hellboy y su entorno tiene una fuerza descomunal. Probablemente Hellboy es el último gran icono que ha dado el cómic norteamericano y uno de los más grandes que ha dado la escena fuera de Marvel y DC (las dos grandes creadoras de iconos). Más allá de su gabardina, su mano descomunal, sus patillas y sus cuernos cortados, todo lo que rodea a Hellboy es inmediatamente reconocible y contiene una energía arrolladora: folclore, nazis, monstruos, platillos volantes… Puede que hayáis oído que AIDP es aún mejor que Hellboy y no puedo negar un guión más complejo y completo, un elenco más rico e incluso una atmósfera más interesante (amén de los dibujantazos que también hemos visto por allí), pero conseguir esa fuerza que tienen los iconos es algo a lo que muy pocos cómics llegan.