Es la hora de las tortas!!!

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Grandes Autores de Vértigo #11 – Peter Milligan y Sean Phillips: La granuja

Grandes Autores de Vértigo #11 – Peter Milligan y Sean Phillips: La granuja tiene una virtud de partida y es que desde las primeras páginas sabes cuál es su rollo. Nada más empezar tenemos un hermafrodita llamado sexomuerte y un dios mono del espacio que lanza mensajes telepáticos a la humanidad. Vertigo de los 90 en tu cara.

La granuja portada

Grandes Autores de Vértigo #11 – Peter Milligan y Sean Phillips: La granuja

Guión de Peter Milligan
Dibujo de Sean Phillips
Cartoné, 224 págs. Color.
22€
ECC Ediciones. 2017
Vertigo Winter’s Edge núms. 1 y 2 USA, The Minx núms. 1-8 USA

Anna Schwarz tiene 21 años. Es hija de una ex-punk neurótica y attention whore y un ortodoncista judío (o quizá no, pero eso ya lo veremos), es virgen y no se atreve a dar el paso con su novio, una joven promesa que escribe discursos para un importante senador demócrata. Ah, sí, y casi lo olvidaba, es una de las receptoras de los mensajes del mesías mono, que fue enviado al espacio y vuelve con la iluminación y quizá con el juicio final. Por si fuera poco, alguien está asesinando a los que oyen los mensajes del mono y para terminar de subir la apuesta quizá esa voz no es la única que habita la cabeza de Anna. ¿Cómo se os queda el cuerpo?

La Granuja, titulada originalmente en USA como The Minx cuando apareció en 1998 y fue cancelada en su número 8. En su huida hacia delante por romper todos los clichés, Peter Milligan pobló de todo tipo de rarezas y supuesta pretensiones este tebeo, sin quizá saber muy bien que se convertiría en un nuevo cliché, o al menos una suerte de paradigma de lo que nos viene a la cabeza cuando pensamos en una historia Vértigo de los 90. El nacimiento, la muerte, el esquema historia grande (proporciones divinas) conoce a historia pequeña (Anna y su circunstancia), el omnipresente tema de la identidad en Milligan, el milenarismo, el sexo, la naturaleza humana… tal vez demasiadas cosas para que la historia funcionara… o eso pensé la primera vez que la leí.

A medida que la serie avanza se va descubriendo un hilo conductor que hace que todas esas idas de olla dispersas encajen y funcionen: la ironía. Cuanto más nos adentramos en la en la lectura de La Granuja, mejor vamos viendo como el bueno de Milligan huye esta vez de las intrincadas reflexiones de Shade, Enigma o The Extremist para darnos el eslabón perdido entre estas obras y sus obras más macarras como X-Statix.

Aunque por aquel entonces Sean Phillips no era la estrella que reluce hoy día, tampoco era ningún novato y queda patente en la potencia de sus pinceles y, aunque aún no nos deleitaba con esos sutiles juegos narrativos con los que juega hoy día, dentro del esquema de una narración clásica cercana a lo cinematográfico y una disposición de viñetas muy académica, ya sabía de sobra cómo ponernos en nuestro sitio. La pega es que un dibujante con la sobriedad y el contraste de Phillips puede conducir a error y alejar nuestra cabeza de esa ironía clave. Pese a que su trabajo es impecable, su estilo nos invita a tratar de tomar esta obra totalmente en serio, a no entender el chiste y quizá por eso otro dibujante, quizá incluso menos hábil, podría haber redondeado mejor esta obra.

Es una lástima que no tuvieran más tiempo para resolver la historia. Realmente apenas llegamos a conocer a los personajes protagonistas y el octavo y último número trata de ser un epílogo y decir a la vez todo lo que quedaba pendiente, en un denso batiburrillo que no termina de cerrar bien. No obstante se las arreglan para dejar un puñado de buenas ideas y algún recado para el lector. Hay incluso una explicación que trata de dar sentido a todo, pero llega en un momento en el que casi nos da igual. Completan en tomo dos historias cortas de la antología Vertigo Winter’s Edge que no sabría decir en qué momento del hilo principal podría situarse y casi despistan más de lo que complementan.

Un caso raro la Granuja. A veces no basta con un gran guión y un gran dibujo para un gran tebeo. Por toneladas de mala leche e ideas locas que destile, por muy interesantes que puedan ser algunas de ellas y bien dibujadas que estén, todo tarda demasiado en empezar a funcionar y comercialmente ya sabemos lo que pasa en estos casos. Es una serie difícil a la que cuesta coger el truco y lo que es peor, cuando se lo coges, termina y te deja con ganas.