Es la hora de las tortas!!!

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El Gorila Llorica: Cómic infantil, ¿vamos por buen camino?

El gorila llorica
La pasada semana pude acudir a las Jornadas de Autores en Viñetas de Carmona. Una de las mesas estuvo dedicada al cómic infantil y juvenil, con ponentes como Manu Gutiérrez (editor de Sallybooks), Desireé Bessend (El Ministerio del Tiempo), Rafael Jiménez (Gustavo y sus leyendas), Juanfran Cabrera (Los Caballeros de la Orden de Toledo), Sonia Moruno y Pedro Rodríguez. La mesa resultó ser una de las más interesantes de todas las jornadas porque surgió un debate con muchas opiniones diferentes y en el que se hizo un repaso a la situación actual del cómic infantil y juvenil. Como sabéis, junto a mis dos redactoras junior, somos muy fans del cómic infantil, por lo que es un tema que me atrae bastante.

Cómic infantil
La principal conclusión que saco de dicha charla en la que se tocaron aspectos como la necesidad de clasificar por edades, temas que se tratan, intereses actuales… es que se tiende a pensar por el niño. Eso no es nuevo, es algo que se ha hecho toda la vida: ¿A quién no le ha dicho su padre que nos vamos a volver tontos por ver un tipo de animación, leer un tipo de literatura/cómic, escuchar un tipo de música o jugar a algún tipo de videojuegos?

Y es que es cierto que un padre que tenga interés hoy día por acercar a su hijo al mundo del cómic va a encontrar mucha variedad, pero puede tener el problema de no saber qué puede interesar al niño. Una de las cosas en las que en cierto modo hubo más coincidencias de la mesa fue el papel que jugó el kiosco en nuestra infancia como lectores de cómic. No solo por contar con cómics en grapa a precios asequibles que se nos pudieran meter por el ojo, sino por una época de revistas infantiles con gran contenido de cómic. Y voy más allá: El papel del cómic en los suplementos infantiles de los periódicos que, aunque en algunos títulos, sigue estando presente en mayor o menor medida, el avance de las nuevas tecnologías y el paso a la información digital hace que ya no haya en las casas esos suplementos que puedan acabar en manos de un niño. Y es que precisamente recuerdo mi infancia con esos suplementos de Gente Menuda de ABC o El pequeño País de El País. Ahí fueron mis primeros contactos con series como Blueberry, Goomer, Capitán Trueno… No me los daban, estaban por la casa y era yo el que me acercaba a buscarlos.

Hoy día cuesta más que un niño se tope con una serie que a priori pueda no resultar interesante pero que le acabe llamando la atención. Y es que ese fue otro de los aspectos que se tocaron. Preguntaban desde el público si creían los ponentes que una revista como Joyas Literarias Juveniles se podría llevar hoy día a cabo y si se podría realizar de manera atractiva. Ahí hubo debate. Es cierto que comentaba Pedro Rodríguez que se han realizado adaptaciones actualizadas de obras clásicas, y ponía como ejemplo Sherlock Holmes. También es cierto que esa marca va asociada a un estilo muy característico de obras con una narrativa muy clásica. Eso podría representar un problema per se, ya que probablemente hubiera la tentación de intentar captar a los lectores clásicos pero ese estilo hoy día no funcionaría entre los más jóvenes, sin lugar a dudas.

Cómic infantil
La fuente de aproximación al cómic más fácil debería ser la escuela. Se planteaba que debería existir una serie de obras de enseñanza obligatoria en el periodo académico. Igual que nos obligaban a leer en nuestros tiempos La tesis de Nancy de Ramón J. Sénder o los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, no sería descabellado que se incluyese un Maus o un Los surcos del azar. Es una de las eternas asignaturas pendientes en la educación, la infravaloración del cómic en cultura.

Comentaba Manu Gutiérrez que uno de los principales escollos a los que se enfrentaban desde Sallybooks era la demanda de clasificar en edades los productos por parte de las propias tiendas. Eso provoca que un padre puede echar mano a un título, resultarle atractivo y haberle convencido porque piense que va a gustarle pero cuando llega a lo de Recomendado para niños de equis años, lo deja porque piensa que ya no es adecuado.

Pero en definitiva hay un asunto importantísimo: A cada niño le gusta un cómic diferente. Es inevitable que intentemos acercar a nuestros hijos lo que nos cautivó a nosotros… pero si bien nosotros crecíamos con un ritmo narrativo, ellos lo hacen con otros. La animación más movida de mi infancia (previa a la llegada del anime japonés de Campeones o Bola de Dragón) era Dragones y Mazmorras. ¡Y no existía YouTube! Hoy mis hijas ven las Supernenas, Teen Titans Go o Lady Bug, con recursos visuales trepidantes, colores chillones con mucho contraste y música que acelera al más tranquilo. Y se pasan horas frente a un tipo que habla en su canal como si fuera Fernandisco harto de Red Bull (aquí es cuando los menores de 30 años se quedan con el gesto torcido).

 

Cómic infantil

Si ya a mí como niño Tintín me podía parecer un poco rancio, no quiero pensar qué puede opinar mi hija si intento darle un cómic así para que lo lea. ¡Ojo! Lo mismo le encanta… pero lo dudo. Ellas están acostumbradas a otro ritmo y probablemente no va resultarle atractivo. ¿Quién sabe? Todo es probar. En nuestras manos está encontrar un título que acerque al niño al mundo del cómic, que encuentre sus propias historias y que esa familiaridad acabe despertando su curiosidad y animando a descubrir otras historias.  Pero no es tarea fácil, mucho menos de lo que pueda parecer.