Mahatma Gandhi nació en Porbandar en 1869 y murió asesinado en Nueva Delhi. Fue el mayor activista en la independencia de la India frente a Gran Bretaña. Ideólogo, pensador, defensor de la protesta no violenta… En definitiva, una de las mentes más brillantes de su tiempo… ¿Verdad? Pues los cojones treinta y tres. O al menos eso es lo que nos plantean J. Michalski y Antonio Rojo en Gandhi: La bestia interior, una de las bizarradas más simpáticas y curiosas que he leído en los últimos tiempos y que acaba de publicar Panini Comics a través de su sello Evolution Cómics.
Imaginad lo siguiente: ¿Y si Gandhi fuera Hulk? Así de simple. Emulando la estructura clásica de la mítica cabecera de Marvel What If, los autores nos presentan una novela gráfica diferente, macarra, cafre y llena de humor negro. Sin ánimo de hacer spoiler alguno, solo comentaros que la primera escena nos lleva a un hotel de Estados Unidos donde un pelotón de soldados americanos trata de capturar a Gandhi, que está pasando una velada con un puñado de furcias.
Y es que al bueno de Mahatma se le cayó encima una nave espacial en el año 1900 cuando estaba de paseo por Sudáfrica. Este desafortunado accidente provocó que en momentos de estrés pierda los nervios y se convierta en una bestia sobrehumana. Una bestia que fue crucial para el devenir de la Primera Guerra Mundial, pero que no quiere saber nada de la segunda. Por desgracia, tanto Hitler, como el gobierno americano tienen otros planes para él.
La historias distópicas sobre la Segunda Guerra Mundial han sido una constante desde hace décadas. Sin ir más lejos, en Marvel Comics crearon a Los Invasores en plenos años 40, que no eran otra cosa que una coalición de héroes para detener al Eje. En Dark Horse también han tirado de los nazis para muchas de las historias de Hellboy, y esto son solo un par de ejemplos . En el cine hemos visto versiones del conflicto tan dispares como la de Malditos Bastardos, Overlord, Kung Fury o Iron Sky, que parece haber sido clave como inspiración de esta obra, pues aquí Hitler tiene su propio Tiranosaurio Rex.
En este desmadre de tebeo podemos observar la versión más paródica, ridícula o burlona de ese ser despreciable llamado Adolf Hitler. Además de un dinosaurio, Hitler tiene una armadura que ya quisiera Iron Man, un ejercito de androides o una escultura de Mickey Mouse firmada por Walt Disney para su “amigo Adolf”. Parece que nuestros autores también apoyan esa teoría que posicionaba a Disney como antisemita. Aunque claro, por cada teoría que lo afirma, hay otra que lo desmiente, pero no me voy a desviar del tema.
Lo cierto es que esta Gandhi: La bestia interior acaba teniendo más paralelismos con Hulk que con cualquier otra cosa, pese al claro homenaje al Giant-Size X-Men 1 de la portada. Más allá de la apariencia física, este Gandhi solo quiere que lo dejen en paz con su demonio interior, no busca integrarse en la sociedad, ni el perdón… Ni siquiera una cura.
¿Pero merece la pena esta obra? Pues sí, porque cumple con el fin básico de entretener, y eso lo hace muy bien. No busca transgredir ni dar lecciones ni nada, simplemente os hará pasar un buen rato con una historia que engancha desde el primer momento, que tiene bastante sorpresas o momentos WTF. Está muy bien escrita, con unos personajes bien definidos desde el principio (aunque es cierto que resultan bastante arquetípicos) y un dibujo bastante sólido de Antonio Rojo, un artista al que no conocía pero que se marca unas páginas realmente espectaculares. La única pega que le pongo es la narrativa en algunas escenas de acción, pero poca cosa.
Por su concepto, por su acabado (cartoné como suele ser habitual en la línea Evolution), por lo mucho que entretiene Gandhi: La bestia interior puede ser una buena elección para regalar estas navidades.
