Es la hora de las tortas!!!

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Expocómic 2016: Luces y sombras

Expocómic 2016

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Ya ha terminado la edición más polémica de Expocómic. La más polémica… y la última. Se ha desvelado que la nueva Expocómic pasa a llamarse Heroes Comic Con Madrid, correspondiendo con las novedades que la empresa organizadora Easyfairs ha incorporado este año y potenciará en ediciones posteriores para hacer de la feria un encuentro abierto para todo tipo de público. Ya podemos anunciar que la próxima Heroes Comic Con Madrid se celebrará en octubre de 2017.

¿Y qué nos ha parecido? Ha tenido cosas que han estado bien, cosas que han mejorado con respecto a años anteriores, y algunas otras realmente decepcionantes. Antes de proseguir, hemos de empezar por distinguir entre convención y feria. A una convención van profesionales a trabajar, a establecer relaciones con otros profesionales o a fortalecer las ya existentes, hay exposiciones, stands de editoriales, charlas, ponencias… A una feria puede ir todo el mundo (lectores, familias, fans…), y es un evento para disfrutar, para pasar un buen día, y en el que no puede faltar abundante entretenimiento. Así pues, los Salones de cómic en España están pasando de ser convenciones a ferias. ¿Esto es bueno o es malo? Ni una cosa ni la otra, siempre y cuando llamemos a cada cosa por su nombre y no mezclemos conceptos.

Pero vayamos por partes:

Puntos a destacar de Expocómic 2016

Zona infantil. El gran éxito del evento. Había diversidad de actividades para que los más pequeños se lo pasaran bien: zona Lego Superhéroes, zona Imaginarium, zona de dibujo y manualidades… Llevar a un niño a un Expocómic como los anteriores (exposiciones de originales, tiendas, firmas…) era un suicidio para los padres. Si se pretende convertir el Salón en un evento familiar, éste es un buen paso inicial.

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Zona VIP. Un área cómoda para los que van a la feria a trabajar: autores, editores y prensa. Puesto que hemos visitado el evento para cubrirlo, hacer entrevistas a autores y poder traeros esta crónica, hemos de reconocer que hemos pasado bastante tiempo descansando en esta zona. Evidentemente, al pasar dos días enteros en el recinto, una vez hechas las entrevistas, vistas las exposiciones, saludado a los amigos, conocidos y editores… ¿qué haces el resto del día?

Las proyecciones. En línea con la intención de la organización de tomar el modelo de la San Diego Comic Con como referencia, Disney promocionó el inminente estreno en España de Rogue One y Warner Bros hizo lo propio con Wonder Woman. Para los seriéfilos hubo maratón de episodios de The Walking Dead y una selección de títulos de Cartoon Network.

La sección de juegos. Dentro de las actividades, hubo una sección de juegos de mesa. Varios de los torteros son jugones y wargameros. Lamastelle-san todavía está babeando de emoción tras las charlas con la gente de Trafalgar Editions (incluyendo al propio autor de Trafalgar, con quién osó hablar sobre el diseño de los navíos y de los escenarios).

La calidad de las instalaciones. Más amplitud, aire más respirable… El recinto es bastante mayor que el antiguo Palacio de Cristal de la Casa de Campo (Pabellón de Cristal: 12.300 m2. Ifema: 16.200m2). Esto pudo haber contribuido a dar una sensación de vacío en algún momento, sobre todo a primera hora de la mañana. Pero recordemos que Madrid no es Barcelona, y las colas de los salones de esta última no se replican en las de la capital. Pero nadie puede negar que en las horas punta el salón estaba lleno de gente, y sin llegar nunca a esa sensación de agobio que hay en las horas punta del Salón de Barcelona. Valorando esa parte de la organización que solamente funciona si no se nota, debemos comentar la presencia discreta pero constante de varios miembros del personal de limpieza. Su trabajo constante (en vez de esperar al final de una larga jornada) hizo que el enorme recinto permaneciera limpio. Esto incluye los aseos, algo muy importante para los usuarios.

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Ray Park. La edición de este año ha sido inaugurada por un personaje de excepción: nada menos que el mismísimo “Darth Maul”. Se ha criticado que el invitado estrella del salón haya sido “un actor de tercera”. Si bien Park no es una estrella, no hay que olvidar que se trata del actor que dio vida al personaje más carismático y mejor valorado de la que fue en su momento la película más esperada: La Amenaza Fantasma. Y eso es un buen reclamo comercial para un evento de estas características. El actor fue escoltado por la Legión 501 hasta el escenario principal donde realizó una demostración en directo y dio paso al panel de preguntas y respuestas, además de hacerse fotos y firmar autógrafos a los fans.

La cultura: Es de agradecer la implicación de escuelas e instituciones culturales como ESDIP o ESNE y el Museo Thyssen-Bornemisza, el Museo Nacional del Prado o el Museo ABC de Dibujo e Ilustración.

Puntos a mejorar / eliminar:

La diversificación de actividades hasta el absurdo. ¿Wrestling, gastronomía coreana, un stand de la gasolinera Galp? ¿Era necesario? La batalla de raperos, incluso hasta para el sector de público al que le podía interesar, fue de vergüenza ajena. Como bien dijo El Torres en su muro de Facebook, es comprensible (y hasta necesario) que en estos eventos haya sideshows. Pero cuando estos sideshows eclipsan la temática principal, que es el cómic, es que se está haciendo algo mal.

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La falta de autores estrella de renombre internacional. Se ha echado en falta a autores estrella, de ésos que revolucionan las redes sociales cuando se anuncian, y cuya sola presencia hace que la gente acuda en masa (como fue el caso de Frank Miller, que estuvo este mismo año en el Saló de Barcelona, cuya entrada costaba la mitad que la de este Expocómic). Los autores más conocidos, Buckingham y Janín, venían invitados por ECC, no por Easyfairs. Muchos autores nacionales, eso sí, y de calidad indiscutible. Pero un evento de estas características y de una ciudad como Madrid no se puede permitir carecer de una estrella internacional que le dé empaque. Además, imperdonable el despiste que fue no traer a El Torres, ganador del último Premio del Salón de Barcelona (y en su momento aspirante al Premio Nacional).

La falta de presencia editorial. Es incomprensible que dos editoriales madrileñas de la talla de Dibbuks o Diábolo no hayan asistido. Otras, como Norma, Astiberri, Dolmen o Ponent Mon estaban únicamente vendiendo sus productos y organizando firmas de sus autores. Panini ni estaba ni se la esperaba, y Planeta Cómic, una sombra de lo que fue antaño, tenía un stand tan minúsculo (unas balas de paja en el suelo) que no reparé en él hasta que me encontré por casualidad con su responsable de prensa y me lo mostró.

El ruido. Había un bullicio excesivo en el escenario principal en demasiados momentos, que hacía que hubiera que entenderse a gritos con los autores aun en la sala VIP, que estaba al otro extremo del recinto, y sin paredes que amortiguaran el sonido (no había ningún lugar mínimamente aislado en el que hacer las entrevistas con tranquilidad, al contrario que en el Salón del Barcelona, en el que hay habitaciones cerradas para la prensa). De nuevo, el momento raperos fue uno de los puntos más molestos del evento.

La gestión de acreditaciones. El sábado por la mañana, para el simple trabajo de doblar un A4 sobre sí mismo dos veces, meterlo en una funda y dárselo al acreditado, sin comprobar listados ni correspondencia entre el nombre que aparecía en la acreditación y la persona que la entregaba, se tardaba un tiempo excesivo. Unos cuarenta minutos para una cola de treinta o cuarenta personas en torno a las once de la mañana.

El precio de las entradas. 15 EUR por entrada es un precio a todas luces desorbitado para lo que se ofrecía, por mucho que el recinto fuera el IFEMA de Madrid. Una de las valoraciones más escuchadas este año ha sido que el evento no está mal, pero no vale lo que cuesta. Hace tan sólo 6 años una entrada al Expocómic costaba 5 EUR.

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Las firmas de Ray Park. Pagar entre 15 y 30 EUR por una foto y una firma del actor (cuando ya se han pagado 15 EUR más por entrar) no es algo a lo que estemos acostumbrados en España. Bien es cierto que es el sistema norteamericano, y serían las condiciones que el actor (o su agente) impuso para venir, pero aun así…

La comida. Si se pone una zona de food trucks (¿era necesario, habiendo dentro de IFEMA tres restaurantes a dos minutos andando?), hay que poner un lugar donde comer, con sus mesas y sus sillas. La gente estaba comiendo en esa zona sentada en el suelo o, lo que es peor, deambulando por los pasillos y frente a los stands con perritos chorreando salsa y vasos enormes de cerveza.

Exposiciones. Muy bien la de El Quijote, y muy bien aunque muy breve la de Diez Autores. Pero una pregunta recurrente que se escuchaba en la de P8ladas era “¿y este tipo quién es?”, y eso que era una de las más amplias. Y se dijo en varias ocasiones de la de Astiberri que era un publirreportaje. Comparadas con las exposiciones de otros años, las de esta edición han sido de un nivel muy bajo.

Según la organización:

Expocómic, que pasa a denominarse HEROES COMIC CON MADRID, el mayor evento de pop culture en España, ha superado todas las expectativas de participación al congregar este fin de semana a más de 42.000 personas en IFEMA. y se ha convertido en el encuentro indispensable para amantes de la cultura pop, donde tienen cabida el cómic, la ilustración, el cine, las series de televisión, la música, exposiciones, talleres para todos los públicos, clases magistrales, área infantil, zona street art y cosplay, entre otras muchas actividades.

María José Navarro, directora general de Easyfairs Iberia, ha querido destacar que “la cultura del cómic va muy ligada a la de los superhéroes, queríamos hacer ese guiño y que el evento fuera el lugar de encuentro de todos los apasionados de este mundo”.