La primera vez que Gwen Stacy se cruza con Peter Parker es cuando este comienza su andadura en el mundo universitario. Realmente no se parecía mucho al personaje que nos viene a la cabeza cuando pensamos en ella, más bien era un pastiche de Liz Allen (la rubia que nunca terminaba de hacerle caso del todo en el instituto) solo que con algún año más. Fue el paso del tiempo el que la convirtió en lo que es hoy en día, en la chica de nuestros sueños.

Gwen Stacy es rubia, guapa, viste con clase (y minifaldas), es dulce, siempre tiene una sonrisa en la cara, es con todo la chica perfecta y la que siempre buscamos. Era perfecta y todos sabemos que eso no podía durar. Por primera vez Spider-Man pierde a una persona y realmente nos importa. Los personajes de cómic van y vienen, es parte del juego y realmente no tiene mayor interés; fallece alguien y al par de números realmente no importa, pero su muerte no fue así. Con ese suceso los creadores de sus aventuras lograron que realmente el dolor que hemos podido sentir cada uno (ya sea una ruptura, la muerte de un familiar o las circunstancias que ocupen a cada lector) se transmitiera a esas páginas. No en vano siempre ha sido “el primer personaje que moría y realmente te importaba”.

La muerte de Gwen es todo lo que debería haber sido la del tío Ben. Logra que nos sintamos identificados, si apuras hasta se nos puede derramar alguna lágrima por el rostro, en ese momento realmente se siente pena por Peter Parker porque por primera vez ha perdido a una persona y nunca jamás la recuperará. Ese es el verdadero sentido de esa muerte, es una pura metáfora de las veces que nosotros hemos perdido a alguien y lo único que podíamos hacer era sentarnos y llorar. En esta ocasión sientes una conexión con ese chico que acaba de perder a la persona más importante de su vida, se torna como si fuera algo real y lo único que quieres hacer es sentarte a su lado y decirle “No te preocupes Peter” para después darle un buen abrazo. El problema es que, al igual que cualquiera de nosotros, en el momento de perder a alguien no podemos evitar sentir algo de culpabilidad por las cosas que hicimos y las que no pudimos hacer. Esto lo vemos en la cuestión de ¿realmente estaba muerta o fue por culpa de Spider-Man al sujetarla con su telaraña? Esa es una respuesta que realmente nunca llegaremos a saber (aunque en Marvels Busiek apunta en una dirección muy clara) y por la que el hombre araña siempre tendrá que preguntarse.

Pero, dicen, el tiempo lo cura todo. Y será la semana que viene cuando entrará Mary Jane Watson.