Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El Efecto Kick-Ass

El pasado viernes 4 de junio se estrenó la adaptación cinematográfica de la fallida obra de Mark Millar y John Romita Jr, Kick-Ass, el primer superhéroe real, sin poderes, en una ciudad real, con problemas cotidianos y aburridos.

El CÓMIC

Kick-Ass narra las desafortunadas peripecias de Dave Lizewski, un paria social de instituto, obsesionado de los cómics y videojuegos, cuya vida está sumida en una completa miseria, reducida a un entorno de escasos amigos junto con su viudo padre. Un buen día, preguntándose por qué nadie se ha puesto un traje para convertirse en un superhéroe, decide que él debe ser el primero en intentarlo.

Desde ese momento una sucesión de palizas e intentos vacuos de realizar heroicidades llevan a Dave a proclamarse una popularidad enmascarada, el primer superhéroe de la era del Myspace (lugar donde la propia Marvel inició la publicidad y promoción del tebeo de la línea Icon) y Youtube, una celebridad cuyo nombre es más un deseo que una intención propiamente dicha.

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Hasta este punto, Millar consigue crear una historia interesante y atrevida que al final del tercer número se produce una cuesta abajo en sus intenciones iniciales, con la aparición de Hit-Girl y toda la casquería más típica de los cómics del Castigador o The Ultimates. Este es el mal que actualmente adolece Millar, antaño guionista original y descarado, amante de la hiperviolencia e ideas alocadas, más preocupado a día de hoy de hacer caja con sus adaptaciones cinematográficas (el excelente Wanted de viñetas a la irregular y pobre Wanted: Se Busca de Angelina Jolie), que escribir una buena historia como hacía antaño (Ultimate X-Men, Superman Rojo, The Authority).

A pesar que las intenciones iniciales se disipan de forma espontánea, la lectura de Kick-Ass es divertida y vacía al termino de la misma, cumpliendo su función a raja tabla, siempre y cuando te guste el humor negro y la violencia desatada por Big Daddy y Hit-Girl, ya que los escasos momentos cotidianos de Dave, terminan siendo una broma más en su intentona de meterse en las bragas de su amor de instituto (esta cree que es gay, produciendo uno de los mejores momentos del cómic, cuando aparece Kick-Ass gritando debajo de su ventana que Dave Lizewski no es gay), o su peculiar relación con su padre.

Aunque al final su papel protagonista termina siendo robado por Hit-Girl, la verdadera “superhéroe” del tebeo, homenaje ultraviolento de la Elecktra creada por Frank Miller (Hit-Girl es único personaje tridimensional, dentro de lo que hay está claro, que termina uno cogiendo cariño, a pesar de los continuos momentos de ira desatada que protagoniza), la figura/personalidad de Dave no termina de convencer; sus intenciones de ayudar a los demás son más o menos nobles, debido a que cree de verdad que está consiguiendo algo con sus actos, lo único que consigue es un efecto de imitación, tan común hoy, que no aporta originalidad a la trama ni al entorno creado por Millar, disipando todo lo conseguido en los primeros números.

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Con un final más o menos predecible (por mucho que cambien las cosas, todo termina siendo igual, perdedor al principio del cómic, perdedor al final del cómic), Millar ya tiene en su curriculum otro éxito de ventas, pero no de crítica. Siendo sincero, la línea que separa un guión actual de Jeph Loeb y otro de Mark Millar es casi invisible. Poseen en este instante los mismos escasos recursos, intentando ser el más guay entre los guays, dicho de manera coloquial. Solo hay que leer su Ultimate Vengadores dibujado por Carlos Pacheco (otro que mejor no hablar y de capa caída) y Yu, para comprobar que vive de los méritos pasados, de una muy efímera fama.

Hablando de dibujantes que viven de los méritos pasados, la otra mitad del invento es John Romita Jr, antaño dibujante excepcional (dentro de su estilo), cuyo bagaje artístico desde hace años deja mucho que desear, más preocupado en realizar páginas y páginas siempre iguales, sin importar el protagonista (solo hay que ver su Spiderman, su Lobezno o su Daradevil que comparten la misma pose, cuando poseen lenguajes corporales diferentes), que en molestarse en dibujar. En Kick-Ass realiza un trabajo correcto, meritorio gracias a las tintas de Palmer, más que por su puesta en página, demasiada convencional para una obra que pretende ir de transgresora.

Me pregunto que resultado hubiera sido, sin en vez de Romita Jr el elegido hubiera sido Frank Quitely, cuyo sucio estilo (deudor de Carlos Ezquerra) se adapta a la perfección en este tipo de relatos, salpicados por violencia y desmembramientos.

Entonces llegó la llamada de Hollywood a la puerta de nuevo. Con un solo número publicado, se inició la adaptación cinematográfica que tanto ansiaba Millar de su obra.

LA PELÍCULA

No voy a volver a contar los pormenores de su producción, por que son sabido por todos. Kick-Ass la película es una fiel adaptación de la idea inicial de Millar tenía para su cómic. Hay gente que critica que es una comedia, pero eso es exactamente lo que debe ser, una comedia, sino caería en la parodia, como ocurría en The Spirit de su adorado Frank Miller, sin ningún tipo de interés.

Muchos de sus detractores, critican el trabajo de Matthew Vaughn por no seguir el cómic de donde procede, pero también estas personas deben de tener en cuenta que se rodó la película cuando Millar no tenía ni pensado el final ni la duración de la miniserie, siendo el mismo guión cinematográfico una base por donde llevar la resolución del tebeo, ya que el propio Millar formó parte del primer borrador y de algunos cambios en el guión definitivo.

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Salvando los tópicos del cine más comercial, como que el protagonista se lleve al final a la chica, todo el mundo es feliz, incluso el malo a pesar de perder de forma dolorosa, la película es un divertimento salvaje, repleta de homenajes (quién no ha esbozado una sonrisa cuando Hit-Girl se enfunda su traje del videojuego Doom) y excesos (muchas veces vistos en películas de Serie B y de corte Gore), mejor hilvanado que el conjunto final del cómic, una comedia destinada al disfrute del espectador, sin ningún tipo de pretensión de crear la película de violencia definitiva. Para eso ya se rodó El Padrino II.

Un detalle para terminar. Soy el único qué se fijó en la M del traje de Red Mist era un homenaje a Miracleman de Alan Davis y Alan Moore.

Kick-Ass la película, por Antonio Hidalgo

La última bajada de pantalones de la industria comiquera ante Hollywood se llama Kick-Ass. Lo que podría haber sido una reinvención del género, una vuelta de tuerca que hiciera frente al artificioso espectáculo visual de los últimos taquillazos, se queda en una mera comedia adolescente, un American Pie con mallas.

El cómic original de Millar y Romita Jr, pese a no ser ninguna maravilla, sí contaba con elementos que lo diferenciaban del resto, y empleaba giros y argumentos que lo ponían algo por encima de la media, convirtiéndolo, si no en una obra maestra, al menos sí en un digno tebeo de superhéroes (o antihéroes). Pero la versión cinematográfica ignora estos elementos, y se queda sólo con el concepto del “adolescente en mallas que recibe caña”. Y modifica deliberadamente los muy interesantes orígenes de Big Daddy o Red Mist.

Los momentos supuestamente cómicos del film caen, como a plomo, en los más trillados tópicos, como el del protagonista ensayando delante del espejo, o los amigos frikis, pasando por el (de vergüenza ajena) frenillo del hijo del jefe mafioso. ¿Eran necesarias estas concesiones al público adolescente? ¿Tan inseguros estaban los guionistas de la calidad del producto original que tuvieron que trampearlo de una manera tan insultante?

Nicolas Cage no interpreta su papel, sino que lo perpetra. Nos encontramos ante un actor que ha caído víctima de la maldición del Oscar: nada mejor para hundir la carrera de un actor que darle este premio. Y es que el bueno de Cage no ha levantado cabeza desde Leaving Las Vegas, y parece más interesado en establecerse como héroe de acción que en buscar buenos personajes. Su Big Daddy no impone como el del cómic, sino que se pasea por la pantalla con cara de infeliz, poniendo muecas e intentando parecer interesante.

En resumen, Kick-Ass, la película, es un producto palomitero que encontrará su público entre los adolescentes que buscan entretenimiento ligero, y el lector despistado que espera encontrar una buena adaptación de un cómic. Pero decepcionará a los que disfrutaron con, por ejemplo, El Caballero Oscuro.