Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

El día que cambié a mi papá por dos peces de colores, de Neil Gaiman y Dave McKean.

El día que cambié a mi papá por dos peces de colores, de Neil Gaiman y Dave McKean.
Guion
Neil Gaiman.
Dibujo
Dave McKean.
Formato
56 páginas. Color. Tapa dura.. 23 x 23 cms.
Precio
16 euros.
Editorial
Astiberri.. 2018.
Edición original
The Day I Swapped My Dad for Two Goldfish.

Saludos, mis queridos lectores. Hoy no os traigo exactamente un tebeo, sino un libro ilustrado. Pero seguro que me perdonáis si menciono dos nombres: Gaiman y McKean. Hoy os contaré lo que sucedió El día que cambié a mi papá por dos peces de colores.

Astiberri nos trae una nueva edición de este cuento de Gaiman, incluyendo un nuevo epílogo donde nos explica el origen de la historia. Si, estoy empezando una reseña hablando del epílogo. Yo soy así :-). La edición también incluye la nueva portada de esta obra. Una portada extrañamente perturbadora, con esos peces en lugar de los ojos del niño…

Tengo una pequeña anécdota personal con esta obra. Hace muchos años una amiga muy lectora de Gaiman la buscaba en la biblioteca sin encontrarla… porque estaba perdida en biblioteca infantil y juvenil. ¿Dónde? en la sección de 0 a 4 años.

Ce compte rendu est pour toi, mademoiselle.

La historia es simple y el propio título nos la comenta. Un niño cambia a su padre por dos peces de colores. Por supuesto, su madre lo enviará a recuperarlo, acompañado por su hermana pequeña y…

Ah, esa hermana pequeña. ¿Quién no ha jugado con su hermana pequeña en el jardín, mientras mamá está fuera y papá lee el periódico antes de ser cambiado por dos peces de colores?

Estamos ante un cuento que quizás no sea exactamente infantil. Gaiman conoce a la perfección la estructura de un cuento clásico e infantil y la aplica a esta historia. Tendremos frases cortas, repeticiones de fórmulas gramaticales y sustantivos que darán un ritmo poético al relato, creando su propia rima en este texto en prosa. Tendremos listados de sustantivos y adjetivos que enriquecen el vocabulario sin realmente hacer avanzar la historia, pausando el ritmo y la velocidad del relato. Tendremos diferentes escenas con la misma estructura, diferentes versiones de la misma escena.

peces

Nada que una madre no haya usado al contarle un cuento a sus hijos.

Y es que estamos ante un cuento que sí; podemos leer como un libro, pero que parece haber sido creado para leer en voz alta. Que pide a gritos el ser leido con voces diferentes para los diferentes personajes.

Un libro ideal para leer a la hora de dormir, una noche y otra.

Quizás con un padre o una madre guiando los ojos del niño por el dibujo, mostrando solamente las ilustraciones mientras las palabras escritas se convierten en voces.

Y es que para un niño quizás el dibujo sea feo. Lleno de imaginación, collages, surrealismo y metáforas visuales, quizás no sea lo más indicado para un libro infantil. Pero estos dibujos, estas ilustraciones le dan otra vida al cuento. Otra lectura para lectores con más libros a sus espaldas que un niño pequeño. O quizás el espíritu infantil está encerrado en esas ilustraciones, en esos dibujos.

peces

Ese mapa por el que los personajes andan mientras andan por la ciudad real. El mapa que dibujaría un niño. Quizás la mejor ilustración de todo el libro. Simplemente una preciosidad.

La tipografía elegida por los autores recuerda igualmente a un cuento escrito a mano por un niño. Os dejo dos imágenes de la edición original y la española para que las comparéis y apreciéis el trabajo de traducción (Gonzalo Quesada), rotulación (Ana González de la Peña) y maquetación (Alba Diethelm ).

peces

¿Qué más os podría decir? Por ejemplo, que en este enlace Astiberri nos deja leer las primeras páginas de la obra.

¿Por qué leer El día que cambié a mi papá por dos peces de colores?

Un cuento infantil y no tan infantil. Sigue el esquema más clásico de un cuento de buenas noches. La imaginación desbordante de las ilustraciones.

¿Por qué no leer El día que cambié a mi papá por dos peces de colores?

El dibujo puede echar para atrás a quién busque un cuento muy infantil.