Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Durango vol. 1

Durango vol. 1
Guion
Yves Swolfs
Dibujo
Yves Swolfs
Formato
Cartoné. 223 x 312 mm. 192 páginas. Color.
Precio
40€
Editorial
Yermo Ediciones . 2018
Edición original
Durango 1-4 (Soleil)

Si comienzo la reseña diciendo que Durango es un western, tal vez me valdría más firmar esta reseña como “perogrullo” en lugar de con mi nombre. Sin embargo, puede que no tengamos del todo claro los límites del llamado “género western”. Si acudimos a esa fuente de sabiduría colectiva llamada wikipedia, nos dice que western es “un género cinematográfico típico del cine estadounidense que se ambienta en el Viejo Oeste estadounidense”.

Durango vol. 1

Este Durango de Yves Swolfs nos enseña que de inicio, esta definición es incorrecta. Para empezar, limita el género al cine. Además, en la actualidad, llamamos western historias que no cumplen para nada con esta definición. Tenemos películas como Vampiros de Carpenter, Brokeback Mountain o No es país para viejos son consideradas western y cómics como Predicador, Scalped o hasta Usagi Yojimbo o el Ragnarok de Simonson. Podríamos decir entonces que bajo el paraguas western podríamos meter todas aquellas historias que manejan los tópicos que hemos asimilado del western tradicional: el pistolero solitario errante, el viaje a caballo, la ley del más rápido, cazarrecompensas, indios o algún tipo de enemigo colectivo e impersonal, bandidos, duelos, parajes inhóspitos… Aún con todo esto, tampoco tendríamos una definición perfecta de ese modo de contar historias o, pongámonos metafísicos, de ese espíritu que constituye el western. Por si fuera poco, ninguna de estas convenciones son incompatibles con otros géneros y de este modo, tenemos westerns de género negro, cómicos, de terror… incluso de ciencia ficción, con lo que llamarlo género puede no ser del todo acertado.

No obstante, el western es ya algo tan interiorizado que se siente, más allá de una identificación consciente. Aunque Durango no cumpliera con todos los tópicos del “género” (que los cumple) tiene ese… llamémosla aura, que despeja toda duda. Es más, podríamos decir, que Durango es canon de lo que es un western en cómic desde los años 80.

Durango vol. 1

Este pistolero solitario que sólo mata en defensa propia y que empuña una mauser con la zurda (por motivos que se contarán en el primero de los cuatro capítulos de este tomo), cabalgará errante y silencioso de pueblo en pueblo y de estado en estado (ya sólo en este estado sus pasos lo mueven de Wyoming a Arizona) combatiendo (a veces incluso a su pesar) a bandidos, caciques corruptos o cazarrecompensas.

Igual de errante que su protagonista ha sido la publicación de su serie, tanto en España, como en Francia, su país de origen. Desde 1981, Durango ha cambiado de editorial en varias ocasiones. Nacería en Édition des Archers, para pasar a Dargaud a partir del tomo octavo (1988). Sin embargo, el noveno (1990) vendría ya de la mano de Alpen publishers hasta sus decimotercera entrega (1998). Las trece serían reeditadas por Les Humanoïdes Associés, pero sería finalmente Soleil quien ostente hoy por hoy los derechos de publicación de la obra, de la que ha salido el decimoséptimo álbum hace tan sólo dos años.

En España la edición ha dado alguna vuelta menos, pero Yermo sería la tercera editorial que se atreve con Durango (esperemos que la definitiva). Grijalbo publicará 7 álbumes a finales de los 80 y Planeta, a partir de 2008, publicaría los doce primeros, recogidos en cuatro entregas y con formato reducido. Yermo nos trae una edición tan cuidada como nos ofrece por costumbre recogiendo los cuatro primeros álbumes franceses en cartoné y a su tamaño original.

Durango vol. 1

En este primer volumen de Durango, vemos como Yves Swolfs cimenta al personaje, a algún secundario que será recurrente a futuro, pero sobre todo nos muestra ese Salvaje Oeste que combina el viejo western francobelga capitaneado por el Blueberry de Charlier y Giraud con el spaghetti western de Leone o Corbucci. En este Oeste, los altos valores heroicos no te hacen sobrevivir, los cadáveres forman parte de lo cotidiano y la nobleza ha muerto. También veremos por aquí todos esos tics del género, que no por afectados o impostados, definen menos lo que entendemos por western y más concretamente comic western francobelga: los diálogos posados, las interjecciones en inglés, los planos de miradas a lo Leone, los deus ex machina

No obstante, y pese a participar de este ligero acartonamiento fruto de la época y el código en el que se inscribe (si nos pusiéramos a enumerar las trampas de otras categorías como los superhéroes, por ejemplo, llenariamos páginas), Durango gana en soltura, complejidad y autonomía con cada capítulo. Swolfs va desligándose gráfica y narrativamente poco a poco de la alargada sombra de Giraud, a la vez que su argumentos se complican e introducen, conspiraciones políticas, un giro a lo detectivesco, se establecen los primeros atisbos de una galería de personajes secundarios y descubrimos que en este “género” tiene también cabida el género negro, que no dista en exceso de la decadencia que caracteriza al spaghetti western.

Sea lo que sea eso del western, Durango lo es. Más allá de los sombreros, los revólveres y los caballos, cuando Durango se aleja hacia el horizonte con el sol crepuscular en su frente y los cadáveres a su espalda, de algún modo que desafía las definiciones, el western se siente.