Todo lo que se cuenta en este libro es verdad. Lo abrirá. Pensará que lo que acaba de leer es mentira. Correrá a Internet a comprobarlo. Verá que es cierto. Exclamará para usted mismo: “madre mía”. Y así. Juntos nos embarcaremos en un viaje por los hechos más bochornosos e insólitos de algunas de las civilizaciones más importantes de la historia, pasaremos una profusa vergüenza ajena viendo las tonterías que hacían y pensaban nuestros antepasados y, probablemente, desearemos una rápida y eficiente extinción masiva de nuestra especie antes de que la cosa vaya a peor. ¡Pero todo ello con chistes! Porque, con humor, la miseria humana entra mejor. ¡Y hay historia para rato!

¿Quién dice que no se aprende nada leyendo tebeos? El cómic: el cine de los pobres; el hermano pequeño y retrasado del libro; aquello para lo que hemos inventado el término “novela gráfica”. Pues bien, en verdad os digo que con este tebeo se aprende más que con una balda entera de novelas best-sellers. Y te ríes más también. No en vano su autor, Julio A. Serrano, también conocido como Don Julio, se ha empollado abundante material histórico con el fin de sacarle toda la punta posible y desgranar su humor negro cada semana en las páginas de la revista El Jueves. Páginas que ahora recopila la editorial Fandogamia para nuestro regocijo y refocile. Ya os dije que leyendo tebeos se aprende mucho.

De los límites del humor, los de El Jueves saben mucho, pero se comportan como si no supieran nada, lo cual les honra sobremanera. Julio Serrano ya se las vio con la Comunidad Judía de Madrid por unas viñetas tachadas de antisemitas, escándalo que llegó hasta las páginas del Jerusalem Post (y que si tenéis interés por el tema podéis leer en castellano aquí, y el manifiesto de apoyo al autor aquí), y seguro que alguno se sentirá ofendido por cualquier cosa que pueda encontrar en este tomo recopilatorio. Y es que en este mundo infectado de pielfinismo no escasean los ofendiditos que pondrán el grito en el cielo ante cualquier cosa que pueda herir su delicada sensibilidad. Pero esto a Don Julio le transpira el pene: la Historia es la que es, y a quien no le guste, que coja un DeLorean y la cambie. Porque la historia está plagada de curiosidades que dan tanto juego que algunas viñetas prácticamente se escriben solas, lo cual no resta méritos al autor, dado que gran parte del éxito de estas páginas recaen en la mala baba con la que éste recrea hechos, costumbres o curiosidades de la historia. El antiguo Egipto, los samuráis, Al-Andalus o los variados ritos de transición a la madurez que aún se practican en algunos lugares del mundo “sin civilizar” son desgranados con la misma cantidad de humor negro que de fidelidad a la realidad. Nada aquí es inventado, por extraño o salvaje que parezca. Es lo que tiene el ser humano, que a lo largo de varios milenios de evolución ha sido capaz de dejar a su paso una larga lista de bizarradas. ¡La número 7 te sorprenderá!

En capítulos de 2 a 3 páginas, Don Julio da un buen repaso a culturas, personajes históricos y simpáticas tradiciones como las torturas de la Inquisición, la vida de los soldados espartanos y los tercios de Flandes. A cada viñeta le acompaña un cuadro de texto que nos pone en antecedentes y que tiene casi tanta gracia como el gag dibujado. ¿Dónde reside, pues, el mérito del autor? En exprimir toda la información histórica a su disposición en busca de las mejores perlas, las más recónditas y las que mejor se prestan a su vitriólica interpretación. Aunque vamos, si pensáis que Julio Serrano tiene mala leche, esperad a ver cómo se las gastaban los españoles que buscaban El Dorado, los habitantes del Salvaje Oeste o los antiguos Íberos. Lo raro es que la raza humana no se haya extinguido antes.

Si buscáis un cómic divertido, salvaje y con gran cantidad de información y anécdotas históricas, Julio Serrano y Fandogamia tienen el producto idóneo para vosotros. Entre carcajada y carcajada aprenderéis de dónde viene la expresión tirar los tejos, qué significaba en la época medieval quedarse en la estacada o qué era antiguamente un bujarrón (bueno, esto último no ha cambiado mucho). Que a lo mejor ya lo sabéis porque sois muy cultos y leéis mogollón, pero vamos, que vais a pasar un buen rato leyéndolo igualmente. Y si no, las reclamaciones al maestro armero (expresión cuyo origen no se explica en este libro pero que yo ya conozco porque leo tebeos, ea).