Es la hora de las tortas!!!

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Death Note (2017) reseña sin spoilers.

Death Note (2017) poster

Título original: Death Note
Año: 2017
Duración: 101 min.
País: Estados Unidos
Director:Adam Wingard
Guion: Charley Parlapanides, VlasParlapanides, Jeremy Slater, basado en el Manga de TsugumiOhba y TakeshiObata.
Música:Atticus Ross, Leopold Ross
Fotografía: David Tattersall
Intérpretes: Nat Wolff, Keith Stanfield, Margaret Qualley, Shea Whigham, Willem Dafoe,Jason Liles, Paul Nakauchi, Jack Ettlinger, Michael Shamus Wiles, Jessica McLeod,Chris Britton, Matthew Kevin Anderson, David S. Jung, Artin John, Tony Ali, Ash Lee
Productora: Netflix / Lin Pictures / Vertigo Entertainment / Viz Productions
Género: Thriller. Intriga. Fantástico. Sobrenatural. Policíaco. Asesinos en serie. Manga.
Sinopsis: Un día, cuando Light termina las clases, encuentra un cuaderno negro tendido en el suelo, llamado «Death Note», un cuaderno sobrenatural que es capaz de matar personas si se escriben los nombres en él y si el portador visualiza mentalmente la cara de quien quiere asesinar. Nueva adaptación de la famosa serie (y manga) “Death Note” esta vez con actores reales.

Se puede considerar Death Note como uno de los mangas que gozan de mayor popularidad a nivel mundial. Esto es debido a que Tsugumi Ohba, su creador junto al dibujante Takeshi Obata, logró atrapar a millones de lectores de todo el mundo con este thriller psicológico con toques de terror sobrenatural, lleno de intrigas, duelos intelectuales entre los personajes y potentes dilemas morales que ponían a prueba constantemente a los protagonistas. Dicho manga fue publicado en la revista Weekly Shonen Jump entre diciembre de 2003 y mayo de 2006, en una época ya lejana en la que la calidad y la originalidad del producto suponían en gran medida el éxito del mismo.Las páginas de Death Note narraban una historia inteligente, adulta y bien construida, que dio paso, en octubre de 2006, a una fantástica y celebrada serie de anime, considerada por muchos como una de las mejores jamás realizadas dentro del campo de la animación japonesa.

Producida por Nippon Television, Shueisha, D.N. Dreams Partners y Video & Audio Project, animada por Madhouse y dirigida por TesuroAraki, la serie contó con dos temporadas, un total de treinta y siete episodios de veintitrés minutos cada uno, fue editada en España por Selecta Visión y tuvo también su réplica en tres olvidablespelículas japonesasde imagen real, de gran éxito en Japón pese a no destacar precisamente ninguna de ellas por su calidad.

Death Note (2017)

Siguiendo la estela abierta por otras exitosas adaptaciones de cómics de la Marvel,como Daredevil, Jessica Jones o The Defenders, o de video-juegos como Castelvania, con las que Netflix está realizando un gran trabajo, la cadena ha contado para esta nueva adaptación en imagen real de Death Note con la dirección de Adam Wingard, cuyos trabajos más reconocibles son la muy meritoria Tú eres el siguiente (2011), una aproximación a los géneros de slasher y home invasion llena de gore y humor negro y que destilaba cierta frescura y mala leche, su participación en la antología de cortos de terror V/H/S: Viral y su secuela (2012 y 2013), ése magnífico homenaje iconoclasta al cine de acción y terror de los 80 que fue TheGuest (2014), película con cierto halo de culto con la que su Death Note comparte ciertos gustos estéticos y musicales, o la más reciente secuela de La Bruja de Blair (2016).

Con semejante currículum uno podría esperar cierta solvencia a la hora de llevar a cabo esta película y que Wingard lograra facturar un producto que consiguiera satisfacer por igual al gran público y a los fans más acérrimos de la saga, rompiendo la regla no escrita que dice que hay que huir de los remakes americanos de cualquier cosa como alma que lleva el Shinigami.

Para ello lleva a los personajes del manga a un entorno más reconocible por el público yanqui, ambientando esta vez la acción en los USA, y realiza una operación de “whitewashing” en ellos para que cualquier reminiscencia oriental sea mera coincidencia.

Además la trama ha variado ligeramente, pero manteniendo en cierta manera el origen ya conocido por los aficionados: Light Turner, un estudiante brillante, tropieza con un cuaderno sobrenatural que tiene el poder de matar a cualquier persona cuyo nombre escriba en él. Al principio la incredulidad es la primera sensación que se apodera del muchacho, pero tras conocer a su legítimo propietario, un Shinigami o dios de la muerte japonés llamado Ryuk y comprobar su efectividad, Light decide utilizar este poder para eliminar a criminales a los que la justicia no puede hacer frente. Junto con Mia, una animadora del instituto que se enamora del protagonista, deciden acabar con todos los asesinos, terroristas y criminales que campan impunes a sus anchas para lograr un mundo mejor y libre de violencia. Mientras tanto, un misterioso detective llamado L, pondrá todo su gran intelecto al servicio de la caza y captura del nuevo Dios, llamado Kira (asesino en japonés), que está ajusticiando a todos los criminales.

Death Note (2017)

Lo que de entrada choca en esta nueva propuesta es la simplificación extrema con la que se tratan los elementos de la historia original y como el guion esquiva o pasa de puntillas por los conflictos y dilemas morales que se daban en la obra fuente de la historia y que eran uno de los pilares principales de la misma. Esta desvirtuaciónen la profundidad de los contenidos viene a ser ya un mal endémico en este tipo de adaptaciones, sobre todo cuando se adaptan obras japonesas o europeas, en las que se suele apostar por un acercamiento más accesible a la historia original, en aras de llegar a un público más masivo. O al menos así lo creen los responsables de estos proyectos, porque suelen resultar fallidos prácticamente en su inmensa mayoría.

Y es precisamente en ese punto donde radica uno de los grandes errores de concepto del Death Note de Netflix, ya que reduce la profundidad del material en tantos frentes que acaba siendo poco más que un pálido reflejo de lo que en realidad debería ser. En la hora y cuarenta minutos que dura la cinta, el guion trata de esbozar una serie de personajes y situaciones a los que las pinceladas con las que están construidos se muestran del todo insuficientes para dotarlos de la profundidad y de la enjundia necesarias para hacer de la historia algo realmente interesante, que consiga implicar al espectador en la trama que se le plantea.

La película se mueve por terrenos bastante trillados por un montón de sagas de terror para adolescentes americanas y recuerda en bastantes pasajes a clásicos del género como Pesadilla en Elm Street o a otras más actuales, como Destino Final. Y es que todos los tópicos de estas sagas los tenemos aquí: Los adolescentes inmaduros y altamente asesinables, el instituto, las animadoras, el baile… Incluso se permite un pequeño guiño a Don Coscarelli, lo que siempre es gratificante.

Todo ello para ofrecernos una versión tremendamente descafeinada del duelo psicológico que se establecía entre Light y L en el manga y la serie de animación, que pasa aquí de ser un thriller trepidante donde dos personajes terriblemente inteligentes se ponen a prueba mutuamente, desencadenando un enfrentamiento en el que las apuestas no paran de subir a cada movimiento,a convertirse en un drama adolescente con tintes de terror y acción donde una pareja de jóvenes inmaduros juegan a su particular juegomacabro y sobrenatural mientras son perseguidos por un esperpéntico agente de la ley.

Death Note (2017)

El guion está lleno de incoherencias y de inconsistencias, de situaciones forzadas con el propósito de economizar minutos de metraje, provocando en muchos casos situaciones que pueden resultar involuntariamente hilarantes.
La película tiene un ritmo endiablado y resulta bastante entretenida si entras en su juego, si eres capaz de perdonarle la cantidad de fallos y despropósitos que tiene, es frenética y trepidante. Pero es precisamente este ritmo tan acelerado lo que a veces juega en su contra y lo que lastra algunos momentos en los que la trama pide pausa y un poco de desarrollo de los personajes y de sus motivaciones, porque en estas últimas el guion también cojea bastante. Para mi supuso un problema de narrativa, una falta de habilidad para darle a la película un tono y un ritmo adecuado a cada momento, de explicar algunos puntos de la trama que necesitaban un poco más de detalle y profundidad. Todo corre alocadamente hacia un final al que se le ve la intencionalidad en la búsqueda de la secuela.

Otro punto de la película que me ha parecido bastante pobre es la elección del casting, llevándose la palma la pésima elección de Nat Wolff para interpretar el papel de Light, ya que en ningún momento sabe transmitir la inteligencia, rozando en muchos casos la genialidad, y la malicia del Light original. Sobreactúa y no te lo crees en ningún momento y tiene una cara de empanado que es imposible asociar a un personaje tan inteligente y despierto como Light. Además, y esto ya es algo más personal, el hecho de que Wolff me recordase físicamente a cierto youtuber español de éxito tampoco ha ayudado precisamente a que me cayera en gracia este actor (HolyShit!).

Algo mejor está su partenaire femenina, Margaret Qualley, interpretando a Mia Sutton, ya que esta actriz consigue dotar el carácter de Mia de algún matiz que lo convierte en un personaje algo más interesante que el original, menos sumisa y con un carácter mucho más fuerte que el personaje de Misa en el que se basa. De hecho su carácter es tan fuerte que hace parecer un calzonazos a Light durante toda la película, lo que definitivamente me ha parecido un error. Por el contrario, la manera en que está tratada la relación tóxica que tiene con Light me ha parecido un poco más interesante aunque, de nuevo, se pierde fidelidad con el original.

Una de las decisiones de casting que más polvareda han levantado ha sido la elección del actor afro-americano Lakeith Stanfield para interpretar al personaje de L, pero éste cumple de manera notable en el papel, pese a que se ha exagerado bastante el carácter maniático de este personaje, en ocasiones incluso en exceso, lo que da como resultado alguna escena un poco delirante y hasta ridícula.

Posiblemente el mayor acierto de casting ha sido seleccionar a Willen Dafoe como voz de Ryuk, el shinigami, personaje totalmente creado por CGI y que ha contado con la participación del actor Jason Liles para las capturas de movimiento. Este personaje ha perdido bastante el carácter sarcástico del que hace gala en la versión original, pero se torna realmente terrorífico al mantenerse semi-oculto en las sombras en prácticamente la mayoría de sus apariciones lo que, sumado a la voz de Dafoe, consigue poner los pelos de punta al espectador en varios momentos del metraje, su risa maléfica consigue helarte la sangre, literalmente.

Cabe destacar entre los aciertos de la película la calidad del apartado visual con la que Adam Wingarde la ha dotado, muy en la línea de sus trabajos anteriores, con una querencia por una estética de neones ochenteros bastante depurada, sin estridencias, y una fotografía bastante cuidada. Además Wingarde juega de manera inteligente con elementos como la lluvia y el tipo de iluminación antes citado, consiguiendo transmitir una atmósfera agobiante en muchos momentos, o con los juegos de luces y sombras en la animación por CGI de Ryuk, lo que hace que este personaje no cante en ningún momento y esté muy bien integrado con la imagen real, aportándole verosimilitud. Sorprende también que haya optado por resolver las pocas muertes de la película de una manera tan explícita, con un gore que llega a rozar el splatter en varias ocasiones. Personalmente, y dado que un servidor es bastante fan de este género, he echado en falta un poquito más de casquería, pero la poca que hay me ha parecido satisfactoria, incluso me ha sorprendido bastante su inclusión en un tipo de producto de estas características.

El score corre a cargo de Atticus Ross, un habitual junto a Trent Reznor de la filmografía de David Fincher, que aquí cumple sin más, realizando un trabajo no especialmente memorable como en otras ocasiones.

Harina de otro costal son los temas elegidos para la banda sonora, donde conviven una colección de temazos de synth-pop y soft rock ochenteros con otros más actuales pero con reminiscencias a esa década, que cumplen además funciones narrativas y sirven para reforzar ideas concretas mostradas en las imágenes, derivando en algunos momentosen una cierta estética video-clipera.

En definitiva, nos hallamos ante una película que resulta bastante entretenida para el espectador ocasional que busque un producto ligero y trepidante aunque poco consistente, pero que resultará bastante fallida e insatisfactoria para el conocedor de la obra original, ya que el poderío conceptual, el duelo de dialéctica inteligente e intenso entre los protagonistas y el mensaje subyacente en esa historia se ha perdido por el camino. Y es una lástima.

Lo mejor: La fotografía, la estética y la banda sonora. La voz de WillemDafoe como shinigami en la versión original. El gore de algunas de las muertes.

Lo peor: Que los americanos huyan de los mínimos de complejidad argumental de los originales cuando realizan adaptaciones de productos japoneses. Que hayan sido tan cutres de incluir tomas falsas en los créditos finales (sic). Que el protagonista sea tan mal actor y encima se parezca a El Rubius… Perdonad, pero si no lo digo reviento y no quiero ponerlo todo perdido…