Alain Ayroles es un autor que, aunque lleva casi quince años presente en el mercado español, no ha cobrado especial relevancia hasta la llegada del éxito de crítica y público El Buscón en las Indias. Pero antes de la secuela de la obra de Quevedo ya habíamos podido leer sus trabajos Siete misioneros (2008), Diario de un no muerto (2016), o su primera obra publicada en castellano allá por 2006, De Capa y Colmillos, que ahora reedita Norma en formato integral aprovechando el tirón de los premios recibidos por las nuevas andanzas de Don Pablos en las Américas.
De Capa y Colmillos es una serie de doce tomos, publicada originalmente por Delcourt entre 1995 y 2016, que arranca con una extraña fusión de géneros entre la capa y espada más tradicional y las aventuras de animales antropomórficos. Los protagonistas de la historia son un lobo, Don Lope de Villalobos y Sangrín, hidalgo español, y un zorro, Armand Raynal de Maupertuis, un espadachín poeta francés. Pero no son animales en un mundo de animales, a lo película de Disney: casi todos los personajes son humanos. Bueno, también nos encontraremos con un encantador conejito llamado Eusebio en las galeras, pero… Al principio, esta mezcla resulta extraña, hasta que entras en su juego y ya todo te da igual.
La historia que Ayroles y Masbou nos cuentan arranca como un folletín de aventuras clásico. Cénile Spilorcio, un acaudalado armador veneciano, encarga a nuestros protagonistas que rescaten a su hijo Andreo, que ha sido secuestrado por una galera turca. Pero eso sólo es el principio, porque los autores no tienen complejos en contarnos la historia más entretenida que se les pueda ocurrir y no tienen el más mínimo problema en tocar todos los palos que se les pongan por delante.
Así, la historia de espadachines del principio se convierte en una aventura de búsqueda de un tesoro, toca el género de piratas, pasea por la mitología clásica, tiene momentos de fábula moralista, de romance, de historia bíblica, de fantasía sin complejos… y cuando llegamos al final de este primer integral que abarca la primera mitad de la serie, nos damos cuenta de que estamos metidos de lleno en una historia de ciencia ficción steampunk. ¿Alguien da más?
De la misma forma que los autores saltan de un género a otro sin descanso pero ofreciendo un resultado extrañamente coherente, el ritmo de la obra es endiabladamente trepidante. No deja descansar al lector ni un segundo, y cada escena es un nuevo alto, un más difícil todavía. Quizás conseguir entrar en el principio de la historia no sea del todo fácil, pero una vez te atrapa, te deja sin respiración y con la boca abierta hasta que cierras el tomo.
Y si hay alabanzas para Ayroles, también hay que detenerse en el trabajo de Masbou. Con un estilo con un toque cartoon, firma unas páginas preciosas con un nivel de detalle que en ocasiones es una delicia pararse a contemplar. Si bien es cierto que al principio de este integral su narrativa no es precisamente ágil -el primer tomo de De Capa y Colmillos es su primer trabajo profesional como dibujante-, según avanza la serie va mejorando en ese aspecto, además de tener un acabado mucho más pulido.
De Capa y Colmillos es una de las historias más imaginativas que nos hemos encontrado en los últimos tiempos. La mezcla de estilos y de temáticas puede llegar a parecer un tanto desquiciada, pero aún no resultando aparentemente coherente, una vez queda plasmada sobre el papel, funciona. Es un masivo volumen a tamaño europeo de más de doscientas cincuenta páginas que una vez consigue que el lector entre en el juego que plantea ya no le suelta. ¿Algún pero? Sí, uno muy claro. ¿Cuánto queda hasta que llegue el segundo integral y podamos leer la conclusión de esta historia?
