Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Black Magick 1: El despertar

Black Magick 1: El despertar
Guion
Greg Rucka.
Dibujo
Nicola Scott.
Tinta
Nicola Scott.
Color
Chiara Arena.
Formato
Rústica, 136 págs, B/N con efectos de color.
Precio
17€.
Editorial
Norma Editorial. 2019.
Edición original
Black Magick #1-5 (Image).

Hablar de Greg Rucka nos trae a la mente de primeras dos características de sus obras: género policíaco y personajes femeninos interesantes. Sí, ha hecho todo tipo de géneros, pero sus historias más memorables tienen ese toque policíaco/espionaje: Whiteout, Gotham Central, Queen & Country… La segunda de las características es aún menos discutible, puesto que rara es su obra que no esté protagonizada o tenga uno de sus personajes principales a una mujer, y no solo eso, sino que destaca especialmente por hacer personajes muy fuertes y que se sobreponen a todo tipo de adversidades. Leyendo este Black Magick 1: El despertar que edita Norma, no vamos a encontrar que haya cambiado en exceso la fórmula… ni falta que le hace. Rucka se acompaña en esta ocasión de la australiana Nicola Scott, con quien ya coincidiera en Wonder Woman, para contar la historia de una policía de Porstmouth (Inglaterra) que además… es bruja.


La obra abre con un rito de unas brujas en el bosque que se ve interrumpido por una llamada de teléfono a Rowan Black, nuestra protagonista, que es detective de policía, y es requerida por un secuestrador. El caso del secuestrador y un cadáver que aparece un poco más tarde, hacen pensar que alguien quiere hacer daño a Black. Todo apunta hacia los Aira, una organización que caza desde hace siglos a las brujas, pero el caso no es tan sencillo, y seguirán apareciendo detalles que lo compliquen cada vez más.

El trabajo de Rucka es fabuloso en esta obra, al menos en estos primeros cinco números. Se nota el oficio del guionista, por la sutileza con la que presenta los detalles y con los que nos va situando, sin necesidad de hacer escenas obvias o de incluir diálogos sobreexplicativos. Rucka abre con esa escena del ritual de las brujas y en apenas cinco páginas ya nos ha presentado a la protagonista dándonos la información que necesitamos. En cuanto ya sabemos que es una bruja, hubiera sido muy fácil dejarse llevar por la tentación de estar incluyendo pequeños guiños en forma de hechizos o maldiciones de la protagonista que estuvieran recordando continuamente su naturaleza, pero Rucka no lo hace. Recurre a la magia solo cuando es necesario, y presenta a una detective que hace su trabajo de policía, sin necesidad de acortar camino con la magia salvo cuando no quede más remedio.

Sí me ha llamado la atención la ambientación de la obra. Hay muchas historias de brujería en Inglaterra, y Europa en general es un terreno interesante para ambientar, no solo los grupos de brujas, sino también el resto de organizaciones que investiga, rastrea y da caza a las brujas. Sin embargo, hasta en eso es sutil Rucka, que no deja constancia apenas del sitio donde está ambientado, y la historia podría transcurrir sin ningún problema en EE.UU. Ahí influye también el trabajo de Scott, que sí aporta algunos detalles como ese bar donde se reúnen los policías, que es el típico pub inglés, y en el que están viendo partidos de fútbol, aunque luego no repara en que los coches en Inglaterra tienen el volante a la derecha, y los coloca al otro lado. Como curiosidad, precisamente relacionada con Portsmouth y brujería, hubo esta noticia hace un año. ¿Habrá leído la espiritista que solicita el indulto de Duncan Black Magick? ¿Conocerá Rucka el caso de la «bruja» que intentaba localizar a marineros perdidos en dicha localidad?


Otro detalle interesante es la relación de Black con sus compañeros, especialmente con su pareja profesional, Morgan, creando una tensión sexual entre ambos, pero colocando el obstáculo de que él está casado y esperando un hijo, y ella no deja de recordárselo cada vez que surge el más mínimo juego entre ambos. Igualmente, muestra muy bien cómo Black es capaz de mantener separadas sus facetas como policía y como bruja, sin que nadie pueda sospechar nada de ella.

En cuanto al dibujo, me encanta el trabajo de Nicola Scott. Es un dibujo muy detallado, con un contorno bien delimitado, de trazo grueso, y los detalles de las figuras son mucho más sutiles, con sombreados suaves y rostros correctamente diferenciados. Scott expresa muchísimo, sin necesidad de explicarlo en el texto, con las miradas de los personajes, o algunos gestos. Es tan sutil como Rucka en ese aspecto, enriquece la experiencia dejando trabajo al lector, y no dándoselo todo hecho. La obra está presentada en tonos sepias, dejando la impresión de que es una obra en blanco y negro, pero precisamente es uno de los recursos que utilizan, pues los efectos de la magia son a color, así como algunos efectos de rotulación. Me parece una manera muy inteligente de presentarlo, pues el tono sepia aporta ese toque de noir que tan bien le sienta a la historia, pero a la hora de llegar a escenas más sobrenaturales llega esa explosión de color que sorprende.


En definitiva, Black Magick 1: El despertar.

Un cómic muy recomendable, con una historia que mezcla los géneros policíaco y sobrenatural. Muy bien escrita, con un guión sólido y unos personajes tridimensionales con muchos matices, y un dibujo maravilloso, que además cuenta con unos efectos de coloreado bastante originales e impactantes. Me cuesta mucho entender cómo ha tardado esta serie cuatro años en llegar a España, puesto que lo tiene todo para ser una de las favoritas del público, y tiene una temática que puede resultar atractiva incluso a los menos aficionados al cómic. Serie muy recomendable, no dejéis de echarle un vistazo.

Lo mejor: Lo bien escrita y dibujada que está. No corre, sin hacerse lenta.

Lo peor: Creo que la ambientación europea está algo desaprovechada, al menos de momento.