Los últimos acontecimientos sobre el Joker dentro de New 52 han llevado a plantear si es un ser que no puede morir, quizá era todo un ardid, uno más de los muchos engaños de este malvado personaje pero hay algo cierto y es que siempre vuelve. Da igual las veces que parezca vencido, que lo encierren o que contemplemos el final de su vida, jamás es cierto y siempre logra regresar para seguir causando estragos.

Quizá la explicación es otra, puede ser que sea algo más complejo y los que estén al tanto de que va a suceder en Rebirth sabréis de qué hablo (y el que no prefiero ahorrarle spoilers), pero sea de la forma que fuera lo que está claro es que entre él y el murciélago hay una enemistad que ha pasado a convertirse en puro odio. Al final, como bien explicó Alan Moore en La broma asesina lo que sucederá es que uno de los dos terminará matando al otro, no quedará otra.

Los enfrentamientos se suceden y son muchos los cómics que se han adentrado en esta dualidad, algunos de forma genial como el citado, Amor Loco o el imprescindible Joker: Abogado del diablo son ejemplos de ello, pero en ocasiones lo que se pierde de vista es cómo empezó todo. Sí, se suceden reseteos y vueltas de tuerca pero siempre hace falta volver a los orígenes, a la quintaesencialidad más pura para poder encontrar nuestro lugar en el momento presente.

El auténtico hombre que ríe.

Batman: El hombre que ríe recoge el título de la película de 1928 protagonizada por Conrad Veidt, un filme siempre referenciado ya que el aspecto del villano tiene muchas deudas con el suyo, y es en este tomo publicado por ECC Ediciones en el que el guionista Ed Brubaker intenta dar respuesta a un buen número de preguntas que vienen desde 1940 en Batman 1, primera aparición del payaso que en parte se recrea aquí.

Cuestiones desde cómo surge el Joker, qué quiere, cómo empiezan a enfrentarse, qué piensa Batman en un primer momento, todas estas y más son planteadas y si acaso lo único que se logra es que por el camino surjan unas cuantas más. No es una historia al uso aunque todos los tópicos habituales estén presentes, pero se va más allá planteando una auténtica labor de vivisección de ambos personajes al igual que de una ciudad (Gotham) que está viendo como de delincuentes normales sus noches empiezan a poblarse de criaturas extrañas que son imposibles de controlar.

Un relato de tintes muy oscuros que se sirve de los trazos realistas de Doug Mahnke y del color de David Baron para crear el ambiente necesario para esta historia que, un gran detalle, en todo momento sucede de noche. Durante el día hay lugar para la felicidad, para la ilusión y para la esperanza pero cuando llega el atardecer el mal empieza a campar a sus anchas, en la sombra nadie puede ver qué haces y es el perfecto campo de juegos para un bufón y un murciélago.

Batman: El hombre que ríe no es apto para lectores que estén empezando, quizá se encuentren con más de lo que buscan, pero para los veteranos, los que conocen bien a los personajes, los que saben realmente qué se cuece, para ellos va a ser toda una delicia.

¿Quién es el Joker? ¿Qué quiere? ¿Qué pretende? Todo y nada. No importa. Es el Joker, solo eso cuenta.