Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Batman Day 2017: Pensando en Batman

Seguimos con las celebraciones del Batman Day. Unos cuantos miembros de la plantilla tortera nos hemos dedicado a mirar hacia dentro y dedicarle unos pensamientos al Señor de la Noche. Vamos con ello.

batman day

Este año, Harley Quinn se ha colado en la celebración. Resulta que la Dra. Quinzel cumple 25 años….

Alain Villacorta

Fue antes de los tebeos, antes incluso de saber leer siquiera. Fijaos si fue pronto que ni recuerdo que edad tenía. Es un recuerdo tan difuso que pese a tener aún tele en blanco y negro, yo recuerdo que lo veía en color. Ahora en perspectiva supongo que sería la serie del 77 y juraría que la vi a principios de los 80 y en euskera en ETB. Batman eta Robin, bikote ausarta se llamaban, aunque puede que esté mezclando recuerdos… No me acuerdo de ningún capítulo concreto más allá de imágenes de Batman y Robin atizando a los malos.

La verdad es que es un recuerdo con mucha más carga emocional que de memoria real y son esos los que realmente terminan por marcar. Quién sabe si mi enfermedad con los tebeos viene de ahí o no. También me encantaban los dibujos de Spiderman, pero ahora es bonito suponer que fueron los de Batman los que me llevaron a mi afición. Al fin y al cabo es lo bonito de este tipo de recuerdos; aunque me digan que los veía en blanco y negro y haya pruebas fehacientes, la única realidad que persiste está en mi cabeza y esa es en color.

Alejandro Martínez

Yo voy a centrarme en el Dark Knight Returns.

Como suele pasar con gran parte de las obras adultas del comic ochentero que me cogieron con los 10-15 años, cuando las leí por primera vez… no lo entendí y me agobió por su narrativa asfixiante (recuerdo que esas páginas de noticiarios con viñetas múltiples pequeñitas me daban claustrofobia…). Cuando lo releí con algo más de edad, fue redescubrir la obra, paladearla, disfrutarla y ver cómo cogían al personaje del que había leído tantas historias y le dieran un aspecto completamente nuevo. Y fijaos que os digo eso después de haber leído historias del Batman oscuro que nació a raíz del trabajo de Miller… Pero para mí, el Batman del DKR solo se encuentra ahí. Todo lo que han intentado hacer en esa misma línea me parece un Batman de Hacendado, incluso el que ha intentado hacer el propio Miller posteriormente. Pero a los que nos ha enganchado ese Batman canalla, veterano, y de vuelta de todo no vamos a olvidarlo jamás, y siempre lo llevaremos en nuestro corazoncito. Por eso es una obra atemporal e inmortal, que nunca pasa de moda. Por mucho tiempo que pase, sigue siendo diferente, sigue enganchando al lector y sigue poniendote de su parte. Aunque sea un paranóico, aunque esté por encima de todo… O tal vez, precisamente por eso, sea tan atractivo. ¡Feliz Batman Day a todos!

Enrique Acebes

Soy lector de cómics de superhéroes por culpa de Batman.

A ver, el cómic ha estado en mi vida desde pequeño. Siempre ha habido un Don Miki alrededor a los dos o tres años, un Mortadelo cuando tenía seis o siete o un Patrulla X cuando tenía diez o doce. Pero eran lecturas ocasionales. A finales de 1989, Batman entró en mi vida. Fui al cine, a los Multicines Iviasa de Móstoles, a ver la película de Tim Burton con los amigos con los que jugaba a rol por entonces. Aunque con el tiempo he acabado encontrándole más fallos que aciertos, en aquel momento la película me encantó. Pero uno de nosotros salió un tanto decepcionado. Cuando le pregunté por qué me dijo que el Batman de los tebeos molaba mucho más que aquella película tan tontorrona.

¿Cómo que tontorrona? ¡Ese Joker era increíble!

Y entonces mi amigo me dijo que para increíble el de La Broma Asesina. Fuimos a su casa y me dejó el prestigio de Zinco, junto con otro tomo para cuando lo terminara, algo llamado El Regreso Del Señor De La Noche. Al día siguiente, me leí los dos de una sentada, y cuando los terminé bajé al quiosco de la Vieja y me compré mi primer tebeo como coleccionista de superhéroes, el primer número de Leyendas de Batman. Y casi treinta años después, aquí sigo.

Por culpa de Batman.

 

Iratxe

Hay arquetipos que apelan a tu subconsciente más profundo.

Por eso hay personajes que entran en tu vida como un tifón y lo recolocan todo a su paso.

Por que laten en una frecuencia que se sintoniza contigo.

Batman, más que al arquetipo de superhéroe responde al arquetipo de héroe clásico con grandes, grandísimas dosis del héroe trágico aristotélico. Es una combinación letal. Su esencia es mi arquetipo y me da casi igual lo que hagan con él, encaja en mi subconsciente como un guante. Tal vez sea su inteligencia desmesurada, tal vez sea su pizca de locura, tal vez su fuerza de voluntad, tal vez su fragilidad.

Es para mí la definición de héroe. Que lo es sin necesitar serlo, por altruismo, pero también porque no puede no serlo, porque lo necesita tanto como respirar, por egoísmo.

Porque es humano, no tiene nada más allá de su necesidad de ser quien es, y ahí está, sosteniéndole la mirada a los dioses.

Batman es quien todos querríamos ser, quien jamás desearíamos tener que ser, quien sabemos imposible y aun así quien querríamos que estuviese ahí para nosotros. Un mundo sin Batman sería un mundo peor.

No sé cuando conocí a Batman. Podría decir que lleva toda la vida ahí. En su hueco, con los demás. Porque Batman es también todos mis otros héroes, es un poco Sherlock Holmes, es un poco La Pimpinela Escarlata, es un poco Ulises, un poco Robin Hood, un poco Montecristo…

Ah! Y tiene a Catwoman. Y a Alfred. Y a los Robin. Y la Bati-Vaca. No nos olvidemos.

Jaime G. Rueda

Tenía un año cuando el Joker nos sacó la única foto que conservo; dos primaveras cuando se estrenó la primera película de Tim Burton; tan sólo cuatro cuando se empezó a emitir la serie animada; ni siquiera había nacido cuando Frank Miller dio a luz el DK. Como la ropa que pasa del hermano mayor al pequeño, y esto es aplicable a gran parte de personajes que han construido mi imaginario a lo largo de los años, lo siento como algo heredado. Eso no impide que el murciélago tenga una buena plaza de garaje y un despacho con vistas en mi palacio de cristal.

Adoro el episodio en que Moore pudo menear al personaje e hizo explotar nuestras cabezas con un simple charco de agua y un par de sombras en la noche, así como aquel Halloween interminable en el que todo se puso patas arriba en Gotham; por supuesto, la fuerza con que Miller agarró a Wayne por una solapa un tanto andrajosa ya por el paso de los años, demostrando que ambos se necesitaban mutuamente como el comer.

Un montón de capítulos inolvidables, pero para mí el justiciero enmascarado de la Ciudad Gótica siempre será el de Bruce Timm; el de la serie animada; el de la pintada que rezaba: «H. corazón J.»; el de la estridencia conjugando a la perfección con el neo-noir y aquella intro intensa… de melodía inolvidable.

Lamastelle

Cuando leo El Regreso del Señor de la Noche no busco a Batman.

Cuando cojo el volumen de la estantería, normalmente es a Robin a quién busco. A esa chica que cae bajo el embrujo de la Leyenda, del Héroe. A esa chica salvada en un oscuro callejón en una noche lluviosa… por un hombre de tres metros y medio. Ah, Carrie, en ese callejón todo cambió esa noche. Como otra noche, en otro callejón.

Cuando leí esta historia por primera vez, fue en una biblioteca. Una edición destrozada por el uso descuidado de muchas manos.

Y allí estaba, una historia narrada a través de viñetas que parecían televisores.

Y ese criminal enyesado que tiene derechos. Tantos, que a veces alguien los cuenta para desesperarse un poco.

Y esa mujer que no suplicó cuando le embargaron el coche o le anularon el seguro, pero que suplica por una caja de pinturas de diez pavos. De su hijo.

Y ahí está ese dios entre hombres. Vencido, derrotado, condenado a morir. Y pidiendo ayuda como cualquier soldado… llamando a su madre en medio de la guerra.

Y esa ciudad sin energía, donde un chico rescata a un sacerdote, donde un hombre con un arma saquea, donde un hombre corre buscando a Sarah mientras un niño corre a los brazos de su madre.

No, cuando leo esta obra, no busco a Batman.

Mario Liaño

Una de las primeras experiencias cinematográficas que recuerdo incluye al propio Batman, el de Tim Burton, y a mi sufrida hermana. No tendría ni 10 años cuando me llevó a ver esa película de tipos disfrazados, seguramente más oscura de lo que ella esperaba, pero absolutmente fascinante para mi joven mente. La ambientación gótica, el trasfondo desquiciado y de locura y la música de Danny Elfman construyeron, a grandes rasgos, la imagen de mi Batman personal (supongo que todos tenemos la nuestra).
No obstante, esas sensaciones primigenias cristalizan en algo más meditado y consciente en la serie de animación de Bruce Timm. La misma música y similar ambientación, pero mayor gusto por los detalles y el buen hacer en los guiones. Cada tarde un nuevo capítulo, al principio a la espera del de los X-Men, después de forma absolutamente prioritaria.
Con el tiempo vendrían los tebeos y las grandes obras del personaje, pero no hay duda de que mi Batman surgió en primer lugar de lo audiovisual.