Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Batgirl: La Chica Murciélago de Burnside

Si algo funciona, no lo toques.

Pero si no funciona, el “siempre se ha hecho así” es uno de los argumentos más erróneos que puede haber para… para cualquier cosa.

Para mí, Batgirl nunca ha funcionado. Nunca ha habido una historia suya que me haya dicho nada, no me gusta el personaje y no me interesan sus historias. Se me hace extremadamente ñoño e insípido. Sólo me funciona como secundario en las series de Batman, y a ser posible, como damisela en apuros. De hecho, cuando alguien menciona a Batgirl, lo primero que me viene siempre a la cabeza es La Broma Asesina.

A ver, que no estoy diciendo que sea un mal personaje. Sólo digo que a mí no me dice nada. Y mira que lo he intentado. Ni el tomo aquél de Marcos Martín, ni la serie de Cassandra Cain, ni Stephanie Brown, ni nada. Batgirl me ha parecido siempre un concepto soso y fallido.

Y, como siempre, cada vez que digo algo así, llega alguien a recordarme una frase que tengo que repetir periódicamente. No hay personajes malos, hay guionistas que no saben qué hacer con ellos.

¿Quiere decir esto que, de repente, han metido un autor revolucionario en Batgirl y ha hecho una Lección de Anatomía con ella? No, en absoluto. Sí que ha habido un cierto reseteo del personaje, pero sigue siendo la misma Barbara Gordon del mes anterior. Lo que ocurre es que han cambiado el entorno en el que se mueve el personaje y el tono de las historias. Pero la numeración de la colección mensual se mantiene, aunque cierto es que este Batgirl of Burnside, la recopilación en tomo de los números 35 a 40 de la serie, tiene un flamante número 1 en su lomo, dejando claro que es una nueva etapa.

batgirl chica murcielago burnside

No había leído nada de la Batgirl de los Nuevos 52, así que desconozco a qué se dedicaba en su identidad civil previamente. Ahora es una estudiante de doctorado, y para poner un punto y aparte en su vida, geográfico además de argumental, se muda a Burnside, el barrio hipster de Gotham. Un Williamsburg cualquiera, vamos. Ya tenemos entorno, tenemos ocupación… a eso le añadimos nuevos secundarios, como su nueva compañera de piso Frankie (bisexual, afroamericana y discapacitada… ¿se puede ser más políticamente correcta?) o Nadimah Ali, su musulmana ayudante en la investigación de la tesis. Ya tenemos un entorno multirracial, multicultural… ¿qué más nos falta? ¡Ah, sí! Se supone que queríamos hacer un tebeo para los jóvenes… así que marchando divas pop a lo Gaga, selfies, una mezcla entre Instagram y Pinterest, apps de ligoteo, rollos de una noche, borracheras y resacas, un villano transexual… hasta llegar a sonar un poco forzado. Vale que uno de los guionistas, Cameron Stewart, anda cerca de los 40 ya, pero intentar quedar tan molón entre la chavalería suena… no sé, un poco pureta, ¿no?

Dejando esta apreciación de lado, ¿qué tal está el tebeo? ¿vale la pena o no?

Vale la pena MUCHO. Cuando salió lo ignoré, como corresponde con un personaje al que tengo el cariño previamente expuesto. Pero le di una oportunidad por recomendaciones de la jefa, y me alegro mucho de haberlo hecho.

Empezamos por lo visual. Esta Batgirl no es una excusa para lucir curvas. No es el típico personaje femenino hipersexualizado que estamos acostumbrados a ver en el cómic de superhéroes, donde muchas veces lo que nos venden como “una heroína fuerte” es una mujer con el aspecto de una actriz porno que sacude mamporros como un boxeador. Y su nuevo traje de batalla es… eso. De batalla. Funcional. Un mono de cuero, unas botas que te pueden partir la boca de una patada (señores, por favor, los zapatos de tacón en una pelea son RIDÍCULOS), una capa que se puede soltar (más funcional sería ninguna capa en absoluto, pero tampoco queremos que el personaje sea irreconocible…)

batgirl rediseño

Y el estilo gráfico… siendo el primer trabajo profesional en el mundo del cómic de la sureña Babs Tarr, me ha parecido increíble. Con un marcado estilo amerimanga (de hecho, una de las pasiones de la autora parece ser Sailor Moon), su tratamiento de viñeta es impecable. La historia fluye con una naturalidad increíble, no se nota forzada en ningún momento, y se ve movimiento en la página. No parece que los personajes estén posando… salvo cuando lo hacen para hacerse un selfie. Vamos, lo que se ha venido a llamar “narrativa” toda la vida. Ya podrían aprender de ella muchas glorias consagradas (¿alguien ha dicho Jim Lee por ahí al fondo?).

Pero es que la historia no se queda atrás. Siguiendo una estructura al estilo de Doctor Who (la del S.XXI, vamos), nos va contando historias más o menos autoconclusivas con una trama de fondo que va creciendo hasta llegar a un clímax al final del tomo, unificando subargumentos aparentemente no relacionados y desvelando un villano digno de Black Mirror (¿cómo? ¿que no has visto Black Mirror? ¿y a qué estás esperando, criaturita?). Sí señor, claro que sí. Así se planifica una buena historia. Y con esto hemos conseguido que Batgirl haya pasado de ser un personaje al que nunca he hecho ni caso a ser una de las series que voy a seguir fielmente. Al menos, mientras sigan Stewart, Flecher y Tarr al frente.

(Nota final. Documentándome mientras estaba preparando esta reseña, he leído un par de artículos en medios americanos en los que decían que Barbara Gordon fue disparada y violada por el Joker en La Broma Asesina. No sé si es que yo soy más inocente de la cuenta o qué, pero lo de la violación nunca se me había pasado por la cabeza… y convierte al Joker en un personaje mucho más repugnante de lo que ya era. Y hace que la cara de terror de Batgirl en la polémica portada alternativa retirada de hace unos meses sea mucho más justificable de lo que ya me parecía en su día. Otra cosa es que una imagen tan cruda fuera oportuna en un producto enfocado a un público juvenil.)