Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

La batalla de Esquizo

La batalla de Esquizo
Guion
Manuel A. García Iglesias.
Dibujo
Manuel A. García Iglesias.
Formato
Rústica, 88 págs, color.
Precio
15€.
Editorial
Nuevo Nueve. 2019.

Llega a mis manos uno de los primeros títulos publicados por la editorial de reciente aparición, Nuevo Nueve, la penúltima aventura profesional de Ricardo Esteban, todo un clásico del panorama editorial de cómic en nuestro país. El sello comienza apostando por títulos variados, con apuestas seguras como Marsupilami, pero sin descuidar al mercado patrio. Y uno de sus primeros títulos ha sido este La batalla de Esquizo, que le valió a su autor, Manuel Antonio García Iglesias ganar ex-aequo el IV Premio Divina Pastora de Novela Gráfica Social. La obra se encuadra dentro de la Medicina Gráfica y compartió el premio con otra de este género en su edición de 2016, Don Barroso, de Zarva Barroso. Si el título de Barroso fuera editado el año pasado por Desfiladero, ahora le toca el turno al otro ganador del premio a cargo de esta nueva editorial.


La batalla de Esquizo
cuenta el día a día de Roberto, un estudiante de arte que sufre de esquizofrenia. A lo largo de la obra, Roberto nos va contando en primera persona sus vivencias diarias, las voces de su cabeza que le advierten contra la mala fe de los que le rodean, la sensación de tristeza y ganas de aislarse, el abandono de su propia higiene para no robarle tiempo a su arte… Su enfermedad le pondrá muchas trabas para acabar la carrera, y solo el apoyo y la medicación pueden ayudarle a conseguir su meta.

Impresiona ver la fuerza con la que debuta en el cómic García Iglesias. El autor se había presentado a concursos en su Asturias natal, y había realizado trabajos teóricos, pero esta se puede considerar su primera novela gráfica extensa. Y digo que impresiona por la madurez que refleja y los recursos tan arriesgados y complejos que emplea, impropios de un autor prácticamente novel. García Iglesias consigue plasmar gráficamente los síntomas de dicha enfermedad, utilizando elementos pictóricos para representar síntomas tan difíciles de explicar como la sensación de despersonalización, el peso que produce la tristeza y la apatía, la distorsión de la realidad y la pérdida de control sobre su cuerpo.

El estilo que emplea es un estilo duro, con un trazo muy grueso, hosco, muy acorde con ese personaje protagonista que se muestra poco social cuando su enfermedad comienza a aflorar. La obra está coloreada prácticamente en dos bitonos, uno marrón más claro y otro más oscuro. Y digo prácticamente porque realmente no se trata de bitonos, hay degradados, efectos de acuarela, que buscan impactar al lector. El marrón más claro, suele estar asociado con la parte más cercana a la enfermedad, mientras que el oscuro, casi gris, suele utilizarse en las escenas cotidianas que muestra la relación con otras personas sin que afloren sentimientos de paranoia.


Pero el color también se utiliza para mostrar capas del personaje. Hay varias escenas que intentan representar la sensación de despersonalización del personaje, en el que vemos cómo tenemos superpuesto el trazo del contorno del personaje pero utilizando solo estos marrones. Igualmente utiliza otros recursos como un descenso del nivel de detalle, brochetazos violentos, manchas de color… para transmitir esa lucha interna del personaje.

El autor se ha inspirado en un conocido muy cercano, y se ha documentado muy bien en la sintomatología, metiéndonos en los zapatos de una persona que tiene la sensación de que todos hablan mal de él, que todos le miran. Para ello utiliza un esquema de puntos conectados por líneas que transmiten muy bien esa percepción de cómo se ve Roberto con respecto al mundo. La historia transcurre de manera algo deslavazada, dando saltos entre secuencias irreales y reales, que nos sitúan en el contexto de cómo es la vida para su protagonista. Como curiosidad, los cuadros que aparecen en el cómic, en los que está trabajando Roberto, son todas reproducciones de la persona en la que se inspira la historia.

El cómic está presentado en un tomo de encuadernación rústica con un papel satinado que resulta algo incómodo de leer porque acumula mucha estática y sus páginas se pegan con suma facilidad. El tomo incluye una introducción a cargo del Jefe de Psiquiatría Hospitalaria del Hospital de Alzira en Valencia y otra a cargo de Álvaro Pons.


En definitiva, una obra muy recomendable, que puede producir una primera impresión de rechazo al echar un vistazo a su dibujo al hojearlo por encima, pero que muestra unas dotes narrativas que me han resultado sorprendentes. Una manera muy gráfica de entender cómo vive día a día una persona con esquizofrenia, y cómo supone vivir inmerso en un continuo clima de desconfianza hacia personas, medicación y todo lo que le rodee. Muy recomendable por su originalidad y la valentía de su autor.

Lo mejor: La experimentación gráfica y la potencia visual de muchos recursos empleados por el autor.

Lo peor: A primera vista es un dibujo tosco y opresivo que, si no sabes qué vas a leer, puede producir rechazo. Entendiendo por qué está utilizado ese estilo, es perfecto.