Es la hora de las tortas!!!

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Balas perdidas 3: Otra gente

Balas perdidas 3: Otra gente
Guion
David Lapham.
Dibujo
David Lapham.
Formato
Rústica con solapas, 260 págs, B/N.
Precio
19,90€.
Editorial
La Cúpula. 2019.
Edición original
Stray Bullets #15-22 (Image/El Capitán).

La Cúpula continúa editando Balas perdidas, con el material remasterizado de la edición de Image Comics en EE.UU. Llegamos a Balas perdidas 3: Otra gente, el tercer tomo que recopila los números 15 a 22, y en los que la obra mantiene esa estructura de enorme collage de personajes que se entrecruzan entre sí pero que, a diferencia de los tomos anteriores, parecen tener una temática muy concreta, todos los personajes que vamos a ver en la obra tienen en común la insatisfacción humana, el deseo de tener lo que no se posee, y la fragilidad de la fidelidad de muchos hombres que desfilan por las páginas de la serie.


Tan solo vamos a recordar de números anteriores a Beth y a Amy. Los demás personajes van a ser nuevos, pero van a seguir esa máxima de la serie en la que sus vidas se entrecruzan en algún momento, llegando a mostrar incluso escenas que completan historias de otros personajes, vista desde la perspectiva de otro. En el caso del primer número del tomo, conoceremos a Ricky Fish, un borrachuzo del que vamos a conocer más gracias a escenas de otros tres números, y ninguno de ellos está protagonizado por él.

Como digo, vamos a conocer un montón de nuevos personajes: Benny y Janet, una pareja que esconde deseos inconfensables por parte de ambos; Roger, un policía aficionado a las fiestas; Amy, una joven camarera que por su mala cabeza acabará como bailarina de streptease; o Hank, un tipo atrapado en una vida en la que jamás toma las riendas.

Probablemente la historia de Hank es la que más me ha perturbado de un tomo que juega mucho a eso. Todas las historias tienen un mismo esquema de personajes atrapados que intentan buscar una salida a sus vidas, y en las que por una cosa u otra… no acaba de salir bien. Pero hay dos historias que cuentan con un factor que busca la empatía con el lector, la de Hank y la de Charlie. Ambas están protagonizadas por personajes corrientes y mundanos que se ven envueltos en la vida peligrosa de las balas perdidas. Bien sea Charlie, que intenta echar una canita al aire, escogiendo a la mujer equivocada, bien sea Hank, que gracias a un accidente se crece y decide empezar a tomar las riendas de su vida. Ambos casos muestran la historia de una persona que intenta salir de su zona de confort, sin el resultado esperado por ellos.


Hemos hablado en anteriores reseñas de la conexión con Pulp Fiction, pero en estos números se me han venido otras referencias a la cabeza, desde las novelas de Agatha Christie del número 18 a esa atmósfera angustiosa en la que hombre y mujer intercambian continuamente los papeles de cazador y presa del número 22, que me recuerdan a esa película que vendría años después llamada Hard Candy. También hay cierto número en el que se nos puede venir la referencia de Los Serrano, pero no diré más nada sobre ello… XD

El número 18 es la rara avis de este tomo. Una historia en el futuro, en el que a la detective privada Amy Racecar le encomiendan investigar un caso de infidelidades que acaba en asesinato. Un número algo desconcertante, en relación al resto, pero que en el fondo gira en torno a ese tema común de las relaciones humanas, y la insatisfacción continua. Junto con el número 20 son los únicos números ambientados en un futuro algo más lejano de la escala temporal predominante, y en la que no vamos a tener la aparición de ninguno de los personajes habituales en el resto de números.

Lapham continúa evolucionando en su dibujo, manteniendo esa rejilla de 4×2 viñetas, y jugando con las masas de negro con gran acierto, y nada gratuitamente. Las sombras y la noche están cuando tiene que estar, no es un recurso recurrente ni fácil. Por poner alguna pega, creo que el número 17 tiene algún bajón gráfico mínimo, en el que algunos rostros se ven algo diferentes o raros. Y decir esto más que ser algo negativo se podría decir que es positivo, porque en una serie como esta, en blanco y negro, el hecho de que una chica como Kathy sea absolutamente reconocible en números posteriores, no es nada fácil. Cada personaje tiene su propio aspecto, y su estructura facial es única.


En definitiva, Balas perdidas 3: Otra gente.

Me habían avisado que en este tomo había un pequeño bajón respecto a previos. Es cierto que aquí pasamos a unos personajes relacionados entre sí, pero que pierden esa conexión con el crimen de números anteriores, no hay un gran jefe mafioso en la sombra como en los otros números, ni toda una red de esbirros que en cualquier momento puedan aparecer y matar a estos personajes que por aquí desfilan. Pero a pesar de todo, no hablaría tanto de bajón, sino de acomodarse y encontrar su sitio: la serie mantiene un nivel muy alto, muy por encima de la media, y que tiene el acierto de girar en torno al tema de la infidelidad, de la debilidad humana y de la insatisfacción crónica por conformarnos con lo que tenemos. Sigue habiendo números prodigiosos que sorprenden y dejan con ganas de seguir adelante. Así que, incluso llegando a aceptar que pueda estar medio escalón por debajo de los dos tomos anteriores, sigue siendo una serie IMPRESCINDIBLE.

Lo mejor: La moraleja y la estructura del número 16. Lo inquietante y tenso que resulta el número 22.

Lo peor: Algunos pueden ver que baja un poco el nivel… pero no lo suficiente como para dejar de adorarla.