Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Aquaman Sub Diego Integral 2 (de 2)

Aquaman Sub Diego Integral 2 (de 2)
Guion
Will Pfeifer, John Ostrander, John Arcudi, Rick Veitch y Marc Guggenheim.
Dibujo
Patrick Gleason, Leonard Kirk, Chris Batista, Rob Haynes, Andy Clarke, Freddie E. Williams II.
Tinta
Christian Alamy, Dave Meikis, Mick Gray, Jay Leistein, Wade Von Grabadger, Andy Clarke.
Color
Nathan Eyring.
Formato
Cartoné, 448 págs, color, 17x26 cm.
Precio
38,50€.
Editorial
ECC Ediciones. 2018.
Edición original
Aquaman vol. 6 #21-39, Secret Files 2003 (DC Comics).

Con este segundo integral de Aquaman Sub Diego, ECC Ediciones completa el volumen 6 de Aquaman con su cabecera como tal, que se vio interrumpido debido al salto un año hacia delante que se dio en todas las series con motivo del evento Crisis Infinita. La verdad es que es todo un acierto recuperar esta etapa porque a lo largo de treinta y nueve números los autores Rick Veitch, Will Pfeifer y John Arcudi (fundamentalmente) supieron llevar al héroe acuático por excelencia por un rumbo francamente interesante. No era nada fácil, venía de una de las etapas más recordadas del personajes a cargo de Peter David al que continuaron nombres de la talla de Dan Abnett, Erik Larsen o Dan Jurgens.

Como vimos en el primer tomo, en este momento nos encontrábamos con una parte de San Diego sumergida y un buen número de sus habitantes con unas agallas adquiridas a través de un suero creado por el Doctor Anton Geist. Abrimos este tomo con los números restantes de Will Pfeifer antes de la llegada de John Arcudi. La serie a estas alturas había adoptado una fórmula de arcos argumentales de dos números, que servían también para poder contar con algún equipo invitado si las fechas se apuraban mucho, como es el caso del arco argumental de John Ostrander y Chris Batista en los números 23 y 24. Eran historias ambientadas en esa San Diego hundida, independientes y autocontenidas, que servían para presentar a enemigos como la Anguila, con poderes de telekinesis acuática; o el Merodeador, un villano que intentaba saquear las armas nucleares de una base naval hundida.


Pfeifer asienta muy bien ese escenario de Sub Diego, pero realmente el que mejor lo explota es Arcudi. A pesar de que una de sus primeras historias tiene un arco siguiendo esa misma fórmula de dos números, el resto de su etapa está formada por una historia río, y cada número va a ir introduciendo detalles acerca de personajes o situaciones que van a dar mucho volumen a toda la situación de la ciudad sumergida. Así, va a explorar asuntos como el tráfico de drogas bajo el agua, el nuevo estatus de personajes que en la superficie tenían mucho peso, la empresa Progene Tech intentando desarrollar técnicas genéticas para conseguir que la gente de la superficie pueda respirar bajo agua, entre otros muchos.

Uno de los mayores aciertos de esta etapa es la cantidad de personajes que introdujeron, y que daban pie a múltiples subtramas que podían ir apareciendo y desapareciendo, sin afectar al curso de la historia, dando la sensación de una historia en continuo movimiento, y con muchas cosas sucediendo a la vez. No eran meras apariciones sin más, todas tenían un papel más adelante. Por ejemplo, Asano, el presidente del Consejo Municipal de Sub Diego, que tendría varios encontronazos con Aquaman; o Esther Maris, la periodista que quería hacer una investigación sobre lo que sucedía bajo el mar, y cuya relación con Aquaman sería cada vez mayor; o el capitán Malrey, policía que se encontraba impotente bajo agua y se prestó a los experimentos de Geist para convertirse en una criatura temible… Y no eran los únicos: Héctor, Risi, Koryak, los Diablos Marinos, Tempest… muchos personajes que iban apareciendo y daban la sensación de que había todo un universo submarino. También aparecerán muchos viejos conocidos, fijos en las aventuras de Orin, como son el Señor del Océano y Manta Negra.


Hacia el final de este tomo, tenemos los números donde se solapaba la serie con las Crisis Infinita. Así, tenemos un número que es un tie-in de Proyecto Omac, y otros tantos que enlazan con El día de la venganza, con el Espectro luchando contra la parte mágica de Atlantis, Tempest y Hagen. Es una pena, porque a raíz de ese fin a la fuerza de la serie y ese salto adelante un año en el tiempo a partir del siguiente número, la trama de Sub Diego quedó un poco en el aire. Supimos algo de sus habitantes y que murieron muchos en la miniserie III Guerra Mundial, pero posteriormente la serie, aunque mantuvo su numeración, cambió la cabecera a Aquaman: La espada de Atlantis, haciéndose cargo de ella Kurt Busiek y Jackson Guice entre otros, y lo que habíamos visto hasta ahora quedó de lado y nadie se molestó en dar muchas más explicaciones.

En el apartado gráfico, seguimos teniendo a Patrick Gleason como autor principal hasta la llegada de Leonard Kirk (Agentes de Atlas, Escuadrón Supremo). Ambos autores presentan estilos muy diferentes: Si Gleason es más hiperbólico y con unos rostros muy característicos y reconocibles, Kirk es bastante más realista. Destaca esa técnica que usa para el sombreado a base de puntos muy pequeñitos, y es cierto que es mucho más vistoso su dibujo, pero a mí Gleason cada día me gusta más, y sus escenas de acción son de lo más dinámico y espectaculares, lo que uno puede esperar en historias como estas.


Por destacar algunos puntos de este tomo más concretos, me gusta mucho cómo desarrollan a un par de personajes: Lorena Sánchez y Anton Geist. La primera comienza como alguien que resulta de ayuda ocasional a Aquaman en los primeros números de este volumen seis de Aquaman, y acaba siendo prácticamente su sidekick. Los guionistas han sabido darle un arco evolutivo interesante y con muchos matices. En cuanto a Geist, ha sido mi personaje favorito de estos dos tomos por esa continua dualidad en la que nunca llegas a saber si realmente es bueno o es malo, y cómo irán apareciendo datos que lo salven o incriminen respecto a la opinión de Aquaman y del propio lector.

También quiero destacar dos arcos que me han resultado muy interesantes, como son el de Retroverso y Beso mortal. El primero es ese único arco en dos números que hizo Arcudi, donde se plantea una inversión de roles con un Orm en el papel de Aquaman y Orin en el de Señor del Océano. Está muy bien desarrollado. El segundo es un arco escrito por Marc Guggenheim, y en él se plantea un caso de asesinato que tendrá que resolver Aquaman con la ayuda de una detective de policía amargada por su papel bajo agua. Es una historia clásica de detectives que sirve de aire fresco a la serie en ese momento.


En definitiva, Aquaman Sub Diego Integral 2 (de 2).

Aquaman siempre ha sido un personaje que nos han vendido como importante, pero con pocas historias que hayan subido al Olimpo de las grandes obras. Si los chistes de The Big Bang Theory sirvieron para denostar al personaje, la película de James Wan ha servido para alentar a las editoriales a recuperar material del personaje. Y hay mucho más material interesante del que no se habla lo suficiente: Las Crónicas de Atlantis, el Aquaman de Peter David… y sin lugar a duda, los números contenidos en estos dos tomos integrales bajo la cabecera Sub Diego merecen entrar sin lugar a duda en dicha categoría. Una etapa muy entretenida, donde se exploran conceptos y se plantean situaciones muy originales y que mantiene el interés en todo momento. Sin baches ni altibajos, son cerca de cuarenta números en los que se puede disfrutar de lo mejor del personaje, y al igual que sucede en ciertas etapas de Wonder Woman, mantiene su historia en un escenario casi completamente aislado del resto del Universo DC, lo cual le da mucha personalidad y lo hace más atractivo.

Lo mejor: Los secundarios y lo bien desarrollados que están. La trama con Esther Maris y cómo muestran ese lado egoísta de Aquaman, sin importar que sea el protagonista. Gleason.

Lo peor: Enturbiar, por motivos editoriales, una trama que funcionaba a las mil maravillas y dejarla sin una resolución a la altura.