Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reflexiones desde Star City: Ganas de reñir.

1185433512090No, no me he vuelto loco y voy a reseñar el famoso sainete de los hermanos Álvarez Quintero. Me voy a referir a las polémicas. Y es que el mundo del cómic vive una corriente reciente de ganas de discutir públicamente, de airear trapos sucios, de buscar bandos para apoyar argumentos, de la necesidad de muchos de contar al resto del mundo lo mezquino y necio que es este o aquel… Y bueno, eso a dosis pequeñas puede incluso entretener, pero cuando se hace un “Aquí hay tomate” o “Sálvame” en el que los tertulianos suelen ser los mismos, las polémicas se tornan casi semanales, distraen la atención de lo que verdaderamente nos importa a muchos que es el medio de la viñeta. Y eso no me gusta. Sólo hay que repasar esta misma sección del blog y puede encontrar ejemplos de a lo que me refiero: Dediqué en su día posts a “La tormenta perfecta”, a “El Artist Alley español”, a “El ECCGate”… Y no huyo de ella, porque procuro estar informado de todo lo que acontece en este mundillo, pero me entristece.

El último ejemplo lo hemos vivido esta semana, a raíz de una crítica de Álvaro Pons al cómic “Culto Charles”, que desencadenó una discusión entre varios miembros del mundillo. Y con poco respeto, que es el problema. La mecha tardó poco en encenderse y en convertirse en una polémica en toda regla que acabó en discusiones personales.

La crítica.

culto-charles-interiorAcepto la crítica. Algo te puede gustar o no, y se es libre de mostrar tu postura respecto a un tema. El problema, bajo mi punto de vista, reside en creer que se está en la posesión absoluta de la verdad y que cualquiera que no piense como tú sea un cretino, un mezquino, un “monguer” o cualquier otro apelativo que se quiera usar. Yo suelo criticar en mi sección y en mis participaciones en podcasts, pero procuro huir de la descalificación directa o personal, porque no juzgo eso, intento juzgar la calidad de una obra o historia. El resto me da igual, y si no me lo da, me lo guardo para mis charlas con los amigos y entornos privados. Por desgracia, no todos piensan así, lo cual respeto, aunque no comparta.

Y aunque no quiero personalizar este artículo en absoluto, seguro que cualquiera de los que esté leyendo esto y esté más o menos al día de las diferentes polémicas que hayan surgido en los últimos meses tiene en mente un nombre propio: David Rubín. El exitoso autor gallego es uno de los que no se corta un pelo a la hora de criticar a compañeros o a determinadas actitudes, y de hecho es uno de los que se vieron envueltos en esta última “polémica”. Excesivo, ácido, incisivo… muchos son los calificativos que se pueden utilizar con el autor. Lo cierto es que, a pesar de ser un tipo que no se oculta en sus comentarios, ni usa dobles morales, en mi opinión, entra demasiado al trapo. Y ataca personalmente a otros autores con bastante frecuencia y beligerancia. Es mi opinión. Por supuesto, que son sus redes sociales y es su elección para poder poner lo que le de la gana. Tampoco soy yo quién para decir lo que deba hacer o no, pero lo cierto es que no me gusta esa actitud.

Lo malo no es que Rubín, autor cuya obra me fascina, sea tan beligerante, lo malo es que ha encontrado un grupo de personas que, cual torneo de Dos Espadas o de Bola de Dragón, se han unido a la causa y así se han formado los bandos pro y anti-Rubín. Uno de sus némesis, Rafael Marín, otro de los envueltos en esta polémica reciente, no suele entrarle al trapo, lo cual hace que se corte cualquier atisbo de polémica. Lo mismo pasó en un par de roces con Carlos Pacheco. Si luego en una convención o a través de mensajes privados se dicen atrocidades, es cosa suya. No es pasto de aficionados al amarillismo.

¿Defensa de criterios o merchandising?

jueves_reyPero cuando se habla de polémica no es un terreno exclusivo del gallego. Para nada. Hay muchos otros autores, bien dados a las refriegas. Y el caso es que en muchas ocasiones he llegado a pensar que este tipo de comportamientos se hacen con la mente bien puesta en el fin. Tenemos otra polémica muy reciente, por ejemplo, que ha tenido resultados muy beneficiosos para sus protagonistas. Me refiero a la polémica de la censura de la revista El jueves. Tal vez me esté metiendo en terrenos farragosos. La supuesta censura a una portada de la revista por parte de sus editores (no como en el caso de la famosa portada con los ex-príncipes en la cama, en la que fue secuestrada por el propio gobierno) ha tenido como resultado el que algunos autores hayan dejado de trabajar voluntariamente en la revista y hayan creado su propia publicación que venden a través de internet. Los resultados económicos han sido muy beneficiosos, al menos en el primer número. Mucha gente ha visto esta polémica como un movimiento de defensa de derechos de expresión. De hecho, ya han anunciado que van a seguir adelante como una publicación periódica y que pretende hacer gala de toda la libertad de expresión posible. Estuve a punto de dedicarle un artículo en su día a esto, pero finalmente pensé que podía provocar malentendidos y que muchos viesen en mis palabras un ataque contra la libertad de expresión. Dios me libre. Yo defiendo la libertad de expresión, aunque también defiendo la libertad de criterios de un editor que decide qué publica y qué no en SU revista. Si los autores hubieran decidido seguir en El jueves y no hubieran alzado su voz contra esa censura, nada habría cambiado. Seguiríamos leyendo sus historias y nada habría pasado. Sin embargo, vimos toda una batalla atacando a la revista, y que por suerte, acabó con una solución respetuosa por ambas partes y pacífica. Y beneficiosa para ambas partes. El problema es que muchos aprovechan estas refriegas para meter cizaña y soltar bilis, y pierden el respeto.

El cómic.

A mí lo que me gusta es el cómic, no me interesa el resto de cosas que pueda pasar a su alrededor si no es para contarme cómo los hacen, o en qué se pueda basar para llevar a cabos unas historias maravillosas. Creo que bien haríamos hablando de cómic, o formar una comunidad unida y que avance en común, ya que bastante minoritaria es ya de por sí como para buscar independentismos en nuestra nación.

Por supuesto, y no me canso de repetirlo, es mi opinión. Tal vez a muchos de vosotros estas polémicas os gusten, o incluso penséis que puede ayudar a dar popularidad a un medio que necesita promoción y popularización. Tal vez estéis en contra de todo o parte de lo que aquí he puesto. Es vuestra opinión y merece el mismo respeto que la mía. Hablando se entiende la gente, insultando, no.