Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Spiderman, de Todd McFarlane

Es una tradición (bastante lógica, por otro lado) que las editoriales de cómic de nuestro país lancen algún tipo de producto aprovechando el tirón del estreno de las películas superheroicas. Ya no son los coleccionables de varias decenas de tomos a bajo precio de los tiempos de Planeta, pero Panini ha aprovechado los tres últimos lanzamientos de películas de Marvel para lanzar el tomo de El Soldado De Invierno, el coleccionable de New X-Men de Grant Morrison y el Spiderman de Todd McFarlane (bueno, y los autores que vinieron después, hasta el número 34 de la serie), decisión esta última un tanto difícil de comprender.

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¿Y por qué digo difícil de comprender? Pues porque, siendo benévolos, son unos tebeos bastante mediocres. ¿En serio no hay otra etapa de Spiderman más interesante que recopilar? En fin, decisiones editoriales aparte, que supongo que el que cobra por ello sabrá por qué lo ha hecho, vamos a sumergirnos en estos tebeos.

Se puede resumir de un modo bastante eficaz lo que nos encontramos en estos tres tomos en que esto es la esencia de los 90. Pero encima unos 90 que han envejecido bastante mal. ¿Peor que, no sé, los X-Force de Liefeld? Sí. Cuesta creer, pero la verdad es que sí. Recientemente me he hecho con unos tomos con los X-Force de Liefeld, Capullo y Daniel y son hasta cierto punto (y con la apertura de miras adecuada) disfrutables. Pero esto… esto es un despropósito.

Algo bueno tendrán, ¿no? La verdad es que si enumeramos sus virtudes, acabamos antes. La telaraña de Spiderman dibujada por McFarlane queda espectacular y los ojos tan grandes en la máscara tienen su punto. Y ya. No, me niego a decir que el dibujo en general está bien… porque no lo está. Es descuidado, desproporcionado, con una narrativa catastrófica y con un horror vacui que no ayuda en absoluto a hacer este engendro más legible.

Tres pies

No es por buscarle tres pies al gato… pero aquí hay dos cabezas y cinco pies.

¿Y el guión? A ver, se suponía que a Todd le molaba la idea del reciente lanzamiento de DC Legends Of The Dark Knight, estructurada en arcos argumentales  de cinco números, con equipos rotativos… y él solito decidió que podía hacer lo mismo. Pero con él guionizando y dibujando y él rotando consigo mismo. Vamos, que se veía capaz de mantener la calidad (y el interés) al guión de Dennis O’Neil, Grant Morrison y Doug Moench y el nivel a los lápices de José Luis García López, Paul Gulacy o incluso Klaus Janson. Y lo siento, pero no.

Lobezno

El uniforme de Lobezno ha cambiado el cinturón por una faja lumbar. Y además, vistas las proporciones, podríamos pensar que es Puck haciéndose pasar por Logan.

Spider-Man es una serie que aburre. Las historias no tienen ni chicha ni pies ni cabeza (y el propio Mc se dio cuenta acortando la siguiente historia a dos números), los personajes son planísimos (memorable esa Mary Jane, cuyo único papel es lucir trapitos y esperar a que vuelva su maridito)… pero hay algo peor. Los diálogos. Oh, tío, qué diálogos. Si esta es la forma de expresarse de McFarlane, hablar con él debe ser, citando a Ford Fairlane, “como hacérselo con un rallador de queso”. No, en serio, un tipo que escribe textos de apoyo como ” Su nombre… ¡Spiderman! Sus poderes… ¡extraordinarios! Su telaraña… ¡práctica!” tendría que hacérselo mirar. Y no volver a acercarse a un procesador de textos en su vida.

Seis dedos

A ver, que sí, que sabía que Spiderman había pasado por una temporada con seis brazos. Pero… ¿seis dedos?

Y se despide el amigo de la serie (y de Marvel) con un crossover con X-Force, haciendo apología del noventerismo sin piedad. Y curiosamente se me hace más agradable (dentro que lo que cabe) el número de Rob que el de Todd.

Tormento, se llama el primer arco argumental de la serie. Toda una declaración de intenciones y una perfecta definición de la experiencia de leer este engendro.