– Coño Mariete, ¿y esa mala cara?
– Me duele el 52.
– ¿Qué?
– Desde hace dos años estoy que no duermo, vivo en un sin vivir, ando estresado, casi no como.
– Tampoco te pases, que te veo muy fondón. Se puede saber qué jojones es eso de que te duele el 52.
– Me duele mi DC. Desde que se rebotó el mandamás y organizó el reboot, estoy que no me lo creo. Tantos cambios en el universo DC y yo tratando de entenderlos, organizarlos para reparar los errores de continuidad.
– Entonces tu mala cara es por unos tebeos de monigotes. Que tienes ya una edad.
– Y por la huelga de los trabajadores de Bollycaos y Donuts. Es lo único que me entra en el estómago últimamente.
– Pues si te digo por dónde te puedes meter el bollo por tamaña tontería. Lo que necesitas es que te dé el aire un poco. Vamos a tomar un Chiriflus.
– ¿Un qué?
– Un Chiriflus, así podemos hablar de cualquier cosa menos la tontada esa del 52. Podemos hablar de libros, películas, contarnos batallitas de juventud, hablar de temas variados. Venga, invito yo.
– ¿Podemos hablar de pelís de Chuck Norris? ¿De Steven Segal?
– Ya veremos. Pero sobre todo podemos hablar de chicas, que sé que te gustan mucho, bribón. Por que te siguen gustando, ¿no?.
– Si llevan mallas de colores y brazaletes dorados más que nada en el mundo.
– No estás bien.
– Menos mal que aún me quedan mis Conan de toda la vida. Historias de fantasía y espada para calmar mis nervios.
– Anda, déjate de tonterías y vamos a tomar un Chiriflus.
– El mío sin hielo, que luego cojo frío y me duele la garganta.