Es la hora de las tortas!!!

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Reseña: Radiografías de una explosión

Hace años, un estudiante de cine, y aun así amigo, me habló de una pregunta que le hicieron a Luis Buñuel, acerca de una escena de una película suya, que se veía a cámara rápida. El entrevistador quería saber si con esa secuencia pretendía reflejar (y tal vez criticar) el ajetreo y las prisas de la sociedad actual. Buñuel respondió que no, que le gustaba cómo quedaba y así la dejó. Algo parecido podría decirnos Alan Moore si leyera algunas de las teorías vertidas en este libro, recopilación de “doce aproximaciones concéntricas a Watchmen”.

Radiografías de una explosión
Varios Autores
Modernito Books
10/06/2013
Colección El convincente john
ISBN: 9788493950262

RADIOG~1

Nunca he sido muy amigo de los libros teóricos sobre arte. Sí he leído (y atesoro) biografías de actores y directores de cine, y de algún autor de cómic, pero cuando algún escritor trata de desgranar la obra de tal o cual autor, buscando interpretaciones ocultas, me rechina un poco.

Curiosamente, poco antes de leer este Radiografías de una explosión, había leído Alan Moore: Storyteller, de Millidge Gary Spencer, la biografía oficial y checklist del de Northampton, de modo que tenía frescas muchas de sus ideas y opiniones. Gracias a esto, pude entender con mayor facilidad muchas de las teorías del libro que ahora nos ocupa, sin tener que acudir a San Google.

No obstante, tal como leía los ensayos, la nariz se me arrugaba, y no por el mal olor, sino porque algunas de las explicaciones dadas se me antojaban cogidas con pinzas, como tratando de buscar tres pies al gato. Yo, que siempre he sido un firme defensor de la Navaja de Ockham, no podía evitar imaginarme a Moore diciendo “nunca lo había pensado así, pero si tú lo dices…” Y es que, pese a los vastos conocimientos literarios, filosóficos y esotéricos de Moore, no podemos olvidar que cuando escribió Watchmen tenía poco más de 30 años, y creo que lo que tenía en mente era simplemente hacer un buen tebeo.

¿Que le salió una obra maestra? Indudablemente. ¿Que se le pueden encontrar mil sentidos ocultos? Y un millón, si nos lo proponemos. Pero que se le puedan encontrar no significa que fueran puestos ahí conscientemente. Ni inconscientemente, qué diablos. Al igual que a las profecías de Nostradamus, a Watchmen se le pueden hacer no doce aproximaciones, sino doce millones. Alguna acertará.

La calidad de los ensayos recogidos en esta recopilación es desigual, no en el fondo, sino en la forma. Sobre las teorías expuestas no voy a opinar, puesto que reconozco humildemente que están escritas por gente que sabe y lee más que yo. Pero sí me permito opinar desde estas líneas sobre cómo están plasmadas en el papel. Un ensayo de estas características no ha de servir para demostrar cuánto se sabe (en ocasiones parece que el ensayo sólo tiene que ver con Watchmen tangencialmente, como si fuera una excusa para que el autor nos epate con sus conocimientos de física, filosofía o literatura), sino para divulgar, o ensalzar, depende de cómo tenga el día el autor, el trabajo de otro autor. Alguno de los autores de “Radiografías…” parece entender que, si hay que hablar de Moore, hay que emplear una elegante prosa y un florido verbo. O prescindir completamente de las mayúsculas porque, hey, soy progre, modernuqui y transgresor(a). En el término medio está la virtud, como bien demuestran otros. Que, curiosamente, son los menos farragosos de leer.

“Radiografías de una explosión” no es un libro para todos los lectores. Está especialmente escrito para un tipo de lector muy concreto: el que ha leído y releído Watchmen, y aún tiene ganas de más. Este libro le puede ayudar a descubrir matices y detalles que habrán pasado desapercibidos anteriormente. Pero cuidado, se corre el peligro de entrar en el bucle de la lectura sucesiva y compulsiva de ambos libros, pues ambos se realimentan. Watchmen y Radiografías, al igual que el alcohol, han de ser consumidos con moderación.