Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

100 pesetas, de Luís Ponce e Inma Almansa.

100 pesetas, de Luís Ponce e Inma Almansa.
Guion
Luís Ponce.
Dibujo
Inma Almansa.
Formato
Tapa dura. Color. 96 páginas. 18x27 cms.
Precio
18,95 euros.
Editorial
Planeta Cómic.. 2018.

Saludos, queridos lectores. Si, hoy me leéis en jueves y no en lunes. Es que los reseñadores de ELHDLT estamos en todas partes, como Hacienda :-). Y hablando de Hacienda y de dinero, hoy reseñamos 100 pesetas.

Estamos ante una pequeña sorpresa. Pensaba encontrarme ante una obra en plan nostalgia, pero tenemos algo diferente. Una obra costumbrista sobre la vida, el pasado, el presente y el futuro.

La historia transcurre en ¿qué más da?  durante ¿a quién le importa? y habla de  alguien que tiene que afrontar cambios en su vida. Y que se encuentra con lo  que pensaba que había dejado atrá spara siempre.

Perdido en mi habitación, sin saber que hacer: se me pasa el tiempo.

A nivel de guión (Luís Ponce) estamos ante una historia costumbrista y realista. Hay dos  escuelas básicas para ambientar este tipo de historias: las que recurren a un pasado aventurero y las que se decantan por una sucesión de momentos puntuales. Esta última es la que ha escogido el autor.

No tendremos aquí grandes aventuras recordadas. No descubriremos crímenes, no salvaremos el mundo.

En nuestro pasado compramos chucherias, cogimos de la mano a una chica (a esa chica), tuvimos un perro (o no lo tuvimos)…

¿Cómo que Lamastelle-san está borracho diciendo que él conoce a estos personajes? No puede estar borracho, derrotó en un duelo de bebida a Marion Ravenwood. Dos veces.

Estamos ante una historia que, aunque muestra tramas y acción, carece realmente de un problema, de un desafio, de un conflicto. Es la descripción de una vida normal, de una historia cotidiana. Una que nos creemos, que podemos haber vivido. O podríamos haberlo hecho.

¿Afecta esto a la historia? Por supuesto, ¿pero para bién o para mal? Para bién. Charlas, conversaciones, pensamientos, recuerdos… ¿Estamos ante una historia de pérdida o de recuperación? ¿Ante una nueva oportunidad o una lamentación por lo perdido? Todo y nada. La historia no se repite, pero se reinventa de forma similar.

Los personajes son reales, creibles. Somos nosotros, nuestros amigos, conocidos, compañeros del colegio. No es nuestra ciudad, pero la reconocemos. Ese no fue nuestro profesor de gimnasia, pero tuvimos uno del que nos acordamos viendo a éste.

La historia transcurre despacio, tranquila, sin prisas, aburrida como la propia vida. Un día es igual a otro, una secuencia de días idénticos… Pero no nos aburrimos viendo cómo transcurre. Así es la vida real; lenta, ignorando nuestras necesidades y deseos.

Si, estoy siendo vago a porpósito con las líneas argumentales. Disfrutémoslas despacio, como un chicle en la boca. Habrá amor, familia, amistad…

Y un perro. Con sus propios chistes a lo largo de la historia. Un perro, ni más ni menos.

A nivel de dibujo (Inma Almansa) tenemos una obra europea, sin llegar a ser muy realista pero sin caer en la simplificación. Personajes reconocibles y creibles. Sin ser caricaturas. Escenas tranquilas y lentas, como la rotura de la cinta de una persiana. Pero también veremos una borrachera a base de colores… como los colores de los chupitos que la causan. Tradición con innovación. Y lo más importante, sin que notemos nada raro en esa narrativa que se usa para contarnos las diferentes tramas que conforman la historia.

Y los detalles, esos detalles… Esas manos que se acerca y alejan, esas miradas que se nos ofrecen, esos recuerdos que aparecen de vez en cuando, comparándose con el presente en el que estamos viviendo…

Quizás los finales de las diferentes historias (subtramas, más que historias) nos dejen con ganas de saber más, de continuar la historia que se nos narra… Pero es un final que aceptamos como lo que es, un punto más en una historia más larga… Un ¡qué lástima! Un ¡vamos allá!

Como la vida misma.

Por cierto, con 100 pesetas se podían comprar 20 chuches. A duro la unidad. Por eso los paquetes de dos caramelos eran los más rentables…

La edición en tapa dura incluye una ilustración diferente a la de la portada.

 ¿Por qué leer 100 pesetas?

Una historia creible y realista. Un dibujo interesante. Un color que no rompe la inmersión en la historia, ¿nuestra historia?

¿Por qué no leer 100 pesetas?

No hay aventuras llenas de acción y emoción.