El pasado mes de febrero Panini Comics reeditó en su formato 100% Marvel HC la mítica obra Warlock: la saga de la Contratierra, cómic que ve la luz por segunda vez esta década, pues en noviembre de 2012 ya pudimos disfrutar de esta sensacional historia, pero en tapa blanda.

El origen de este tebeo, y en particular de su protagonista, es un tanto peculiar. Warlock como tal debutó en los números 66 y 67 de Fantastic Four. En esos tiempos, Stan Lee y Jack Kirby le dieron la identidad de “Él”, un ser sintético creado por la malvada corporación La Colmena para ser un instrumento de caos y destrucción… aunque, por supuesto, “Él” no estará por la labor y se rebelará. Después lo vimos pasar por la cabecera de Thor y de ahí cayó en el ostracismo.

En este volumen de 300 páginas encontraremos los números de Marvel Premiere donde debutó Warlock tal y como lo conocemos ahora, su serie regular The power of Warlock y unos episodios de The Incredible Hulk, cabecera donde finalizó la historia debido a la temprana cancelación de su colección propia (en aquellos tiempos era muy habitual que las tramas saltaran de una colección a otra debido a necesidades e imposiciones del mercado).

Los cómics que nos ocupan fueron publicados en los setenta y son hijos de la gran efervescencia creativa que asolaba Marvel en esa época. Imaginad: los 4 Fantásticos, Los Vengadores, Hulk, La Patrulla X, Spider-Man… todos los grandes personajes fueron creados en la década anterior y en este momento la editorial buscaba expandirse a otros derroteros, temáticas y con nuevos personajes.

Roy Thomas se hizo cargo de la serie y fue muy cuco, porque para que nadie le molestase se sacó de la manga un patio de juegos donde él fuera el único niño con juguetes: La Contratierra, que es un planeta que gira en una órbita casi igual a la Tierra pero al otro lado del sol, habiendo sido creada por El Alto Evolucionador en tan solo siete días y partiendo de un pedrusco espacial. Creó un mundo perfecto, sin mal, sin guerras y sin superhéroes. Esto último es lo verdaderamente interesante pues veremos interactuar a “humanos” corrientes y molientes con un tipo dorado con connotaciones y poderes divinos. Aquí Thomas traslada a Marvel el concepto de las tierras o universos alternativos, un elemento que hasta el momento solo había sido utilizado en DC Comics.

Thomas afirma orgulloso que se inspiró mucho en la obra Jesuchrist Superstar de Andrew Lloyd Webber. Y desde luego las connotaciones religiosas están más que presentes, como por ejemplo: El Alto Evolucionador es el creador de la Contratierra y también de la transformación de Él en Warlock (con gema de la mente incrustada en la frente incluida) por lo que él sería Dios y Warlock, Jesucristo; Warlock llegará a la Contratierra con la intención de salvarla (los motivos por los que debe ser salvada no los vamos a desvelar aquí) y rápidamente se encuentra con cuatro chavales que le seguirán a pies juntillas y tendrán fe en él, ya tenemos a los apóstoles; e incluso habrá escenas totalmente gráficas que emularán a algunos de los momentos más célebres de La Biblia: la crucifixión y la última cena.

Dejo para el final al Hombre Bestia, otro experimento del Alto Evolucionador que salió mal y acabó desertando de su “padre celestial” y convirtiéndose en un trasunto del Diablo. Aquí Roy Thomas planteó algunas cuestiones de lo más interesantes: ¿es posible el bien sin que exista el mal? O por el contrario ¿un mundo donde el mal no está presente es una utopía destinada al fracaso? Desde luego aquí el Hombre Bestia hará muy bien su trabajo y su presencia como instrumento y herramienta para sembrar el caos será muy efectiva.

El escritor y sus sucesores en la serie, Mike Friedrich y Ron Goulart, dotaron al personaje protagonista de una personalidad muy marcada, convirtiéndolo en un héroe a la fuerza, que rechaza ser usado como símbolo y que tratará de vencer por todos los medios al Hombre Bestia y hacer ver a su “padre” que siempre hay esperanza. El guion es denso, quizás abusa de los monólogos interiores, pero a mi me parecen fascinantes y dan a Warlock una gran profundidad, haciéndole reflexionar sobre su papel en los acontecimientos. La trama por lo general es grandilocuente y ominosa, pero muy disfrutable, y tiene ese aroma con sabor a clásico de Marvel Comics.

Como toda la acción transcurre en una Tierra distinta a la establecida por aquel entonces, los autores se permitieron alguna travesura, y así pudimos ver unas versiones muy diferentes de Reed Richards y Victor Von Muerte. Quizás estas versiones alternativas perduraron en la cabeza de Roy Thomas, que años más tarde sería una de las cabezas visibles tras el lanzamiento del primer volumen de What If?

Como hemos comentado al comienzo de la reseña, este volumen esta rematado por tres números de la colección del coloso esmeralda de Gerry Conway (con ayuda de Thomas en uno de ellos) y Herb Trimpe. Solo los menciono porque en ellos vemos como Hulk llega a la Contratierra engañado por Rayo Negro de los Inhumanos, quien lo encierra en un cohete y lo manda al espacio. Años más tarde esto desencadenó Planeta Hulk y World War Hulk. La verdad… me parecía curioso comentarlo.

Finalizamos la reseña alabando el trabajo artístico de Gil Kane, John Buscema, Bob Brown y Herb Trimpe. Cuatro artesanos de Marvel que cumplen con creces en estas páginas pese a estar lejos de sus mejores obras en la editorial. El tomo se completa con algunas páginas que muestran los lápices de los autores y varias ilustraciones promocionales de la época.